El director ejecutivo de la marca de ropa Abercrombie & Fitch durante el auge de la firma en los años 1990 y principios de los 2000, Mike Jeffries, se enfrenta a acusaciones de explotación sexual. Una decena de hombres han denunciado que fueron reclutados para eventos sexuales en Nueva York y en hoteles de lujo en todo el mundo, incluidos Londres, París, Venecia y Marrakech, entre otros, que A&F organizó durante meses. 

Una investigación de BBC News ha descubierto una red organizada que utilizó un intermediario para encontrar a hombres jóvenes para los eventos con Jeffries y su socio británico Matthew Smith. En este sentido, ocho víctimas han asegurado que asistieron a estos eventos, algunos de los cuales alegaron que fueron explotados o abusados sexualmente. Los ocho hombres que asistieron a los eventos dijeron que fueron reclutados por un intermediario, a quien han descrito como "al que le faltaba la nariz cubierta con un parche de piel de serpiente". 

Tráfico sexual en Abercrombie & Fitch

Además, dos exfiscales estadounidenses que han revisado documentación y relatos de la cadena británica han reclamado a los fiscales que investiguen si Jeffries y su socio deben enfrentarse a cargos por tráfico sexual. Según la ley de Estados Unidos, el tráfico sexual incluye hacer que un adulto viaje a otro estado o país para tener relaciones sexuales a cambio de dinero mediante el uso de la fuerza, el fraude o la coerción.

Desde la década de los 90 hasta principios de los 2000, Mike Jeffries transformó Abercrombie & Fitch de una empresa tradicional a una multinacional multimillonaria, enfocada especialmente a adolescentes y jóvenes. La firma de moda vendía atractivo sexual con modelos sin camiseta y carteles publicitarios provocativos. En 2014, el directivo Mike Jeffries se apartó de la primera línea tras el desplome de las ventas de la compañía y se fue con un paquete de jubilación valorado en 25 millones de dólares, aproximadamente.

La marca sale de los números rojos

En su primer trimestre fiscal de 2023, que finalizó el 29 de abril, Abercrombie & Fitch se anotó unos beneficios netos atribuidos de 16,6 millones de dólares (15,4 millones de euros), frente a las pérdidas de 16,5 millones de dólares (15,3 millones de euros) del año anterior. Los ingresos, de su lado, se situaron en 836 millones de dólares (774,9 millones de euros), y representan un avance del 2,9% comparado con el volumen de negocio de 812,8 millones de dólares (753,4 millones de euros) del año previo. De estos, el 52,1% los generó la marca Abercrombie, que facturó un 13,5% más interanual, mientras el 47,9% restante los generó Hollister, que redujo sus ingresos en un 6,8%.

Por origen geográfico, el 76% de las ventas procedieron de Estados Unidos; el 16,6% de Europa, Oriente Medio y África; el 3,9% del Asia-Pacífico; mientras otro 3,2% provino de distintos mercados. Además, el 23,9% se obtuvieron por ventas internacionales. En cuanto a los gastos, los costes de ventas, de rentas, distribución, marketing, generales y administrativos se encarecieron un 2,7%, hasta los 800,4 millones de dólares (741,9 millones de euros).

"El año fiscal 2023 ha tenido un buen comienzo por unas ventas netas y margen operativo trimestral por encima de nuestras expectativas", ha señalado el consejero delegado de Abercrombie & Fitch, Fran Horowitz. De cara al presente ejercicio, Horowitz se ha mostrado "cautelosamente optimista" sobre el consumo de los clientes y "nuestra capacidad de reacción en un entorno macroeconómico dinámico". La compañía pronostica un crecimiento de las ventas en la horquilla entre el 2% y el 4%, lo que implica una revisión al alza desde la previsión anterior del 1% y el 3%.