Grifols pagó en 2023 un total de 7,2 millones de euros por el alquiler de su sede de San Cugat del Vallès, en Barcelona. La compañía lleva pagando al holding neerlandés vinculado a la familia fundadora desde que le vendió el inmueble hace más de 20 años. Según las cuentas de cierre de ejercicio de Grifols, todavía sin auditar, la cifra supone un aumento de en torno al 13% en el abono del arrendamiento a su casero, que se explica por la actualización de las rentas con el IPC.
Así, mientras que en 2022 el pago anual por el alquiler del edificio fue de 6,3 millones de euros, la inflación ha hecho aumentar el gasto de Grifols en el arrendamiento hasta los 7,2 millones. Se trata de una sede que la farmacéutica catalana vendió a Scranton por 236 millones de euros en el año 2011 en una operación denominada de 'sale & leaseback'. El método consiste en traspasar el inmueble, pero ostentar el derecho a ocuparlo como inquilino.
En este caso, el contrato de arrendamiento que posee Grifols con Scranton por el que es inquilino de diferentes oficinas tiene duración hasta el 1 de marzo de 2045 y es de obligado cumplimiento, según se especifica en el informe financiero. Un periodo que puede ampliarse, puesto que el contrato cuenta "con prórrogas tácitas" de otros cinco años.
Los vínculos de Grifols y Scranton siguen en el punto de mira
El alquiler de la sede es uno de los vínculos que Grifols asegura tener con Scranton Enterprises, segundo máximo accionista de la farmacéutica (8%) y una de las sociedades señaladas por el fondo de inversión Gotham City en su informe contra la compañía. Desde la cotizada ya explicaron ante los analistas que el holding solo cuenta con la presencia de tres miembros de la familia fundadora y que controlan el 20% de su capital.
Algo que Gotham sigue poniendo en duda, así como las diferentes operaciones entre las partes mencionadas y algunos activos sin especificar que aparecen en informes contables. La relación entre Grifols y Scranton por la compraventa de las empresas BPC y Haema es una de las cosas que cuestiona el hedge fund. Grifols compró ambas sociedades en 2018 y las vendió por el mismo importe a Scranton a finales de ese año, pero sigue consolidándolas en sus cuentas.
Desde la farmacéutica explican que pueden hacerlo, ya que aún conservan un derecho de recompra del 100% sobre las dos empresas y las normas contables lo permiten. Asimismo, Gotham pone en entredicho un "activo financiero con partes vinculadas" de 321 millones de las cuentas de Grifols en la primera mitad de 2023. El fondo bajista siembra la duda sobre si el receptor de ese dinero fue Scranton y mantiene las sospechas sobre estas operaciones cruzadas.
Víctor Grifols Roura recibió un crédito de 5 millones de Grifols
Asimismo, el informe de Grifols también refleja una actuación realizada por la estadounidense BPC. La compañía controlada por Grifols y en manos de Scranton abonó un dividendo de 266 millones de euros "sin salida de caja" al holding con sede en los Países Bajos, correspondiente al resultado de los cuatro ejercicios anteriores. Un dinero que sirvió para pagar parte de una deuda mantenida con Scranton mediante un acuerdo de tesorería ('cash-pooling').
De igual modo, se observa que la deuda de Scranton con el grupo farmacéutico se situó en los 115,2 millones de euros a cierre de 2023, de los cuales 86,7 millones procedían del crédito que el grupo le concedió para ayudarle a adquirir BPC y Haema. Se trata de un crédito que vence en diciembre del próximo año.
Otra cuestión financiera que ha revelado el informe presentado por la compañía correspondiente al ejercicio 2023 es el préstamo que recibió Víctor Grifols Roura, antiguo CEO de la empresa y actual presidente de honor. El crédito asciende a los 5,6 millones de euros que, según apunta la compañía en el documento, ha quedado liquidado en enero de 2024.