Juan Luis Durich Esteras (València, 1957) cumple este año treinta años como director general de la cooperativa de supermercados Consum. Durante estas tres décadas al frente de esta empresa valenciana, Durich ha tenido que gestionar su salida del Grupo Eroski en 2004 y ha pilotado la expansión ya en solitario hasta convertirse en uno de los principales actores del sector, con más 830 supermercados, entre propios y franquiciados Charter, repartidos por todo el arco mediterráneo, una facturación anual superior a los 3.400 millones y una plantilla de más de 19.000 socios trabajadores.
En esta entrevista, realizada mediante cuestionario, el director general de Consum avanza que sus ventas de 2022 superarán las previsiones por la inflación, pero el beneficio estará por debajo de los 68 millones que ganó en 2021 por medidas como la decisión de no repercutir en el cliente los casi 30 millones de euros de sobrecoste energético a costa de erosionar sus márgenes. Juan Luis Durich, economista de formación, defiende que la elevada competencia que se da en este sector, especialmente en regiones donde se concentra su presencia como la Comunitat Valenciana o Catalunya, no da margen para subir precios más allá de lo estrictamente necesario para responder al incremento de costes. Además, reivindica que la distribución es un sector en el que se factura mucho pero se gana "muy poco", por lo que rechaza que se les impongan impuestos adicionales por unos inexistentes beneficios "llovidos del cielo".
Como cooperativa de trabajo asociado, su objeto social antepone la creación de empleo estable y de calidad por encima de la obtención de beneficios. Sus trabajadores son a su vez copropietarios de la cooperativa, se implican en la gestión y se reparten los beneficios. Juan Luis Durich, casado y padre de dos hijos, reivindica este modelo que no busca "amasar capital" sino "repartir riqueza" allá donde tiene presencia. De hecho, opina que el hecho de que las empresas basadas en el capital estén replicando algunos de esos valores para 'socializarse’ demuestra que van por el camino correcto.
En los 30 años que lleva al frente de la gestión de Consum ha vivido varias crisis, ¿pero alguna tan compleja como esta?
La cadena alimentaria en España ha mantenido los precios de la alimentación extraordinariamente estables, muy contenidos durante los últimos 20 años. En la crisis de 2008 incluso hubo ligeras bajadas. Hubo una subida en 2007 también por una crisis de materias primas y otra en 2012 por una subida del IVA.
Sin embargo, desde hace ya cerca de dos años estamos viviendo unos incrementos de precios que tienen unas causas objetivas, conocidas y justificadas en circunstancias que la propia cadena no puede controlar porque vienen de fuera: alza en los costes de la energía, de las materias primas, de los carburantes, de los fertilizantes… Es una situación muy compleja, no sabría decir si más o menos grave que las anteriores, pero nos sitúa en un completo escenario de incertidumbre. Lo que está claro es que la distribución alimentaria española no tiene un problema de precios, sigue siendo la más competitiva de Europa, lo que tiene es un problema de costes. De hecho, si observamos los últimos índices publicados, el IPC de la alimentación, aun siendo más alto ahora que el IPC general, se sitúa más de 5 puntos porcentuales por debajo del IPRI (Índice de Precios Industriales), lo que demuestra bien a las claras el tremendo esfuerzo que estamos realizando los distribuidores, asumiendo subidas de coste contra nuestro escaso margen.
¿Cuál sería su receta para resolverla?
No hay una solución mágica. Frente a esa crisis de costes, desde hace prácticamente un año venimos reclamando medidas de contención de costes y medidas fiscales. Una forma muy rápida que permite paliar el incremento de precios es rebajar los impuestos, especialmente al consumo, aunque esta medida es absolutamente coyuntural. La rebaja del IVA a una serie de productos básicos no va a tener un gran impacto porque afecta a muy pocos artículos de la cesta de la compra. Han quedado fuera a carne y el pescado. También reclamamos que se aplique cuanto antes el nuevo sistema de fijación de precios que desagrega el efecto del gas de otras fuentes como la electricidad y que se reconozca al sector como “gran consumidor esencial” para acceder a contratos más flexibles con las eléctricas. Este carácter de esencial permitiría también contar con un marco legal que nos posibilitaría adoptar las medidas comerciales necesarias para garantizar la oferta en situaciones de emergencia de abastecimiento. En esta situación, trabajadores y empresas tenemos que arrimar el hombro y llegar a acuerdos y estos siempre conllevan concesiones por todas las partes. En la actual coyuntura económica creemos que saldrán reforzadas aquellas empresas que tengan una mayor capacidad de adaptación a las necesidades actuales del mercado.
¿La eliminación del IVA de los alimentos básicos es suficiente?
Las medidas del Gobierno van en la dirección correcta pero claramente no son suficientes. La reducción del IVA es lógica para compensar a los consumidores dado que, al contrario que para las empresas, donde es neutro, para el consumidor final el IVA es un mayor precio y está bien dedicar parte de ese exceso de recaudación a que ellos puedan recibir ayuda. No obstante, nos hubiera gustado que esa rebaja llegara antes y se aplicara también a otros productos como la carne y el pescado. El Gobierno debería haber tenido el acierto de suspender la entrada en vigor de impuestos inflacionarios, como el nuevo impuesto al plástico porque España es el único país europeo que lo ha implantado desde el 1 de enero, o de prorrogar la entrada en vigor de obligaciones legales como las derivadas del decreto de envases y embalajes que, lejos de ayudar, incrementan los costes y, por tanto, los precios. Podría haberse esperado a que la inflación fuera mucho más moderada, pero no se ha hecho así, lo que en mi opinión es un error.
¿La eliminación del IVA de productos como la leche o el pan puede quedarse por el camino antes de llegar al consumidor?
No podemos hablar por toda la distribución, pero en Consum velamos porque sí llegue. Conviene no hacer demagogia con un tema tan delicado, pues tenemos productos sobre los que antes de anunciarse la rebaja del IVA habíamos recibido notificación del proveedor de una subida de tarifa a partir del 1 de enero superior a la rebaja del IVA y hemos tenido que soportar esa pérdida de margen. Con un margen neto inferior al 2% es imposible mantener incrementos de costes sin repercutirlos en precio. El hecho de que en un momento determinado un producto pueda subir de precio para el consumidor por encima del que tenía el 31 de diciembre de 2022 no significa en absoluto que estemos aumentando nuestro margen absorbiendo el IVA que no se repercute o el que se repercute a menor tipo (el 5%), sino que el aumento de costes hace que el precio suba. Es fácil de entender si se conoce el sector.
La distribución trabaja con márgenes bajos. ¿Cómo le suena la propuesta para gravar los “beneficios extraordinarios” de los supermercados?
La competencia en la distribución alimentaria es altísima y por ello siempre se intenta subir los precios lo mínimo posible. Mantener precios competitivos es la única manera de no perder mercado, nadie quiere perder clientes. Pensar lo contrario es conocer mal o no querer conocer el funcionamiento de nuestro modelo de distribución. Nosotros nos centramos en la gestión de nuestra empresa y en tratar de que nuestro cliente note lo menos posible el desmesurado incremento de precios, partiendo de la base de que nuestro beneficio neto es apenas del 2%. Aquí objetivamente no hay beneficios extraordinarios ni hay “beneficios llovidos del cielo”, pues un incremento de precios no supone en absoluto un aumento del margen; si sube el precio de venta al público es porque también ha subido el precio de compra del producto. Las empresas de nuestro sector facturan mucho, pero se gana muy poco. Y no se puede gravar la facturación, sino el beneficio neto, so pena de que lo que se pretenda sea algo diferente a una contribución extraordinaria.
Aún así, la ministra Ione Belarra y Podemos insisten en topar el precio de alimentos y en calificar de “capitalista despiadado” a Juan Roig, presidente de Mercadona…
Son palabras muy graves que afectan a todo el sector y que llegan en un momento sensible por la situación económica general y por la presión legislativa que está viviendo ahora mismo la distribución. Somos el sector con más normas legales a cumplir. Y conviene no olvidar que el sector ha sido reconocido como esencial en la pandemia así como estratégico para la recuperación de la economía europea. Se trata de un potente tractor de economía local y generación de empleo y hay detrás muchas familias de trabajadores. Insisto en que es un sector de alta competitividad donde los márgenes son muy ajustados. No se puede demonizar a un sector que es esencial para la economía y menos aún personalizando en un determinado empresario. Además, tampoco conviene olvidar que la Administración no genera riqueza, la distribuye; esa es su obligación, distribuirla bien. Quienes creamos riqueza somos las empresas y los trabajadores, codo con codo.
¿Le convence la manifestación expresa de apoyo al sector de la distribución realizada por la portavoz del Gobierno o cree que el PSOE debería ser más contundente?
No sabría decirle si la respuesta está a la altura de las declaraciones, que no son adecuadas para un ministro de nuestro Gobierno. Y puedo asegurarle que el “enemigo a batir” en este momento no es la Distribución. Este tipo de declaraciones solo sirven para crispar una situación ya de por sí complicada y no aportan ningún tipo de solución. Tenemos que trabajar juntos, pero todos, empresas, trabajadores y Administraciones.
La distribución salió de la covid haciendo frente a una posible guerra de precios y ahora nos hemos encontrado con una espiral de subida de precios, ¿qué debería ocurrir para cortar esa dinámica?
Somos conscientes de lo complicado de la situación de nuestros clientes y somos los más interesados en que se normalice cuanto antes, pero influyen muchos factores que escapan a nuestro control. Estamos olvidando además el coste regulatorio que supone que seamos el sector económico español que más normas legales debe cumplir (trazabilidad, seguridad alimentaria, transporte, conservación, etcétera), lo que se traduce en unos mayores costes soportados que, obviamente, deben ser repercutidos en el precio. Aun a pesar de ello, el precio de un producto no resulta de una aplicación automática de un margen al precio de coste, sino que se tiene en cuenta el precio de la competencia. Por eso la distribución alimentaria es tan competitiva, porque todos los días los competidores nos vigilamos unos a otros.
¿Reflejarán las cuentas de resultados de los grandes distribuidores un aumento de la rentabilidad por ese incremento de precios?
Dependerá de cada caso y de las medidas especiales que se hayan tomado en los últimos meses para paliar los efectos de la crisis. Por nuestra parte, calculamos que durante 2022 hemos tenido un sobrecoste de electricidad muy superior a los 25 millones de euros y este sobrecoste ya lo presupuestamos en nuestro plan de gestión como no repercutible en nuestro margen; no supondrá incremento de precios, sino que irá contra nuestro margen, de forma que tenemos previsto ganar incluso menos que en 2021.
En Consum, como en todo el mercado, nos hemos visto obligados a subir los precios por el incremento de los costes de las materias primas. Durante gran parte de 2021 ese aumento de costes fue asumido por la cooperativa para no trasladarlo al consumidor y también hay que tener en cuenta que la subida no ha sido genérica. Ajustamos todo lo que podemos pero con un margen neto tan pequeño es imposible aguantar durante mucho tiempo sin repercutir costes y, por tanto, subir precios.
No obstante, aunque no será nuestro caso, puede haber distribuidores que puedan ganar más dinero que el año anterior. Seguramente no mucho, pero ese beneficio mayor no vendrá dado por un incremento del margen, sino derivado de unas mayores ventas producidas por la inflación. Es decir, podrá darse el supuesto de que esas mayores ventas, sin aumentar el margen neto, supongan mayores resultados, pero eso no significa, bajo ningún concepto, que se haya ganado más dinero porcentualmente.
¿Considera acertada la manera en la que se está tratando de atajar la inflación? ¿Cree que la actual senda de subida de tipos de interés servirá para enfriar la economía?
Tradicionalmente la inflación se ha frenado con la subida de los tipos. Todavía es pronto para saber si esta receta es válida en el panorama actual. Buena parte de esta situación se debe a la importantísima subida de costes, sobre todo de la energía, que incide en toda la cadena de valor del sector. Todas las medidas que se lleven a cabo para controlar el escenario alcista de los costes de la energía contribuirán a la estabilidad de la situación. Sería deseable un pacto entre todos con un compromiso claro para que nadie intente obtener beneficios de este escenario de incertidumbre. Obviamente, si se suben los tipos de interés, se perjudica a los que necesitan crédito y se beneficia a los que tienen algo de dinero y esperan una rentabilidad, pero lo cierto es que una subida de tipos puede enfriar la economía al disminuir el consumo. No es una solución fácil, pero todos los expertos apuntan a que esa subida puede moderar un poco el alza de precios al disminuir la demanda.
Por su parte, ¿qué medidas de eficiencia está aplicando Consum?
Estamos revisando los gastos y aplicando la mayor contención posible, igual que hacemos con nuestro margen. También estamos revisando los acuerdos que tenemos con los proveedores de energía y suministros para ajustar al máximo. Queremos que la situación repercuta lo mínimo posible en los clientes, pero no vamos a sacrificar la calidad que tenemos y ofrecemos por bajar los precios. Lo que sí estamos haciendo es ofrecer una cesta básica a precios asequibles.
¿Cuánto han subido los precios de Consum el último año?
En 2022 el IPC ha subido un 5,8%, pero no podemos dar cifras concretas de encarecimiento de la cesta porque la subida no ha sido general ni afecta a todas las familias de productos de la misma forma. Hemos trabajado para amortiguar la subida de precios al máximo.
Recientemente han anunciado una subida del 9% en el salario de toda su plantilla, muy por encima del IPC…
El objetivo es mejorar el poder adquisitivo de nuestros trabajadores. Es el aumento más importante que aprobamos en los últimos 15 años en la Cooperativa y se aplica desde la nómina de febrero, dado que nuestro ejercicio va desde el 1 de febrero al 31 de enero del siguiente año. La medida afecta a los más de 19.000 trabajadores de la Cooperativa. Entendemos que es un momento también complicado para los trabajadores y para las familias en general y no queremos que nadie se quede atrás.
Uno de los costes que más están sufriendo fabricantes y distribuidores es el energético, ¿qué medidas está adoptando Consum para compensarlo?
De 2022 tendremos un sobrecoste de electricidad muy superior a los 30 millones de euros y lo hemos previsto como no repercutible en nuestro margen. Sin embargo, a partir de este año ya tenemos en vigor un PPA (acuerdo de compraventa de energía limpia a largo plazo) con Endesa que nos permitirá disponer de un huerto solar en exclusiva para nosotros y eso nos bajará ostensiblemente el coste de la energía eléctrica, aunque cubrirá apenas la mitad de nuestras necesidades. Seguiremos necesitando contratar el resto en el mercado, pero sí supondrá un considerable ahorro.
¿El hecho de ser una cooperativa les ofrece alguna ventaja respecto a otros modelos societarios a la hora de afrontar una situación como la actual?
Hemos demostrado que, en un sector tan competitivo como es la distribución alimentaria, es posible y viable el modelo cooperativo. Nuestra esencia cooperativa sitúa a las personas en el centro de todas nuestras decisiones. Como cooperativa no buscamos amasar capital sino repartir riqueza en todas aquellas zonas donde estamos presentes. Las empresas de economía social, como las cooperativas, debemos estar haciendo las cosas bien, con unos valores que, al parecer, están copiando las empresas basadas en el capital, las de economía tradicional, que se están empezando a ‘socializar’ asumiendo muchos de nuestros valores.
A diferencia de otros operadores, ustedes apuestan por mantener la variedad de marcas de fabricante, ¿le perjudica esta estrategia en un momento en el que la marca de fabricante o marca blanca tiene protagonismo en el carro?
Más que perjudicarnos nos beneficia porque así tenemos oferta para todas las categorías de clientes y cada uno de ellos puede hacerse una cesta de la compra adaptada a sus posibilidades económicas; quien quiere marca de fabricante la tiene porque más del 86% de nuestras referencias son marca de fabricante y, quien quiere un producto con la mejor relación calidad-precio, tiene nuestra marca propia.
Además de un mayor consumo de marca de fabricante, ¿qué otros cambios detectan en la conducta del consumidor para afrontar el alza de precios?
Nuestra marca propia viene registrando incrementos de participación en los últimos meses sobre el total de las ventas, sobre todo a finales de 2021 y todo el pasado 2022. Además de esta tendencia, los consumidores están más volcados en el ahorro. Son compras más conscientes y reflexivas, los clientes comparan más y compran sólo lo que necesitan. Estos cambios se traducen también en un mayor número de compras al mes, pero con tiques más pequeños buscando una mejor distribución y reparto de los gastos.
¿Cómo han cerrado el ejercicio 2022? ¿Se van a cumplir los objetivos de Consum fijados al inicio del ejercicio?
Nuestro ejercicio finaliza el 31 de enero, pero ya podemos asegurar que las ventas se situarán por encima incluso de nuestras previsiones iniciales, aún cuando este incremento no vendrá acompañado de igual incremento en resultados, pues nuestras previsiones son las de obtener menos beneficios que el año anterior.
En su última presentación de resultados aseguró que los planes de crecimiento de Consum se concentran en Catalunya, Aragón y Andalucía, ¿cuáles son esos planes más inmediatos en cuanto a extensión de su red de tiendas?
Las principales regiones en las que estamos son la Comunitat Valenciana, con cerca del 57% de nuestra red, y Catalunya con un 27% de los supermercados, aunque las zonas de expansión, como Andalucía, Murcia o Castilla-La Mancha, cada vez representan un mayor peso sobre el global de la red. En 2022 hemos abierto una docena de tiendas propias, tres de ellas en Catalunya y otras tres, en Andalucía. Son dos áreas de expansión de cara a los próximos ejercicios. En Catalunya queremos aumentar nuestra cuota con mayor presencia en Lleida, Girona y Tarragona. Además, hemos abierto más de 30 nuevas franquicias Charter. Nuestra previsión para este año es continuar creciendo con un modelo de mancha de aceite.
¿Cuántas tiendas tiene actualmente en Catalunya y cuántas prevé tener a corto y medio plazo?
Actualmente tenemos 228 tiendas entre tiendas propias y franquiciadas de Charter. Nuestra presencia es mayor en la provincia de Barcelona y de ahí que el crecimiento se centre ahora en el resto de provincias. Estamos cerrando las previsiones para 2023, que iniciamos el 1 de febrero, y todavía es pronto para dar detalles de las localizaciones.
En el caso de Catalunya, además tienen que competir con operadores locales, ¿es el catalán un mercado más complicado para abrirse hueco?
Sí, es un mercado muy complicado, con mucha competencia, pero también es complicado el mercado valenciano que es sede de tres de las principales cadenas de distribución alimentarias de España. Sabemos que el consumidor catalán es muy exigente, pero confiamos en la calidad de nuestros productos y en la oferta específica y local que tenemos en esa zona. El sector de la distribución en España es de los más avanzados y competitivos de Europa y, como tal, estamos acostumbrados a competir en condiciones muy intensas con otros operadores.
¿Han encontrado ya la manera de hacer rentable la venta online?
Hemos pasado de un 2,1% de peso sobre nuestras ventas totales, teniendo en cuenta toda nuestra área de influencia, a un 3%. Nuestras ventas online suponen el 1,81% del total de nuestras ventas. Sigue siendo un servicio con muchos más costes que la compra en la tienda física, pero hemos mejorado en eficiencia, de modo que nos estamos aproximando a un modelo de negocio más rentable.
Están realizando una importante inversión en logística. Acaban de comprar 400.000 metros cuadrados en Aldaia (Valencia) para un nuevo bloque logístico. ¿Cuál es la inversión prevista y a qué se va a dedicar este centro?
Esos 400.000 metros cuadrados nos dan un pulmón de crecimiento en almacenamiento logístico y espacio suficiente para los próximos años. Estamos pendientes del agente urbanizador y a fecha de hoy tampoco podemos tener una cifra exacta de inversión, pues aún no está definido el proyecto. También estamos trabajando en la ampliación de nuestra plataforma logística en Las Torres de Cotillas (Murcia). Además, estamos buscando emplazamiento para una futura plataforma logística en Andalucía
También han invertido 20 millones de euros en suelo para un nuevo centro logístico en Montcada i Reixac, ¿Qué papel va a jugar en la red?
La nueva plataforma logística en Montcada i Reixac tendrá 97.000 metros cuadrados se construirá sobre una parcela neta de 142.000 metros cuadrados. Dado que no tenemos definido aún el proyecto, no podemos adelantar cuál será la inversión definitiva. Es un proyecto a largo plazo que depende de muchos factores: licencias, permisos, obras… No podemos concretar una fecha.
El 1 de enero ha entrado en vigor el nuevo impuesto al plástico a pesar de que tanto los fabricantes como los distribuidores han pedido al Gobierno que se aplace, ¿cómo afecta esta medida a su empresa?
Es una piedra más en el camino, un coste adicional que debe sumarse a los que ya vemos soportando y que, desgraciadamente, se tendrá que repercutir al consumidor. Los expertos calculan que este nuevo impuesto, que de todos los países de la UE solo ha entrado en vigor en España, supondrá un incremento de un punto porcentual en la inflación, pues se esta gravando este material cuando no existe ahora mismo plástico reciclado suficiente para toda la producción requerida. Es injusto que se grave algo cuando no hay alternativa, pero eso es lo que el Gobierno ha decidido y esa decisión no es inocua, tiene efectos en cuanto que incrementa costes y, probablemente, debería haberse esperado a que disminuyera considerablemente la inflación.
La nueva Ley afecta de manera importante, ya que es de aplicación a muchísimos productos de los que se venden en un supermercado y supone un fuerte incremento de costes, aún pendiente de cuantificar. En Consum venimos trabajando desde hace años en la prevención de residuos con medidas como la promoción de los modelos de producción y de consumo sostenibles y circulares o la reducción en tienda de los residuos alimentarios. De hecho, tenemos el objetivo de reducirlos a la mitad en 2030.
Otra de las leyes con las que trabaja el Gobierno pretende precisamente combatir el desperdicio alimentario, ¿qué implicaciones tiene para el sector de la distribución? ¿Le parecen efectivas?
En Consum tenemos en marcha ya más de 12 años nuestro Programa Profit de Gestión Responsable de Alimentos. Los productos que se retiran de la venta pero están en condiciones de consumo se donan a las entidades sociales que trabajan cerca de una de nuestras tiendas. En el último ejercicio auditado donamos 8.460 toneladas de alimentos a las personas necesitadas. Los alimentos provienen de los supermercados, plataformas y escuelas de frescos, y supusieron un valor de 23,3 millones de euros. Dado que ya llevamos muchos años gestionando las donaciones de alimentos, estamos plenamente adaptados a los requerimientos de la nueva Ley.