Ignacio Juliá se estrena este martes como nuevo consejero delegado de Santander España. El banco releva a su CEO por tercera vez desde 2021, unos años en los que han pasado por este cargo Rami Aboukhair, Antonio Simões y Ángel Rivera, que después de once años en el grupo, iniciará una nueva etapa profesional.

El Santander tiene un objetivo claro con el fichaje de Ignacio Juliá: “seguir impulsando los planes de transformación y la implantación de plataformas globales”, según ha explicado. Pero precisamente esto es lo que preocupa a su plantilla, formada por más de 24.000 trabajadores en España.

El nuevo CEO tiene un perfil muy digital, dado el banco del que procede (ING, donde ha estado más de una década). Se trata de una entidad que funciona prácticamente sin oficinas y que vende sus productos por Internet. Y lo hace desde hace años, antes incluso de que la banca española cambiara su modelo tradicional hacia uno más digital.

Por ello, los trabajadores del Santander temen que cuando Juliá asuma las riendas del banco, lo guie hacia este modelo, que precisamente es el que persigue la presidenta del grupo, Ana Botín. “Estamos convirtiendo a Santander en la mejor plataforma de servicios financieros digitales y abiertos, y lo estamos haciendo de la manera correcta”, declaraba recientemente.

Desde los principales sindicatos del Santander, CCOO y UGT, recuerdan que el banco ha cerrado miles de oficinas en los últimos años y muestran su preocupación por el impacto que pueda tener en el empleo si se llevan a cabo nuevos cierres. Santander tiene actualmente 1.833 oficinas en España, su red se ha reducido un 40% desde el año 2017, cuando integró el Banco Popular y alcanzó un máximo de 4.500 sucursales. Desde entonces ha cerrado más de 2.600 oficinas. Las mayores oleadas de cierres se produjeron en 2019 (bajó la persiana a 1.130) y en 2021 (cuando cerró otras 1.000).

Aunque la mayoría de cierres se han producido por la absorción del Popular, el banco también ha llevado a cabo ajustes en su red de sucursales por el avance de la digitalización y para reducir costes. Pues actualmente tiene menos oficinas que antes de que en 2017 comprara al Popular. Ese ejercicio rozaba las 3.000 sucursales y ahora no llega a las 2.000.

“Afrontamos el cambio con mucha incertidumbre. El nuevo CEO viene de una empresa distinta a la nuestra, ING, que es un banco casi 100% digital donde el número de oficinas físicas es residual. Eso, junto con las declaraciones de la presidenta de hace unos días, de que vamos a un banco cada vez más digital, no nos hace ser muy optimistas”, señalan desde Comisiones Obreras.

También desde este sindicato creen que el Santander no puede convertirse en un banco como ING por la capacidad que tienes. Son el segundo banco más grande del país por activos y clientes. “No podemos digitalizar a todos los clientes de un día para otro. La parte más joven ya son nativos digitales, pero hay un porcentaje de clientes muy alto que necesitan ser atendidos en oficinas. Además, no podemos olvidar que los bancos firmaron un protocolo para proteger la atención física, sobre todo de los mayores”, añaden.

CCOO cree que “va a haber cambios” como lo ha habido con cada consejero delegado en los últimos años y quieren solicitar una reunión con Ignacio Juliá para conocer como será su plan de trabajo. Desde UGT recuerdan que Ignacio Juliá “viene de un banco con 29 oficinas y un modelo muy marcado, de venta por canales online y comisiones bajas. Pero ahora tiene que gestionar casi 2.000 sucursales y un modelo de negocio muy distinto”.

En opinión del sindicato, el nuevo CEO debe aclarar cómo llevará a cabo esta transformación que ha emprendido el Santander y “vigilar que no afecte a la plantilla, que no acabe acarreando despidos. Porque a pesar de la digitalización no sobran puestos de trabajo”, concluye.