Las compañías propietarias de centrales nucleares, como Iberdrola, Naturgy, Endesa y EDP, siguen apostando por la continuidad de la energía nuclear, como se puso en evidencia con la solicitud de renovación por diez años más de la licencia de la central de Trillo (Guadalajara), que expira el 17 de noviembre de 2024. La duda es si este tipo de energía continuará siendo rentable por el empuje de las renovables al que también contribuyen. Mientras, el debate sobre la energía nuclear sigue abierto entre partidarios y detractores.

Pese a que el Gobierno autorizó en julio pasado el desmantelamiento de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), compañías como Iberdrola se han pronunciado a favor de alargar la vida de los reactores si esta actividad resulta económicamente viable. Su presidente, Ignacio Sánchez Galán indicó hace unos días que estaría "más tranquilo" si existiesen unas centrales que, técnicamente, pudieran seguir operando más allá de la fecha límite, si bien "habría que sentarse a hablar de la parte económica". Solo alargarán la vida de los reactores si les resulta económicamente rentable.

El coste de producir un reactor nuclear es de entre 4.000 y 5.000 millones de euros y para poder amortizar esta inversión se necesitan en torno a 30 años, según la Sociedad Nuclear Española (SNE).

El futuro de la energía nuclear en España depende, en buena medida, de la revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), actualmente en fase de consulta pública. Probablemente, no se aprobará hasta mediados del próximo año.

El borrador contempla un cese de explotación "ordenado y escalonado" del parque nuclear entre 2027 y 2035, que será compensado por la "importante penetración" de las renovables con el apoyo de los ciclos combinados, tecnología que utiliza gas para generar electricidad. También prevé que el 40% de la inversión tenga por destino las energías renovables, el 29% para ahorro y eficiencia, el 18% a redes energéticas y un 12% a la electrificación de la economía, que debería alcanzar el 34% en 2030.

El mix energético

La aportación de las centrales nucleares al sistema eléctrico español en 2022 fue del 20,26% y supuso el 31,75% de la energía libre de dióxido de carbono (CO₂), según el informe anual del Foro Nuclear. Además, en el acumulado de este 2023, la nuclear es la segunda tecnología con mayor peso en el mix energético, con el 21,5% del total, solo por detrás de la eólica, que representa el 23,7%, según la estadística de Red Eléctrica.

En declaraciones a la agencia Efe, Alfredo García, experto y divulgador, apunta que "las centrales nucleares podrían mantenerse más allá de la fecha prevista, pero solo si las compañías quieren". Recuerda que las energéticas que explotan este tipo de instalaciones venden a un precio muy por debajo del mercado, siendo el sistema marginalista el que los sube, lo que provoca que no operen a pérdidas.

Pedro Fresco, especialista en mercados energéticos, precisa a Efe que "la energía nuclear no es barata, pero como tiene que estar siempre abierta ofertan al precio mínimo". Tanto es así que, desde 2019, venían operando a un precio medio de unos 45 euros el megavatio hora (MWh).

El Foro Nuclear plantea que, para que las empresas puedan continuar operando en el futuro, se pague su electricidad a unos 60 euros/MWh, pero si se observan las predicciones del operador OMIP, ese precio será superior al del mercado a partir de 2027.

Incremento de las renovables

Si se cumplen las previsiones del PNIEC, en España cada año se genera más energía renovable, equivalente a un reactor y medio de nuclear. Ante este panorama, Fresco considera que, si en los próximos ocho años se cerraran las siete centrales que se encuentran en funcionamiento, esta energía podría ser sustituida por renovable. Sin embargo, no todos los especialistas coinciden en esta apreciación per entender que las renovables aún tienen un punto débil, su almacenamiento.

Fresco añade que, en los próximos años, el país probablemente se abastecerá, en su mayoría, de estas energías limpias, rebajando los costes del sistema una vez se vayan amortizando las inversiones iniciales. Además, cree que si el nivel de renovables sigue aumentando, como muestran las previsiones, la energía nuclear podría generar un efecto tapón, ya que no se puede dejar de producir. Ello provocaría una situación "antieconómica" y un freno a la inversión en renovables.

El gobierno mantiene los planes de desmantelar antes de 2030 cuatro reactores (los dos de Almaraz, Ascó I y Cofrentes) de los siete operativos. El debate entre partidarios y detractores se mantiene a nivel político –con el PSOE y Sumar, a favor del desmantelamiento; y el PP y Vox, que defienden alargar la vida útil– pero también a escala europea –con Francia liderando el frente pronuclear y Alemania, el de las renovables–.