En Estados Unidos, las negociaciones para la firma del convenio colectivo entre los sindicatos y las empresas Ford, GM y Stellantis mantienen a los trabajadores en pie de guerra desde el pasado 15 de septiembre. Este viernes la cifra de empleados que han dejado su puesto de trabajo para sumarse a la huelga se eleva a 25.000, con diversas fábricas paralizadas -unas 41 en diversas ubicaciones-. Las últimas en sumarse a la protesta han sido plantas de montaje de Chicago (Ford) y Lansing Delta Township (GM), que emplean a unas 7.000 personas.
Los gigantes de la industria del automóvil en EE.UU. tienen que pactar las condiciones laborales para los próximos cuatro años y están en conversaciones con el sindicato United Auto Workers (UAW), que lidera Shawn Fein. Las demandas sindicales se centran en aumentos salariales del 40% en cuatro años, la eliminación de las diferencias salariales entre los trabajadores de plantas de las mismas empresas, mayores garantías de seguridad laboral y recuperar las ayudas que tuvieron hasta 2009 para compensar el aumento del coste de la vida. El líder sindical ya advirtió antes del inicio de la huelga que adoptaría una estrategia de paros progresivos en los tres fabricantes de automóviles, conocidos como los Tres Grandes de Detroit, algo que UAW no ha hecho nunca antes en su historia. El paro, el primero en la historia que consigue una implicación de las plantillas de los tres fabricantes, "está funcionando", según UAW.
La circunstancia de que solo se hayan sumado este viernes centros de trabajo de Ford y de GM responde a la propuesta que la dirección del gigante Stellantis ha puesto sobre la mesa de negociación. El representante de UAW, Shawn Fein, justificó la decisión del sindicato de no incluir a Stellantis en la última ronda de paros porque esta misma mañana, la compañía presentó al sindicato una oferta que supone un "progreso significativo" sobre las ayudas para compensar el incremento del coste de la vida y sobre el derecho a huelga de los trabajadores, según informó Efe. Fein recalcó que la ampliación de la huelga no significa que se hayan roto las negociaciones con las tres compañías y añadió: "Estoy muy esperanzado en que podamos llegar a un acuerdo que refleje los increíbles sacrificios y contribuciones que nuestros afiliados han hecho en las últimas décadas".
En el caso de Ford y GM, siempre según fuentes sindicales, las negociaciones no avanzan por falta de predisposición de las empresas. "Desgraciadamente, a pesar de nuestra voluntad para negociar, Ford y GM se niegan a realizar un avance sustantivo en la negociación. Por eso, a partir de las 12.00 de hoy (16.00 GMT) vamos a ampliar la huelga a esas dos compañías", declaró el presidente de UAW.
Cuando se anunció la huelga, el presidente de los Estados Unidos, John Biden, respaldó la lucha del sindicato al afirmar ante los trabajadores en huelga: “Wall Street no levantó este país. Lo hizo la clase media. Lo hicieron los sindicatos. Eso es un hecho. Continuemos. Merecen lo que han ganado. Y han ganado muchísimo más de lo que están siendo pagados”. Es la primera vez en la historia que un presidente en activo se suma a piquetes de huelga en Estados Unidos. Durante la crisis financiera de 2008, la Casa Blanca que regentaba Barack Obama se convirtió en accionista mayoritario de General Motors para evitar su quiebra.
La huelga por su magnitud también está afectando a miles de trabajadores en empresas que suministran componentes a los tres grandes fabricantes de Estados Unidos y que están teniendo que parar sus actividades.