Francesc Rubiralta Rubió, que fue presidente y consejero delegado de Celsa hasta que pasó a manos de los fondos acreedores, ha liquidado la sociedad Bosian Time, que en 2006 precipitó el cisma familiar que condujo a la escisión del grupo empresarial.

Según las anotaciones del boletín del Registro Mercantil, Bosian Time, de la cual Rubiralta Rubió era el administrador único, se ha liquidado y extinguido. Y según sus últimas cuentas consultables, correspondientes al año 2021, todavía generó un beneficio de más de 417.000 euros en aquel ejercicio, que contrastan con las pérdidas de cerca de 63.000 euros del año anterior. Pero esta sociedad no es relevante por los movimientos económicos, sino que por el hecho de que fue la gota que hizo rebosar el vaso de la discordia entre las dos ramas familiares propietarias de Celsa hace cerca de 20 años.

Francesc Rubiralta Rubió constituyó en 2006 la sociedad Bosian Time para comprar la empresa finlandesa de productos de acero para la construcción Fundia, perteneciente al grupo Rataruuki, por 123 millones de euros. Según las hemerotecas, llevó a cabo esta operación a pesar de que la otra rama familiar, los Rubiralta Giralt (liderados por su padre Josep Maria Rubiralta Vilaseca), se oponían por el elevado endeudamiento que arrastraba Celsa. Aquel mismo año consumaron la separación.

En la década de los sesenta, los hermanos manresanos Francesc (1939-2010) y Josep Maria Rubiralta Vilaseca (1942-2012) fundaron el grupo siderúrgico Celsa y la proveedora de material sanitario Izasa (en la actualidad, Werfen). Pero las diferencias entre los miembros de la segunda generación –los cuatro hermanos Rubiralta Rubió, hijos de Francesc; y los cuatro hermanos Rubiralta Giralt, hijos de Josep Maria– condujeron a la escisión empresarial precisamente después de la operación de Bosian Time con la finlandesa Fundia. Los Rubiralta Rubió se quedaron con Celsa, en un momento en que era la joya de la corona familiar, y los Rubiralta Giralt con Werfen y una compensación económica abonada por los primeros.

La historia de estos primos es conocida. Gracias a Werfen –con una facturación de más 2.100 millones de euros y beneficios de 169 millones en 2023–, los Rubiralta Giralt han escalado posiciones en los rankings de grandes fortunas. En el último del diario El Mundo, 'Ricos 2025,' aparecen en novena posición de España y tercera de Catalunya, sólo superados por los Daurella (Coca-Coca Europacific Partners) y los Puig (Puig Brands), mientras que la rama Rubiralta Rubió ya desapareció de esta lista hace cinco años.

Esta última rama familiar fue la primera accionista de Celsa hasta diciembre de 2023 cuando, a raíz de una sentencia judicial, unos veinte fondos acreedores tomaron el control. Francesc Rubiralta Rubió fue relevado por el tándem formado por Rafael Villasecaantiguo directivo del grupo siderúrgico– y Jordi Cazorla, nombrados por los fondos acreedores.

A finales del año pasado, la nueva Celsa, ahora rebautizada con el nombre de Celsa Steel, vendió las filiales en Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Noruega y Finlandia, incluida Fundia, que fue la espoleta de la rotura familiar de los Rubiralta. Seven Global Investment pagó unos 600 millones de euros por la filial británica y la de los países nórdicos. Los sindicatos siempre se opusieron.

Celsa Steel decidió el año pasado llevar a los tribunales a Francesc Rubiralta. Según avanzó El Economista, el Juzgado Mercantil número 5 de Barcelona ha programado una vista para el próximo 16 de junio. En la demanda le reclaman 539 millones de euros por los préstamos concedidos.