Como se dice en el sector, la gasolina corre por las venas de Wayne Griffiths (Dunkinfield, Reino Unido, 1966), pues su padre tenía un concesionario en Manchester donde el hasta ahora CEO de Seat trabajaba los fines de semana limpiando los coches. Allí aprendió los detalles del negocio y más tarde trabajó como vendedor. Pero no solo viene de lejos la relación de Griffiths con el motor, también su contacto con España. La familia tenía una segunda vivienda en Mojácar (Almería), donde pasaba los veranos.
E, igualmente, viene de largo la relación del directivo inglés con el grupo alemán Volkswagen, donde ha desarrollado toda su carrera profesional. Cursó un doble grado de Management Internacional y de Alemán en la Universidad de Leeds (Reino Unido) y, a pesar de que la voluntad de su padre fue que se hiciese con el negocio familiar, Griffiths aceptó unas prácticas en AUDI AG a finales de los años 80. Por formación, tiene un claro perfil comercial, frente a uno más técnico, como muchos directivos del sector que han cursado ingenierías.

Desde entonces, ha ocupado varios lugares destacados en Audi, donde desarrolló su carrera, salvo en un periodo de cuatro años -entre 1991 y 1993- que los pasó en Seat. En 2016 dejó su puesto de vicepresidente ejecutivo Comercial de Audi para volver a la marca española como máximo responsable de ventas y participó, dos años más tarde, en la aparición en el mercado de Cupra. Griffiths recaló en Seat de la mano del italiano Luca de Mero -anterior presidente- que le puso al mando de Cupra, la incipiente marca sport del Grupo catalán. Griffiths ha confesado que lo suyo con Cupra fue poco menos que un flechazo y cuenta la anécdota de que cuando se hizo cargo de la marca heredó de un directivo de Seat un Cupa León pintado de naranja y, lo primero que hizo, fue cambiarle el color. Y desde entonces ha sido fiel a la enseña deportiva.
La gran oportunidad le llegó en 2020 con la marcha de Luca de Meo al grupo Renault, fichado para dar la vuelta al grupo francés descabezado después de las operaciones turbias del anterior presidente Carlos Ghosn. Tras una pelea jurídica, De Meo abandonó el Grupo Volkswagen -y la presidencia de Seat-, puesto del que se hizo cargo Griffiths. Igualmente, fue nombrado miembro del Consejo de Administración de Volkswagen Group España Distribución (VGED) que dirige Francisco Pérez Botello.
En 2022, Griffiths asumió la presidencia de la Asociación Española de Fabricantes de automóviles y camiones (ANFAC) cargo del que dimitió de forma fulgurante tras tener varios desencuentros con el Gobierno de Pedro Sánchez, ligados especialmente a la lentitud en el desarrollo del mercado de los vehículos electrificados.
En estos momentos, el presidente de Seat estaba volcado en la electrificación de SEAT -tanto las gamas de las dos marcas, Seat y Cupra, como en la transformación de la planta de Martorell, donde se ha acondicionado una de las tres cadenas para empezar a montar dos nuevos modelos eléctricos- y fortalecer su modelo de negocio mediante el crecimiento de la marca Cupra y la transformación de la cultura empresarial para asegurar su posición en las próximas décadas.
Electrificación de Cupra
Un hito importante durante su mandato fue el lanzamiento al mercado del primer modelo totalmente eléctrico de la marca, el Cupra Born, en 2021 que marcó el compromiso de CUPRA con la movilidad sostenible y los conceptos de vehículos innovadores. No obstante, el año pasado Griffiths sufrió un duro revés con el primer SUV eléctrico de Cupra, el Tavascan, que aunque se ha diseñado y desarrollado en Barcelona, se monta en una de las factorías que el Grupo Volkswagen tienen en China. La implantación de aranceles por parte de Bruselas a los coches montados en el país asiático supone elevar el precio un 31% al Tavascan en sus ventas en el mercado comunitario.