Dos condiciones excepcionales han marcado los resultados económicos presentados en las últimas semanas por las grandes compañías energéticas españolas: la caída del precio del gas después de la fuerte subida por la guerra de Ucrania en 2022, que afecta a una menor facturación en el mercado eléctrico, y las reiteradas quejas por el nuevo gravamen extraordinario a las energéticas del 1,2% a la facturación impuesto por el Gobierno español. Pero ninguno de los dos ha torcido los beneficios de ninguna de las grandes energéticas españolas, o al menos no hasta el punto de llevarlos a pérdidas. Iberdrola, Repsol, Naturgy, Endesa, Redeia, Enagás y Acciona Energía, cada una con sus particularidades, cerraron 2023 con beneficios y mantienen su apuesta inversora en España y en energías renovables. 

El profesor de EADA Business School, ingeniero y experto en finanzas, Joan Tarradellas, apunta que "las renovables auguran un futuro aún mejor a las energéticas, por la mayor estabilidad y el menor coste". "El viraje será más porque el retorno está garantizado que por el miedo a que se endurezcan las normativas contra las emisiones", completa, y estima que "el hecho de que la vicepresidenta Teresa Ribera haya anunciado que suavizará el impuesto para quienes inviertan en renovables en España puede ayudar a acelerar la transición". 

Sobre dicho impuesto, Tarradellas apunta que "ha acabado como un tira y afloja entre el Gobierno y las energéticas, pero los beneficios han sido brutales entre las empresas". "En los casos que no ha sido así, no ha tenido que ver con el impuesto, aunque los directivos tienen que defender su posición que es ganar el máximo para la empresa y para los accionistas", añade Tarradellas, que cree que en 2024, "con el gas en subida, aún ganarán más dinero". 

La guerra de Ucrania aceleró una transición energética de los combustibles fósiles hacia las renovables que se debía dar por los consensos científicos en torno al cambio climático, pero que ha acabado teniendo otros beneficios para las empresas. El sol y el viento son variables, sí, pero abundantes en España y gratuitos de la naturaleza, y permiten generar una electricidad más barata que la procedente del gas y menos dependiente de las variables geopolíticas y del comercio internacional. 

La independencia energética, así pues, se suma a las ventajas de las renovables y las grandes energéticas españolas se han lanzado hacia ellas con un gran esfuerzo inversor, estimulado por una cumbre del clima COP-28 que fijó como objetivo “dejar atrás” los combustibles fósiles y que espera propiciar cierto castigo financiero a las inversiones en petróleo y un estímulo a las renovables. 

Repsol: entre el petróleo y la descarbonización

En el caso de Repsol, una de las empresas a las que mejor le fue el curso, con un beneficio de 3.168 y, aunque suponía un 25% menos que el año anterior, la que más se ha disparado en Bolsa tras sus resultados (casi un 6% en la última semana), el buen desempeño de 2023 tiene un tono opuesto a sus previsiones de futuro a largo plazo. 

Así, lo que más beneficios le reportó fue la venta a cliente en estaciones de servicio y de diésel y gasolina, con lo cual el petróleo tuvo aún un papel clave. 

Sin embargo, la compañía centra el 35% de sus inversiones en energías renovables, con la vista puesta en descarbonizar al 100% el negocio de cara a 2050, después de haber reducido un 9,6% de las emisiones desde 2016.

Un doble juego ha blindado a Repsol de los efectos de la caída del gas y de la energía: la solidez en producción, refino y distribución de petróleo, por un lado, y la inversión en renovables, por otro. 

En cuanto al impuesto, Repsol venía amenazando de retirar inversiones en España si no se eliminaba el gravamen al 1,2% y la semana pasada dejó en el aire que el abanico de sus inversiones, entre 16.000 y 19.000, depende en parte del “marco regulatorio y fiscal”, o sea, del gravamen. Ahora bien, España será el principal destino de las inversiones de Repsol. Con todo, el presidente ejecutivo, Josu Jon Imaz, se mostró muy crítico con el hecho de que el gravamen penalice a quienes invierten en renovables en España

Naturgy e Iberdrola apuestan por España

Situación muy similar vive Naturgy, que cuenta también con una cartera muy internacionalizada y, de hecho, ha compensado con sus mercados latinoamericanos, especialmente el chileno, la caída de beneficios en España por la bajada de los precios del gas. También las renovables le han reportado beneficios. Pero la energética presidida por Francisco Reynés, centró gran parte de sus 2.944 millones de inversiones en España, un 53% más que el año anterior, especialmente destinados a la transición energética. Reynés también se sumó a las críticas al impuesto extraordinario a las energéticas, que les supuso 300 millones de euros en 2023. 

Sus resultados, aunque fueron de los mejores de la historia con un 20% más de beneficios hasta los 2.000 millones, no convencieron, sin embargo, a los mercados y la compañía ha perdido desde su presentación un 5,6% de su valor en Bolsa.

Otra de las empresas que tira de una cartera internacionalizada y con especial potencia en Latinoamérica y Estados Unidos es Iberdrola, cuya apuesta por las renovables es sin duda la más ambiciosa, y se ha hecho cargo ya de varios parques de eólica marina. Ignacio Galán, presidente de la compañía, también cuestionó el impuesto después de presentar unos beneficios de 4.803 millones, un 10% más que el año pasado y pulverizando su récord, como también el de inversiones al alcanzar los 11.382 millones, de los cuales 2.300 también en España

Iberdrola cifró su aportación en impuestos en 9.300 millones de euros, un 24% más que en 2022, con España liderando la carga fiscal con 3.500 millones y un incremento del 35%. 

Endesa, con un negocio más centrado en el mercado español, empeoró sus resultados con un 70% menos de beneficio, 742 millones, pero dentro de lo previsto por el impacto de la caída del precio del gas, aunque también por un laudo por el que tuvo que pagar 500 millones a Qatar por transacciones de gas. 

El consejero delegado de Endesa, José Damián Bogas, apuntó a que es “bueno dentro de lo malo” que el gravamen se suavice en las empresas que invierten en renovables, si bien insistió que está “en contra” de este impuesto extraordinario. También avanzó que pondrán fin al gas natural en cuanto se acaben sus contratos actuales, centrando su generación eléctrica en eólica, fotovoltaica hidráulica y, a poder ser, nuclear. 

La inversión reculó hasta los 2.304 millones, pero seguirá centrada en la descarbonización y, en parte, le servirá para evitar que las fluctuaciones del precio del gas afecten a su rendimiento. 

Red Eléctrica de España (REE), ganó 689 millones de euros, un 3,7% más, Acciona Energía reculó un 31% y ganó 524 millones y Enagás 258, 9 millones, más de lo esperado y con la vista puesta en grandes inversiones de hidrógeno verde. Cepsa, la primera empresa que en 2023 achacó pérdidas al pago del impuesto extraordinario, es la única de las grandes que no ha presentado resultados. 

Pero, por ahora, aunque el gravamen ha afectado de manera sustancial a los resultados de las energéticas, no ha sido capaz de torcer a pérdidas sus beneficios ni de forzar una reducción drástica de inversiones.