La banca española ha cerrado más de 28.000 oficinas desde la crisis financiera de 2008. Solo en la pandemia (entre 2020 y 2022) unas 4.300 por el avance de la digitalización y las fusiones de CaixaBank con Bankia y de Unicaja con Liberbank. Aunque la cifra ha seguido aumentando este 2023. Con todo, las entidades han reducido en un 61% su red de sucursales, muy por encima del 41% de la media europea. En total, en el Viejo Continente se han cerrado 77.000 en quince años. Pese a ello, los bancos españoles tienen una ratio de costes sobre ingresos todavía alta, del 55%, frente a la media europea del 42%, "lo que indica que todavía hay margen para mejorar la eficiencia de la industria" y seguir cerrando oficinas.
Así lo pone de relieve el 'Observatorio de la Digitalización Financiera' elaborado por Funcas y KPMG, donde se indica que actualmente hay 37 sucursales bancarias por cada 100.000 adultos en España, frente a las 21 por cada 100.000 habitantes que hay de media en Europa. Lo que da alas a las entidades españolas para seguir reduciendo su estructura de costes con nuevos cierres. "La desinversión en oficinas continúa situándose como palanca clave en busca de eficiencia, con un ritmo del 10% anual en los últimos 5 años".
En el informe también se pone de relieve que las oficinas que sobreviven se han reinventado hacia un nuevo modelo de sucursal, las denominadas “flagship”. La banca va cerrando sucursales más pequeñas en favor de la concentración en “flagship”, que son grandes espacios en los que se da una atención más especializada y se prestan servicios alternativos como espacios de conexión wifi gratuita, salas de trabajo o incluso, espacios de restauración y cafetería. En este sentido, CaixaBank ha puesto en marcha sus oficinas Stores, al Banco Santander, sus Work Cafés y BBVA, sus Blue Branch.
Los cambios en el comportamiento del cliente bancario también han impulsado los cierres de oficinas, explican. Ahora los clientes dependen más de la tecnología y prefieren utilizarla como canal de contacto con sus bancos, aunque siguen demandando el servicio físico para operaciones de mayor importancia. Por ejemplo, acuden a la oficina para pedir una hipoteca, pero hacen transferencias desde la app. Y en este contexto, la digitalización de la banca española alcanza al 70% de la población, por encima de muchos de sus comparables europeos. La aparición de fintechs y la pandemia de covid-19 "han sido claves en esta aceleración".
Funcas y KPMG recuerdan en su informe que el sector bancario ya estaba sumergido en un proceso avanzado de digitalización antes de la pandemia, pero la llegada del Covid-19 aceleró esta tendencia de forma significativa. Principalmente, porque ha llevado a muchos consumidores a modificar sus hábitos de consumo, demandando servicios más flexibles y personalizados. Y en respuesta a estas necesidades, las entidades financieras han acelerado el desarrollo de soluciones tecnológicas para ofrecer servicios que se ajusten a las nuevas demandas del mercado. Por ello vaticinan que en los próximos 5 años se podrá lograr un porcentaje cercano al 85% de digitalización, es decir, que el número de clientes bancarios que usan los canales digitales crecerá en 6 millones más.
La banca nativa digital ya tiene el 30% de cuota
Asimismo, el informe desvela que los bancos 100% digitales (como Openbank, Imagin, Evo Banco, ING, N26 o Revolut) han logrado una cuota de mercado del 30%, tras crecer más de un 60% en apenas 3 años, desde el inicio de la crisis sanitaria. Al respecto se explica que el impacto de la pandemia ha llevado a cabo la adopción de nuevos hábitos de consumo y formas de pago, muchos de los cuales a se han instaurado definitivamente en la sociedad. Los cambios más significativos han sido, el mayor uso de las aplicaciones móviles de los bancos, la utilización de las carteras digitales (e-wallets), los códigos QR, el pago contactless o un mayor uso del comercio electrónico.
Así, desde 2019 y hasta 2022 se ha podido observar un incremento del 7% en el número de transacciones de compras online en España, en detrimento de las compras en comercios físicos (que caen un 7%). Lo mismo sucede en el importe destinado a las compras online, que, si bien aumenta en menor cantidad, representa ya casi el 25% del de las transacciones.
Este aumento del uso del comercio online se ha visto acompañado, además, de un cambio en los hábitos de pago. Pese a que el uso del efectivo sigue estando fuertemente arraigado culturalmente en España, con un ratio de utilización que sigue muy por encima de sus comparables europeos e incluso mundiales, y siendo el medio de pago más usado, ha disminuido su uso tanto en el pago en comercios físicos como entre particulares. En consecuencia, ha derivado en un aumento del uso de la tarjeta y las transferencias, así como del teléfono móvil como medio de pago.
Sobre todo hay un menor uso del efectivo entre los menores de 40 años, destacando el uso de la tarjeta en el grupo comprendido entre los 25-39 años, así como el uso del móvil entre los menores de 24 años, mientras que entre los mayores de 55 años sigue predominando fuertemente el uso del efectivo en comparación con las nuevas generaciones. "Ello es indicativo del cambio de paradigma, donde la sociedad está transicionando a una mucho más digital, a la cual los bancos deben adaptarse", apuntan.