Las energéticas españolas con inversiones en Estados Unidos ya sufren, unas más, otras menos, la ofensiva de Donald Trump, que ha anunciado que apostará por el petróleo y vetará a la eólica terrestre y marina en una ofensiva quijotesca contra las turbinas. También ha mostrado su rechazo a la energía fotovoltaica. Las empresas lo miran con atención para recalcular sus rutas y sus estrategias internacionales. Todas ellas han caído en Bolsa. 

Repsol, que ha caído un 2,40% a lo largo de la semana, Acciona Energía (un 2,77%), y Solaria (un 9,23%) han sido por ahora las que han salido peor paradas en el Ibex-35 tras la primera semana de mandato. Iberdrola se ha dejado un 1,09%, Naturgy ha caído un 1,44%, Endesa un 0,9%. Coincidencia a la baja en un Ibex-35 que, en contraste, ha subido un 0,6% en su quinta semana seguida al alza.

En Iberdrola, aunque cuenta con proyectos de energía eólica terrestre y marina (las más señaladas por Trump, que ha ordenado que no se den más permisos offshore), la confianza está en que el 80% del negocio son redes, un negocio estable y predecible, que con 170.00 kilómetros de líneas eléctricas cuya regulación depende de los estados en mayor parte aporta serenidad a la multinacional.

Trump también ha prometido abandonar los milmillonarios estímulos de Biden a la energía verde y declaró emergencia energética para movilizar los hidrocarburos, fuera de la agenda internacional de la descarbonización y al tiempo que rompía de nuevo la participación estadounidense en los Acuerdos de París por el Clima.  

El peso de Iberdrola en Estados Unidos, donde opera desde hace 20 años, se consolidó el pasado 23 de diciembre con la absorción de su filial norteamericana, Avangrid, de quien compró el 18% de su negocio para tomar el control. Con unos activos de 46.000 millones de dólares, la empresa da luz a 7 millones de personas. 

La amenaza se cierne, en cambio, sobre los proyectos que no están avanzados. Iberdrola ya tiene muy avanzado el parque de eólica marina Vineyard Wind, de 806 MW en aguas de Massachussets, que no debería de tener problemas para ser finalizado. Pero existen cuatro parques más (Kitty Hawks, New England 1 y 2 y Gulf of Maine) en diferentes fases de desarrollo y que suman un total de 7,2 GW de capacidad. Y no parece que, al menos por el momento, sean proyectos que la administración Trump vaya a agilizar o incluso a permitir. 

Repsol, pese a que no solo tiene renovables en Estados Unidos, sino también petróleo, también sufre con Trump, pero por otros motivos. Con más de 20 años en operación en el país, Repsol lo considera clave por sus activos de exploración y producción (en Pensilvania, Golfo de México y Alaska), que con 187.000 bepd representan una tercera parte de la producción de hidrocarburos de la compañía, que espera añadir unos 100.000 bepd más.

En renovables, tiene instalados 2.200 MW y espera ampliarlos de cara a 2027 a entre 2.700 y 3.000 MW, según su actualización del plan estratégico. En ese crecimiento, que no es significativo, sí que podría tener dificultades la energética. Ahora bien, la caída en Bolsa puede tener más que ver con la posibilidad de que Trump aplique sanciones a Repsol en su actividad petrolera en Venezuela que con el anunciado veto a la eólica. 

Acciona Energía compró el pasado mes de noviembre dos parques eólicos en Texas, pero como ya están construidos, no deberían de afectarles las órdenes de Trump. La empresa cuenta con una cartera de 3 GW instalados y no ha anunciado la construcción de ningún nuevo parque desde 2022, con lo que el veto de Trump a la eólica puede cortar las alas a su crecimiento de cara a nuevos proyectos, pero no lastrar grandes inversiones en curso. 

Naturgy, por su parte, entró en Estados Unidos en 2021 con la compra de Hamel Renowables, de energía solar y almacenamiento, con una cartera de 8 GW de solar y 4,6 GW de almacenamiento. La empresa anunció en 2021 que invertiría 1.800 millones de dólares para crecer en la potencia norteamericana hasta 2025, pero la actualización que presentará a finales de mes servirá para ver si mantiene esta apuesta a partir de este año o si mira hacia otros lugares.

Endesa, por su parte, no cuenta con renovables entre sus negocios en Estados Unidos. 

Fuera del Ibex, Grenergy ha remontado y ha cerrado la semana con una subida del 1,34% en el BME Growth. Se consolidó en Estados Unidos en 2022 comprando el 100% de la empresa de energía solar Sofos Harbert, con una cartera de 1,9 GW en el país. Su objetivo de tener allí 5 GW en solar y eólica puede también verse truncado por la orden de Trump. 

Más allá de los efectos directos e inmediatos en los negocios de estas compañías en Estados Unidos, el cambio de rumbo de una potencia mundial puede tener un efecto de contagio con otros países o de asustar al inversor en una tecnología totalmente repudiada por el mandatario republicano después de años de impulso y promoción por ser la única vía a la descarbonización.