La compañía Estal, perteneciente a la familia Albertí, ha consolidado su expansión internacional con el establecimiento de una filial propia en el Reino Unido, un mercado que tiene un potencial de crecimiento muy importante en el segmento de los destilados. De manera destacada con aquellas marcas que comulgan con la estrategia de Estal: el envase también aporta valor.

La firma de Sant Feliu de Guíxols (Girona) se diferencia desde hace años por la distribución de botellas y envases de vidrio fabricados industrialmente con material 100% reciclado, que se obtiene en las plantas de recogida de los residuos que van a parar a los contenedores urbanos de muchos municipios, explica Jan Garcia, director general de la empresa.

Este es uno de los rasgos diferenciales de esta  empresa catalana que con innovación en los procesos, diseño en los prototipos y mucho valor añadido en productos prácticamente hechos a medida del cliente, ha conseguido solucionar las reticencias que podrían tener las grandes marcas del sector del vino, los destilados, la cosmética, los perfumes para el hogar y la alimentación gourmet de hacer uso de envases que "tienen imperfecciones y posibles variaciones de color".

En el 2021 fue cuando Gerard Albertí Gascons, consejero delegado de la compañía donde su hermano Frederic asume el área de sostenibilidad, decidió hacer estandarte del reciclaje y la sostenibilidad e invertir en la innovación de procesos para fabricar con vidrio de la recogida de residuos urbanos (Post-consumer recycled contento-PSCR), junto con sus proveedores de todo Europa y España. "Actualmente, tenemos un lenguaje empresarial propio, somos un referente en el sector y un compañero de viaje para las marcas que apuestan por la sostenibilidad y la economía circular", explica Jan Garcia.

Por el solo hecho de tener el vidrio reciclado como materia prima, los fabricantes que trabajan para Estal obtienen una reducción de más del 30% en las emisiones de CO₂, porque para fundir y trabajar el vidrio reciclado se necesita un 10% menos de temperatura en los hornos de fabricación, comenta el director general.

Jan Garcia, director general de la empresa Estal
Jan Garcia, director general de la empresa Estal

Diseño y sostenibilidad

Cada colección que se hace tiene su propio ADN en el diseño, la sostenibilidad, la innovación y la empatía hacia sus creadores. "Siempre buscan al socio adecuado que nos ayude a adaptar los diseños más atrevidos en la producción industrializada", teniendo en cuenta que Estal no tiene planta de producción. Dispone de las oficinas centrales a Sant Feliu de Guíxols (GIrona), donde tiene el equipo de I+D y comercial para desarrollar los proyectos, y un espacio de exposición al 22@, en Barcelona.

La vocación internacional está desde los inicios de la compañía, cuando se creó en 1994 después de que varias generaciones de la familia Albertí se hubieran dedicado a la fabricación de tapones y otros productos de corcho y se decidió iniciar la venta y distribución de cápsulas de aluminio y estaño para el sector del vino y se incorporó la distribución de botellas de vidrio.

Actualmente, la facturación de Estal es de 68,5 millones de euros. El 65% de las ventas provienen de la exportación, con filiales en Francia, Italia, la reciente del Reino Unido, y un equipo comercial propio en México. En el resto de mercados, como Japón o Australia, tiene distribuidores, "haciendo una selección compleja porque necesitan un acompañamiento constante de los equipos que tenemos en las oficinas de Sant Feliu". Sus clientes se reparten a tercios entre los elaboradores de vinos, de espirituosos y de artículos de belleza y del hogar.

El envase, valor de marca

Fue al girar del siglo XX, a la primera década de los años 2000 cuando Estal da un giro y, en lugar de comprar las botellas de vidrio que le ofrecían los proveedores, decide desarrollar prototipos y encargar la fabricación de las que serían sus primeras series con diseño propio para terceros, pero también para tener una gama con marca Estal.

Uno de los saltos más importantes para la marca fue el esfuerzo en innovación que, hacia el 2015, se tradujo en el lanzamiento de los envases con doble alto, muy apreciados para los elaboradores de vinos y los perfumistas. "Es un sistema que da más presencia a las botellas, pero que volumétricamente tienen la misma dimensión y capacidad". Después vinieron "las botellas con boca sumiller", que tienen una línea de corte en la embocadura pensada especialmente para otorgar la máxima singularidad a los grandes vinos, a la vez que es una guía para facilitar el corte de la cápsula en el cuello de botella y funciona como barrera antigoteo.

La botella de vidrio de Estal para el brandy Domaine des Hautes Glaces Trieves, de la marca Rémy Cointreau
La botella de vidrio de Estal para el brandy Domaine des Hautes Glaces Trieves, de la marca Rémy Cointreau

Con estos avances se ha ido proyectando Estal internacionalmente, hasta desarrollar proyectos tan icónicos como la botella de vidrio para el brandy Domaine des Hautes Glaces Trieves, de la marca Rémy Cointreau; o la Estrella del Caribe para Ron Legendario, para mencionar los que han implicado más trabajo para ajustar el diseño a la producción industrial. "Ayudar al cliente en sus decisiones es fundamental, pero muchas veces también significa ofrecer soluciones alternativas", explica.

"La asignatura pendiente es seguir aportando valor a los clientes y seguir haciéndolo apostando por la confianza, la innovación, y las tendencias del mercado que quieren mostrar las nuevas marcas", confirma Jan Garcia a quien, orgullosamente, define a Estal como "la empresa del packaging de vidrio más innovadora del mundo".