El llamado proyecto Géminis, que prevé la escisión de la multinacional energética Naturgy en dos compañías, sigue encallado dos años después de su anuncio y sin perspectivas de ejecución por el momento. Oficialmente, el plan sigue activo, pero el próximo 10 de febrero se cumplirán dos años desde su anuncio. En julio de 2023, el presidente de Naturgy, Francisco Reynés, volvió a defender que la escisión de Naturgy en dos compañías era "factible" y que tenía "sentido industrial", y de hecho el consejo de administración también salió en defensa de la viabilidad del proyecto ese mes, pero por el momento no se ha comunicado ningún avance.
El proyecto Géminis debe llevar a Naturgy a dividirse en dos compañías cotizadas, una centrada en las infraestructuras reguladas (transporte y distribución de energía) y otra en los negocios liberalizados, entre ellos el de renovables. En los últimos tiempos, especialmente en el último año, se había especulado sobre la posibilidad de que algunos de los principales accionistas de Naturgy, como Global Infraestructure Partners (GIP), estuvieran interesados en salir de Naturgy tras formar parte del capital desde 2016, cuando adquirió un 20% de la entonces llamada Gas Natural Fenosa a Criteria y Repsol, informa Efe.
Elección del inversor
Una de las virtudes del proyecto Géminis era precisamente que, una vez culminado, los accionistas de Naturgy tenían la oportunidad de decidir si se mantenían en ambas sociedades o si salían del capital de alguna de ellas. No obstante, el pasado 12 de enero se produjo un movimiento de calado, ya que el mayor fondo del planeta, Blackrock, anunció la compra de GIP por unos 12.500 millones de dólares, con lo que Blackrock es propietario indirecto de un 20,6% de Naturgy —que es el porcentaje actual en posesión de GIP— y además ostenta un 0,92% de Naturgy de forma directa.
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, aseguró en enero que está analizando los detalles de esta operación y recordó que España cuenta con un marco legal que protege los intereses estratégicos de los diferentes sectores económicos del país. En este contexto, Sumar y Podemos han solicitado al Gobierno español que impida a Blackrock hacerse con el 20% de Naturgy. No en vano, Blackrock también cuenta con participaciones financieras en energéticas como Iberdrola, Repsol, Enagás, Redeia y Solaria.
Pendiente de Blackrock
La adquisición de GIP por parte de Blackrock también abre la incógnita acerca de si habrá cambios en el consejo de administración de Naturgy, donde GIP tiene dos representantes. Actualmente, Criteria se mantiene como primer accionista, con un 26,7%; el vehículo Rioja, que aglutina al fondo CVC y a la familia March, ostenta un 20,7% del capital; GIP —ahora en manos de Blackrock—, cuenta con un 20,6%, el fondo australiano IFM ha alcanzado un 15% y la argelina Sonatrach tiene un 4,1%.
Reynés aseguró recientemente que Blackrock "añade estabilidad a las empresas" en declaraciones a Expansión, y que había podido comprobar que existe "alineamiento de intereses y visión de largo plazo" con este inversor. Asimismo, Reynés precisó que "está previsto que la gestión de los activos de infraestructuras siga recayendo en los socios de GIP, ya presentes en el consejo de Naturgy".
Naturgy dio a conocer el proyecto Géminis el 10 de febrero de 2022, apenas unas semanas antes de que estallara la guerra en Ucrania y al mismo tiempo que se encajaba en el consejo al fondo australiano IFM. "Obviamente, no sabía que dos semanas después (de anunciarlo) Rusia invadiría Ucrania", dijo Reynés en enero de 2023, haciendo balance del proyecto. La guerra disparó los precios de la energía y dinamitó por completo el escenario energético, en especial en Europa, que hasta entonces tenía a Rusia como a su principal aliado energético. La invasión rusa de Ucrania llevó a la UE y a sus socios occidentales a aplicar sanciones internacionales y, con esta convulsa coyuntura internacional como telón de fondo, Naturgy optó por guardar el proyecto en un cajón a la espera de tiempos mejores.
Visto bueno del Gobierno español
La hoja de ruta inicial de Naturgy, anunciada en febrero de 2022, era culminar la operación a finales de ese ejercicio. De entrada, Naturgy se propuso revisar a fondo todo el diseño de la operación, luego, definir al detalle los dos perfiles de las dos compañías, incluido el reparto de la deuda, y finalmente pretendía convocar una Junta Extraordinaria en el último trimestre de 2022 para dar luz verde a la escisión. En caso de ponerse en marcha, el proyecto Géminis requeriría de la autorización de Gobierno español, dado que Naturgy es una compañía estratégica para España, por infraestructuras como el gasoducto Medgaz, clave para el país, porque es la puerta de entrada del gas argelino.
De hecho, Naturgy y BlackRock comparten al 50% la sociedad Medina, que tiene el 49% de este gasoducto, mientras que el otro 51% lo controla la argelina Sonatrach, con la que Naturgy sigue negociando la actualización de los precios del gas que recibe de Argelia. La vicepresidenta y ministra para la Transición Energética, Teresa Ribera, dijo en octubre de 2023 que escindir Naturgy en dos no era "lo más aconsejable" y en otra ocasión, un año antes, también tildó esa hipotética partición de no conveniente.
La opa parcial que lanzó IFM sobre el 22,7 % de Naturgy en 2021 —que culminó con un 10,83% del accionariado, un porcentaje menor al que aspiraba, aunque luego lo fue incrementando hasta el 15% actual— ya llevó al Gobierno español a fijar una serie de condiciones a este inversor. Entre estas condiciones, estaban la de apoyar durante 5 años las inversiones de la compañía vinculadas a la transición energética, o bien la de mantener la sede en España y a la mayoría de la plantilla, por lo que ahora está por ver si el Gobierno español fija o no una serie de condiciones similares como consecuencia de la adquisición de GIP por parte de Blackrock. En cualquier caso, 2024 se presenta como un año decisivo para saber si hay opciones de que Géminis salga adelante o bien de que Naturgy dé carpetazo definitivamente al proyecto.