Josep Ferrer Sala, el artífice de la internacionalización de Freixenet, de convertir esta marca de cava en la más vendida, falleció este 6 de noviembre a la edad de 99 años. Era el último representante de la segunda generación de la familia fundadora que aún vivía y, a diferencia de otras ramas familiares, continuaba como accionista de Freixenet. Ni él ni su sobrino José Luis Bonet Ferrer, con el que compartía la presidencia de honor, vendieron sus participaciones empresariales a la alemana Henkell, su socia desde hace seis años.
Era hijo de Pere Ferrer Bosch (1886-1936), un cabaler (como llaman los payeses a los hermanos que no son el heredero) de la masía la Freixeneda, de Mediona, que por este motivo era conocido por "el Freixenet"; y de Dolors Sala Vivé (1889-1978), la publilla (heredera y, en este caso, hija única) de Can Sala, de Sant Sadurní d'Anoia. Los dos procedían de familias que se dedicaban al negocio del vino y, una vez casados, se enfocaron a la producción de espumosos, siguiendo el mismo método que en la Champagne francesa. En 1914 sacaron el primer cava con la marca Freixenet.
En 1927 estrenaron unas nuevas cavas en Sant Sadurní y, en 1929, con motivo de la Exposición Universal de Barcelona, apareció el "Niño Freixenet", que con una botella de cava bajo el brazo se convirtió en la imagen de la marca. Desde los inicios apostaron por la publicidad. Pero, con el estallido de la Guerra Civil, se colectivizó la empresa y pelotones incontrolados asesinaron, en agosto de 1936, a Pere Ferrer Bosch y a su primogénito, Joan Ferrer Sala, que contaba con 23 años. Estos hechos fueron traumáticos para la familia. En el comunicado que difundió Freixenet este miércoles para anunciar el fallecimiento de Josep Ferrer Sala se recordaba la trágica muerte del padre y del hermano mayor, y el hecho de que la madre y sus hijas se hicieron cargo de la empresa una vez acabada la guerra porque él, el más pequeño, con 14 años, todavía estudiaba.
Los fundadores de Freixenet tuvieron seis hijos, que son la segunda generación: Joan (1912-1936), Pilar (1918-2016), Carmen (1919-2016), Dolors (1921-2013), Francesc (1924-1925) y Josep (1925-2024). En la posguerra, Dolors Sala y su hija Pilar (madre de Josep Lluís Bonet Ferrer) se pusieron al frente de la empresa, después se añadieron las otras dos hermanas y, más adelante, los esposos de las dos primeras. La tercera hija, Dolors 'Lola' Ferrer Sala, no se casó y murió sin descendencia, pero contribuyó decididamente a que la familia estuviese unida y siempre apoyó a su hermano Josep, que fue director general, desde 1959, y presidente, desde 1974 hasta 1999, momento en que pasó a serlo honorífico.
Hasta 2013, Josep Ferrar mantuvo el control accionarial de Freixenet porque a su 35% sumaba el 21% de su hermana Lola, pero, a la muerte de esta, se repartió su participación entre los tres hermanos. Y aquí empezaron las tensiones familiares, agravadas por los malos resultados económicos de 2015. Algunos miembros de la familia plantearon la venta de sus participaciones. En aquel momento, el capital se lo repartían tres ramas familiares: los Ferrer Noguer (con el 42%, liderados por Josep y sus cuatro hijos), los Bonet Ferrer (con el 29%, cuatro hijos de Pilar) y los Hevia Ferrer (con el 29%, cuatro hijos de Carmen).
Enrique Hevia Ferrer, que había sido director financiero, lideró la operación de venta, a la que se sumaron tres de los cuatro hermanos Bonet Ferrer, pero no José Luis, que relevó a su tío Josep en la presidencia de la compañía entre 1999 y 2019. De los 12 miembros de la tercera generación, cinco se quedaron en Freixenet y siete decidieron vender. La alemana Henkell llevaba años esperando esta oportunidad. Finalmente, en marzo de 2018, Henkell adquirió las participaciones de los Hevia Ferrer y de tres hermanos BBonet Ferrer con lo que consiguió el 50,7% de Freixenet. Con posterioridad, mediante una ampliación de capital, Josep Ferrer y José Luis Bonet llegaron al 50% con el acuerdo de los socios alemanes, que controlaban el otro 50%. Esta correlación se ha mantenido hasta la actualidad.
Todas las ramas familiares se han mantenido en el negocio del vino, tanto las que se marcharon de Freixenet como las que se mantuvieron. Todas eran socias de la antigua Celtiberia, un grupo de bodegas que quedó fuera de la venta de Freixenet a Henkell y que, después de esta operación, se troceó entre las diferentes ramas. Así, los Bonet se quedaron Castelo de Medina (de la denominación de origen Rueda); los Ferrer Noguer, de Vins Font (Penedès); y los Hevia, de Cavas Marevia (de Requena, en la Comunitat Valenciana).
Durante décadas, Josep Ferrer estuvo al frente de Freixenet hasta que, en 1999, se jubiló y cedió la presidencia a José Luis Bonet si bien siempre ha continuado vinculado a la compañía. Con él, Freixenet se expandió por el mundo –poseen bodegas en Francia, California, México, Argentina y Australia–, se situaron como el cava más vendido y también como el más conocido, gracias en parte a las campañas publicitarias por televisión de las célebres "burbujas" con los famosos del momento.
Fuentes próximas a la familia apuntan a ON ECONOMIA que Josep residía en Barcelona, desde que se casó en 1956 con Glòria Noguer Llerandi, de 93 años en la actualidad, pero que lugar de trabajo siempre estuvo en Sant Sadurní d'Anoia, donde todavía iba a menudo. Tuvieron cuatro hijos –Dolores, Pere, Mercè y Josep Maria Ferrer Noguer-, 15 nietos y 3 bisnietos.
Uno de los hijos, Pere Ferrer Noguer (en la fotografía superior, al lado de su padre), ocupa la vicepresidencia de Freixenet y ejerce de CEO junto con el alemán Andreas Brokemper.
Presidente de la Cámara de España
Otra figura clave en la historia de Freixenet es José Luis Bonet Ferrer, de 83 años, que ahora ejerce la presidencia honorífica en solitario después del fallecimiento de su tío. Fue director comercial y presidente del grupo (1999-2019). También presidió el consejo de administración de Fira de Barcelona (2004-2018), el salón Alimentaria, el Foro de Marcas Renombradas Españolas y, desde 2014, está al frente de la Cámara de Comercio de España. Y fue profesor de Economía Política y Hacienda Pública de la Facultad de Derecho de la Universitat de Barcelona durante 28 años.
Siempre ha estado muy vinculado a Santander. Esta es la ciudad donde se refugió a su madre y sus tías durante la Guerra Civil, donde nació su padre, José Luis Bonet Ruiz, y donde conoció a su esposa, Pilar Pastor Nieto. Son padres de 12 hijos.
Ha mantenido en los últimos años una actitud beligerante contra el independentismo. Antes del 1 de octubre de 2017, declaró públicamente que "las empresas no se creen la independencia" y que un Estado catalán "sería un desastre". Siempre ha apoyado al Estado español, incluso en la aplicación del artículo 155 por el que se suspendió al entonces Govern de la Generalitat. También declaró que había entrado en vigor demasiado tarde.
De su tío Josep, José Luis Bonet ha dicho que fue un "destacado empresario catalán y español que, como abanderado de la epopeya de Freixenet, alcanzó el liderato del sector de los vinos espumosos en el mundo del cava a partir de sus grandes dotes personales, mucho trabajo, buenos elaboradores y cierta suerte".
Y la tercera rama es la de los hermanos Enrique, Agustina, Montserrat y Carmen Hevia Ferrer. A finales de 2019, las tres mujeres compraron la participación de su hermano Enrique, así como la de sus primos Bonet Ferrer, para convertirse en las propietarias de Cavas Marevia, con sede en Requena (Valencia), el primero productor valenciano de cava, o dicho de otra forma, el primer productor de cava de fuera Catalunya. En 2022, el último ejercicio del que se pueden consultor las cuentas, superó los 20 millones de euros de facturación, un 18,9% más que en el año anterior, con unos beneficios de 2,39 millones. Enrique Hevia se dedica a actividades inmobiliarias, pero no todas han cuajado: liquidó la promotora de una urbanización con campo de golf en Escalona (Toledo) en la que participaba con miembros de las familias Riera Marsà y Espona (expropietarios de Pastas Gallo).
Josep Ferrer Sala escribió hace unos años una crónica familiar que se remontaba a su bisabuelo Francesc Sala Ferrés, nacido en la comarca de la Segarra, pero establecido en el Penedès, donde en 1861 fundó Casa Sala, una próspera finca y negocio de vinos donde están parte de los origenes de Freixenet. Francesc Sala fue uno de los fundadores del Centre Català de Sant Sadurní. En la necrológica, de 1891, se leía "Catalán de corazón, ha muerto con el convencimiento de que Catalunya, su país, era el primer país del mundo; y tenía la esperanza y la convicción de que un día sería el más grande, rico y poderoso". Su hijo, Joan Sala Tubella (abuelo de Josep Ferrer, según recuerda este en la crónica), perteneció la Lliga Regionalista de Francesc Cambó y fue alcalde de Sant Sadurní d'Anoia en dos etapas (1914-1923 y 1930-1931).
Pero la historia de Freixenet comienza con la hija de éste, Dolors Sala, y su esposo, Pere Ferrer Bosch, “El Freixenet”. Tuvieron seis hijos, 12 nietos (que es la tercera generación, entre los que destacan Pere Ferrer Noguer y José Luis Bonet) y unos 50 bisnietos (cuarta generación, ninguno de los cuales ocupa posiciones de dirección en la empresa).