La Casa Batlló del paseo de Gracia de Barcelona, exponente del modernismo de Antoni Gaudí, generó el año pasado unos beneficios de 12,45 millones de euros, que contrastan con las ganancias de solo 297.000 euros de 2021 y con las pérdidas de 1,4 millones de 2020, ejercicios en los que se vio afectada por las restricciones de la pandemia del coronavirus. El regreso del turismo internacional ha disparado los resultados de este monumento propiedad de la familia Bernat Serra, antiguos dueños de Chupa-Chups.
Según consta en las cuentas de Casa Batlló SLU, los ingresos de 2022, de 36,57 millones de euros, casi cuadriplicaron los de un año antes, 9,52 millones, porque el edificio no se reabrió al público hasta mediados de mayo de 2021 por las limitaciones gubernamentales sobre aforos y la desaparición del turismo extranjero. La recuperación de los ingresos y de los beneficios ha posibilitado que los propietarios –los cinco hermanos Bernat Serra– obtuvieran el pasado año unos dividendos de 10 millones de euros.
Durante la pandemia, Casa Batlló cerró sus puertas del 14 de mayo al 30 de junio de 2020. Aunque reabrieron el 1 de julio de aquel año, volvieron a echar el cierre poco después por la limitación de aforos y la falta de turistas. No volvieron a la actividad hasta mayo de 2021, pero la recuperación total, hasta alcanzar los registros de la prepandemia, no se logró hasta el año pasado.
El informe de gestión de Casa Batlló del ejercicio de 2022, firmado por los hermanos Bernat Serra, constata que la cifra de negocio “ha mostrado históricamente una correlación con la evolución del turismo en Barcelona”. A más turistas, más ingresos. Encima, el año pasado se incrementó el precio medio de los tickets por las mejoras museográficas.
Precisamente, estas mejoras museográficas les llevaron más quebraderos de cabeza de los esperados. El informe reconoce que la renovación del proyecto de museo no se consiguió por completo debido a los “incumplimientos” del proveedor. Añade que este “no cumplió con los compromisos adquiridos, transgrediendo la confianza” que le depositó la dirección. Precisa que “parte de lo entregado no cumplía con lo contratado”.
Nuevas líneas de negocio
La dirección y el consejo de administración de Casa Batlló esperan que los ingresos mantengan una “tendencia al alza” por los nuevos proyectos que se proponen poner en marcha. Aunque no los especifican en el informe, apuntan a “líneas de negocio que superen las limitaciones del edificio” y que van más allá de los turistas que visitan Barcelona.
Entre las actividades que declara Casa Batlló está la gestión de visitas, venta de souvenirs, servicios al turista, alquiler de espacios, organización de actos por cuenta propia o ajena, pero también la inmobiliaria.
En mayo pasado, Casa Batlló incorporó a Mateu Hernández para potenciar el crecimiento internacional y el área de exposiciones itinerantes. Hernández es un experto en desarrollo económico cultural y de ciudades, que hasta hace unos meses ejercía de director general del lobby empresarial Barcelona Global.
Las cuentas de 2022 ponen en evidencia la recuperación del negocio. El resultado antes de impuestos se elevó a 16,9 millones de euros. Y de los 12,46 millones de beneficio, 10 millones se destinaron a dividendos, 1,47 millones a compensar resultados negativos de ejercicios anteriores y el resto a reservas. La plantilla aumentó de los 44 empleados del cierre de 2021 a los 53, mientras que los salarios se incrementaron de 1,92 millones a 2,38. Este 2023 vence una deuda con entidades de crédito de 3,4 millones. El patrimonio neto se situó en 104.4 millones de euros.
La empresa Casa Batlló es propiedad al 100% de Bernat Family Office, controlada a partes iguales por hermanos Marcos, Ramon, Xavier, Nina y Marta Bernat Serra. Son los herederos de Enric Bernat Fontlladonosa (1923-2003). En 2006, esta familia vendió Chupa-Chups a la multinacional italiana-holandesa Perfetti van Melle por cerca de 400 millones de euros. En ese momento ya eran propietarios de la Casa Batlló, el emblemático edificio del número 43 del Paseo de Gracia, catalogado como Patrimonio de la Humanidad. En 2017 emprendieron obras de restauración y rehabilitación que finalizaron en 2021.