El grupo alimentario Borges, propiedad de la familia Pont, ha vendido el negocio agrícola –las empresas dedicadas al cultivo de almendras, nueces y pistachos– para concentrarse en su core business que es la actividad industrial y comercial. El fondo londinense Natural Capital pagará hasta 80 millones de euros por dos sociedades agrícolas, situadas en Extremadura y Andalucía, y por cuatro en Portugal. Hace tres años ya se vendieron las fincas que cultivaban en California por cerca de 20 millones de dólares. Se trata de una decisión estratégica: abandonar la actividad agrícola (que en los últimos tres años ha supuesto el 0,8% del producto comercializado por el grupo) para potenciar otra de mayor valor añadido como es la industrial.

Al frente de Borges se encuentra David Prats Palomo, con una trayectoria de cerca de 30 años en este grupo del que es consejero delegado y, desde 2020, el primer presidente ajeno a la familia Pont. En la actualidad, la propiedad se la reparten cuatro ramas de este linaje empresarial, representadas en el consejo de administración de Pont Family Holding (la patrimonial de cabecera) por un miembro de la cuarta generación de la familia fundadora: Ramon Pont Pujol, Anna Pont Soriano, Josep Maria Pont Viladomiu y Xavier Pont Martín.

El año pasado conmemoraron el 125 aniversario de Borges con retraso porque, en realidad, se cumplió durante la pandemia. En sus orígenes, era una empresa ligada a la payesía, al comercio de aceitunas y almendras, que con el paso del tiempo se ha convertido en un gigante mundial del aceite y los frutos secos. Su sede social está en Mas Colom, al que ahora llaman Casa Borges, en Tàrrega (Lleida).

Los fundadores

La historia de Borges empieza en 1896, cuando el matrimonio Antoni Pont Pont (1873-1933) y Dolors Creus Casanovas (1881-1954), de Tàrrega, iniciaron la actividad de comprar y vender aceitunas y almendras, unos productos que habían revalorizado la agricultura de aquella época. Con las ganancias, en 1914, compraron una almazara, para evitar la obligación de alquilarla e incrementar la producción de aceite, que elaboraban con aceitunas arbequinas de estas comarcas. En 1920 dieron un paso más, revolucionario en aquellos tiempos: pusieron en marcha la primera descascaradora de almendras de Catalunya. De comerciantes pasaron a pequeños industriales.

En 1925 se incorporaron al negocio sus dos hijos, la segunda generación: Josep y Ramon Pont Creus. El primero se centró más en la actividad comercial y, el segundo, en la producción. Nada más acabar la Guerra Civil, instalaron la primera extractora de aceite de orujo y la primera refinería.

Josep Pont Creus, que falleció en 1987, tuvo un gran protagonismo en el desarrollo de Borges y también del asociacionismo empresarial, sobre todo con el impulso a la Cambra de Comerç de Tàrrega, que llegó a presidir en los años sesenta.

Pasados los años más duros de la posguerra y de la autarquía, en 1957 iniciaron la exportación de parte de la producción de aceite, almendras y avellanas. Eso fue posible desde un nuevo centro de producción que levantaron en Reus. Precisamente, este año se incorporó al negocio el primer representante de la tercera generación, Antoni Pont Amenós (Tàrrega, 1934), al que posteriormente acompañarían sus hermanos Ramon y Josep (hijos de Josep Pont Creus) y su primo Antoni Pont Grau (hijo de Ramon Pont Creus).

Nace la marca Borges

Esta tercera generación fue la que, en los años sesenta, registró la marca Borges con una apuesta por los productos envasados y la internacionalización. Pero no solo exportaban, sino que también importaban nueces desde California y otros productos. En 1967 lanzaron al mercado español una gama entera de frutos secos y desecados.

En la década de los setenta, construyen nuevas instalaciones en Reus –a destacar, la primera extractora continúa de aceites de semillas– y constituyeron nuevas empresas productoras y comercializadoras, también en el exterior. En la década siguiente intensificaron la expansión para tener presencia en Europa –incluso en Rusia–, América del Norte, África y Australia.

Durante esta fase de expansión se produjo la llamada "guerra de la avellana", con protestas de los payeses por las importaciones de esta fruta seca, sobre todo desde Turquía. En este clima de tensión se incendió la planta de Reus (28 de marzo de 1996), la más importante del grupo. Pero la familia Pont decidió levantar una nueva fábrica con las últimas tecnologías. En la actualidad, en Reus se concentran la mayor parte de las líneas de producción, si bien la de aceite se mantiene en Tàrrega.

Antoni Pont Amenós, primero por la derecha, en un acto de la Real Academia de Ciencias Económicas / RACEF

De la tercera generación, los hermanos Ramon Pont Amenós, que falleció en 2019 a los 82 años, y Antoni Pont Amenós, que este año cumplirá los 90, presidieron Borges. Este último ha tenido una destacada actividad institucional: consiguió llevar a Reus la sede de la International Nut and Driet Fruit Council (INC), participó personalmente en la fundación del Instituto de la Empresa Familiar, promovió el Golf Reus Aigüesverds (actualmente, Golf Gaudí) y forma parte de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras (RACEF). En 2006 se le concedió la Creu de Sant Jordi. No pierde ninguna oportunidad de hacer apología de la vida sana con una dieta mediterránea en la que abunden los frutos secos y el aceite de oliva.

Llegada de la cuarta generación

La transición a la cuarta generación de la familia Pont, iniciada en 2008, ha sido más compleja porque está formada por 14 miembros pertenecientes a cuatro ramas (los hijos de los hermanos Antoni, Ramon y Josep Pont Amenós y de su primo Antoni Pont Grau). De estos, ocho llegaron a ocupar posiciones directivas, pero, finalmente, en 2020, se decidió que la familia solo estaría representada en el consejo de administración. Entonces se apostó por la total profesionalización, con David Prats, que es consejero delegado y presidente.

Las cuatro ramas familiares –Pont Pujol, Pont Soriano, Pont Viladomiu y Pont Martín- controlan la patrimonial Pont Family Holding que es la propietaria de la totalidad de las acciones de Borges International Group (BIG). De esta dependen tres grandes sociedades: Borges Agricultural & Industrial Nuts (BAIN) –que es la unidad de negocio de frutos secos y snacks, que desde 2017 cotiza en el mercado continuo–, Borges Branded Foods (BBF) –que integra todas sus comercializadoras de productos envasados, también las internacionales– y Borges Agricultural & Industrial Edible Oils (BAIEO) –para el negocio de aceites y vinagres.

En el último ejercicio del que han difundido resultados (cerrado en mayo de 2023), el grupo Borges facturó 771 millones de euros, un 10% más que los 701,19 millones del mismo periodo anterior. Pero los beneficios se quedaron en 20,12 millones de euros, casi 7 millones menos que un año antes. El 70% de la producción se destina a la exportación. La previsión con la que trabaja la dirección es la superar los 1.000 millones de euros en ventas en 2028. Tienen ocho centros industriales, 13 oficinas internacionales, presencia en 105 países y una plantilla de 1.100 personas.