El año 2024 empieza en un contexto de moderación sustancial del crecimiento económico internacional del que no quedarán exentas ni España ni Catalunya, aunque algunos expertos apuntan que registrarán una evolución mejor que la dibujada para el conjunto de Europa. El estancamiento no debería coger por sorpresa al tejido empresarial porque en el segundo semestre de 2023 ya se ha evidenciado un frenazo generalizado de la actividad en varios sectores económicos y no solo no se ha desvanecido, sino que todavía se ha complicado más el contexto geopolítico internacional. Un marco de actuación que resucita los peligros constantes para las empresas, como los déficits en competitividad y productividad, la falta de dimensión o los desafíos de la innovación. Todo en un contexto de transformación en que hay que abarcar la transición energética y el cambio climático, nuevas tecnologías como la inteligencia artificial o la gestión del talento.

Se hace difícil determinar por orden de prioridad cuáles son los retos y exigencias que tiene por delante la empresa, porque la diversidad del tejido hace que no haya una receta generalizada y porque, desdichadamente, hay compañías que tienen todavía deberes por hacer en aspectos que se han perpetuado en el tiempo como la innovación, la internacionalización y la colaboración empresarial. No obstante, son del consenso de economistas y patronales los principales retos que la empresa tiene por delante este 2024 y que, a menudo, están entrelazados:

Prepararse para la desaceleración. Las empresas tienen que mejorar la eficiencia de los procesos y focalizar los esfuerzos en proyectos con perspectivas más sólidas. Tendrán que gestionar la incertidumbre que viene por delante, teniendo en cuenta que el estancamiento podría alargarse al 2025, con un escenario de dos años todavía sometidos a las presiones inflacionistas y, por lo tanto, a unos altos costes de las materias primas y salarios altos. Es, pues, todavía una incógnita la evolución de la inflación y los tipos de interés, que junto con el mercado laboral, presionan la demanda. Eso en una situación difícil para los países europeos que han elevado los déficits y a los cuales, previsiblemente, la UE exigirá contención del gasto público. 

Estrategia financiera. La financiación es clave para la evolución de los negocios y las empresas -muchas ya lo han hecho en 2023- tendrán que revisar su endeudamiento, intentando que la prudencia no estropee los proyectos de inversión en un marco competitivo de tipos de interés altos. Eso ligado a que los fondos europeos Next Generation se tendrían que ejecutar durante 2024, y acelerar, porque hasta ahora la ejecución real es poca, cuando se trata de un instrumento de dinamización de la demanda.

Internacionalización. Las empresas verán como Europa, especialmente en Centroeuropa, la demanda se contrae; a la par que a la contra, países asiáticos como la India, China, Vietnam o Singapur, no han desperdiciado los tiempos del lookdown de la pandemia, para potenciar la producción local que se ha hecho un lugar en determinados sectores. Ahora las compañías europeas tienen que aproximarse a las cadenas de abastecimiento, sin embargo, "no es fácil implantarse en los mercados donde se quiere vender porque son inversiones significativas", manifiesta Joan Tristany, director general de Amec. En esta asociación ya se ha detectado en 2023 que hay un aplazamiento o una toma de decisiones más larga a la hora de ejecutar estos proyectos de implantación en el exterior.

Mejorar la innovación y el desarrollo. Las empresas, y en particular las manufactureras, tienen que profundizar en la innovación y el desarrollo de nuevos procesos y productos. Intensificando las alianzas empresariales y la transferencia de conocimiento entre el tejido empresarial y las universidades y centros de investigación. A medio y largo plazo "es esencial potenciar la creatividad y la innovación constante en productos y procesos", recuerda Joan Ramon Rovira, jefe del gabinete de estudios de la Cambra de Comerç de Barcelona. Además, hay que hacerlo con "la plena visión del cambio climático y la sostenibilidad, porque aportará liderazgo a las empresas españolas versus la competencia", añade Joan Tristany, director general de Amec.

Ganar dimensión. Las empresas tienen que fortalecerse, de hecho, "al igual que la innovación, la dimensión es uno de los retos perpetuos de la empresa", destaca Carles Mas, director del área de economía y empresa de Pimec. "Ganar en dimensión y profundizar las economías de escala por la vía de la internacionalización y la especialización flexible" es otro de los retos que Rovira sitúa a medio y largo plazo, y que el economista Josep Reyner, miembro de la comisión de economía catalana del Col·legi d'Economistes de Catalunya, califica de "tema estructural" y aconseja que se fomente la cooperación entre empresas porque "no siempre hay que propiciar una fusión; hay fórmulas intermedias de colaboración en diferentes vertientes que favorecen la competitividad, la innovación, generan importantes economías de escala, dan acceso a financiación...".

Cambio climático. La Unión Europea ha puesto el acelerador en la lucha contra el cambio climático y eso se traslada al tejido empresarial que debe cumplir con muchas más regulaciones que sus competidores internacionales en materia de sostenibilidad. Habrá que buscar cómo sacar provecho de este aspecto que a medio y largo plazo puede incrementar el liderazgo de las firmas europeas. Tienen que ir avanzando en la transición energética, en el ahorro de los recursos naturales -en España especialmente en el consumo del agua-, entre otros. "Es uno de los grandes retos que tiene por delante la empresa porque la legislación es muy compleja y fijada muchas veces con criterios políticos y, por lo tanto, muy diferente no solo por países, sino también por regiones", explica Joan Tristany. El director general de Amec especifica que eso provoca "una fragmentación del mercado interior de la UE" y obliga en las empresas a fabricar un mismo producto de forma diferente con el coste que implica tanto en innovación como en procesos y materiales. "El margen de las empresas es inferior respecto al de otras compañías ubicadas en países donde las exigencias en materia de sostenibilidad no son tan altas y ello les resta competitividad", alerta Carles Mas. Las empresas tendrían que aprovechar los fondos europeos Next Generation "con más intensidad para trabajar estos aspectos, como han hecho para impulsar su digitalización con la solicitud casi masiva del Kit Digital," comenta Josep Reyner, quien advierte que la transición energética es primordial ante el incremento de los costes energéticos.

Gestión del talento. El fomento de la innovación, de la digitalización, la sostenibilidad... son retos que tienen un denominador común: el talento. La gestión de los recursos humanos es una pieza clave en las empresas. Primero por la tipología del personal que precisa incorporar o la formación del existente, pero también porque la estrategia empresarial tiene que responder a unos valores, desde la flexibilidad, a la igualdad y la diversidad, pasando por unas retribuciones justas y una responsabilidad empresarial y de impacto social por encima de todo, con aspectos que valora el trabajador a la hora de escoger un trabajo. En definitiva, "nuevas posiciones, nuevas capacidades y nuevos propósitos económicos y sociales", para "gestionar los equipos en correlación con aquello que pide a la sociedad", asegura Tristany. "Last but not least, a corto, medio y largo plazo, poner la atracción, potenciación y retención del talento en el centro de la visión y la estrategia de la empresa," determina Joan Ramon Rovira.