La histórica fábrica de productos químicos de Flix (Tarragona) baja este sábado la persiana después de 125 años como principal referente industrial de la Ribera d'Ebre sin que hasta hoy se haya confirmado ninguna alternativa que venga a compensar esta gran pérdida de actividad económica para la comarca. La empresa Ercros justifica el cierre por el fin de los contratos de suministro de ácido clorhídrico y la fabricación exclusiva de fosfato bicálcico para Covestro y Timab Ibérica.

Fundada en 1897 por las firmas alemanas Chemische Fabrik Electron y Elektrizitats AGO, que constituyó la Sociedad Electroquímica de Flix, esta planta fue de las pioneras de Europa a fabricar cloro por electrólisis, llegó a ser el primer complejo estatal de producción de sosa cáustica y el tercero de Europa, y en su mejor época, a principios de los años 60, llegó a dar trabajo además de 1.500 personas.

En los últimos años, a duras penas 50 personas trabajaban en la fábrica, y la finalización a 31 de diciembre de este 2022 de los contratos de suministro de ácido clorhídrico y de fosfato dicàlcic han llevado Ercros a presentar un ERE por cese de la actividad, según fuentes consultadas por Efe. A mediados de diciembre se firmó un acuerdo laboral por el cual finalmente, serán nueve las personas que continuarán en las instalaciones haciendo tareas de vigilancia, mantenimiento y desmantelamiento de las instalaciones. Siete más se acogerán al contrato relevo y otros se marcharán a las fábricas del mismo grupo en Tarragona y Barcelona. El resto recibirá una indemnización de 20 días por año trabajado. Preocupa, sin embargo, el futuro de un centenar de personas de empresas subcontratadas y auxiliares de trabajaban única y exclusivamente para la planta de Ercros.

Con respecto a los terrenos que ocupa la fábrica, unas 20 hectáreas junto al embalse del río Ebro, estas fuentes han indicado que se están valorando diferentes alternativas y que Ercros, junto con el Ayuntamiento de Flix y la Generalitat, están trabajando en la reactivación del polígono industrial. El alcalde Francesc Barbero ha señalado que la marcha de Ercros representará que los planes de reindustrialización y de impulso de la actividad en el sector del polígono químico de Flix cojan otra dimensión. Cuando Ercros cerró la línea de cloro hace cinco años, el Govern puso en marcha un Plan de Reindustrialización para tratar de atraer nuevas empresas al complejo, que de momento, no ha fructificado.

La aparición de esta fábrica a finales del siglo XIX revolucionó por completo la economía local, en una comarca hasta entonces eminentemente rural en la que hacía pocos años que había llegado el ferrocarril, ello comportó cambios de costumbres, laborales y sociales, o de actividades deportivas y de ocio -en 1901 ya se construyó una pista de tenis en Flix-, lo que al fin y al cabo marcaría todo el siglo XX. Entre los productos que fabricaba y comercializaba se encontraban el cloro, la sosa cáustica, el clorato de potasio, el cloruro cálcico y el sulfuro de sodio, y buena parte de la producción se exportaba.

La crisis de 1993 inició un lento declive

Mientras los años 50 y 60 la fábrica vivió tiempos de esplendor, en las últimas décadas el complejo fue perdiendo empleados y líneas de producción, y en 1992 el grupo Ercros, surgido tres años antes de la fusión de la Sociedad Anónima Cross y ERT (Explosivos Río Tinto) y propietarios de la planta, suspendió pagos, con unas deudas de 30.000 millones. La suspensión de pagos se levantó al año siguiente y 1997, con motivo del centenario de la fábrica, Erkimia, filial de Ercros, hizo una importante inversión, de 7.000 millones de pesetas de la época, para inaugurar una planta de cloro. La planta de Flix, que contaba entonces con unos 400 trabajadores, facturaba anualmente unos 12.000 millones de pesetas y generaba todavía el 12% del producto interior bruto de la Ribera d'Ebre.

A partir del cambio de siglo, se desveló con toda su crudeza las toneladas de vertidos contaminantes que la fábrica había ido depositando durante décadas en el lecho del Ebro, unos 700.000 m3 de lodos tóxicos que hubo que extraer, un proceso de descontaminación iniciado en 2012, que ha acarreado un cúmulo de incidencias, que se ha prolongado hasta este mismo año, y que ha sido también uno de los detonantes de su declive final. Ahora, queda una nave de 13.000 metros cuadrados que construyó la sociedad estatal Acuamed para los trabajos de descontaminación del pantano, que se suma al espacio libre para nuevas implantaciones industriales.

En el 2017, la fábrica ya cerró su planta de fabricación de cloro con tecnología de mercurio, en cumplimiento con el establecido en la Directiva de emisiones industriales de 2010 y en la Decisión de la Comisión Europea del 2013, que abogaba para fomentar la transición hacia una economía verde y para desvincular el crecimiento económico de la degradación del medio ambiente. Ercros decidió invertir y reconvertir la planta de Sabiñánigo, en Huesca, donde se hacía la misma producción. Una decisión que los trabajadores que todavía quedan en Flix recuerdan y señalan como una de las causas del declive de la empresa.