Los inversores extranjeros controlan ya más de la mitad de las acciones de la bolsa española. En concreto, el 50,3%. Entre ellos se encuentran firmas tan conocidas como BlackRock, que está presente en el capital de la mayoría de bancos o el fondo STC (que recientemente ha entrado en Telefónica). La cifra alcanzada a finales de 2022, que además crece un 1,5% respecto a un año antes, se sitúa en máximos históricos.

Así lo pone de relieve un informe publicado este martes por bolsas y Mercados Españoles (BME) donde se recuerda que el peso de los inversores internacionales en la bolsa española ha crecido cada año y sobrepasó por primera vez el 50% en 2019. Los principales inversores dentro de este grupo son los denominados institucionales, es decir, gestoras de fondos de inversión y de pensiones, fondos soberanos, compañías de seguros, fondos de Capital Riesgo o Private Equity e incluso bancos de inversión e intermediarios que mantienen carteras de acciones.

Entre las mayores gestoras del mundo por activos al cierre de 2022 se encontraban BlackRock con 10,01 billones de dólares en activos; Vanguard Group (8,46 billones), Fidelity (4,23 billones), State Street Global (4,14 billones), JP Morgan Chase (3,11 billones), Alliance Group (2,95 billones) o Capital Group (2,71 billones). Sus participaciones se realizan principalmente a través de vehículos como los Fondos de Inversión, pero también Fondos de Capital Riesgo, Fondos Cotizados o ETF, esto son vehículos que replican de forma pasiva índices de acciones cotizadas de los principales mercados de acciones mundiales, explica BME.

En la bolsa española, BlackRock es, por ejemplo, primer accionista de muchas empresas del IBEX, como BBVA (5,91%), ACS (5,83%), Enagás (5,56%), Repsol (5,47%), Santander (5,42%), Iberdrola (5,39%), Amadeus (5,24%), Cellnex (5,19%), CaixaBank (5,01), y hasta una docena más en las que controlan entre el 3% y el 5%.

Entre los inversores institucionales destacan por su creciente peso mundial los denominados Fondos Soberanos y entre ellos el líder es Norges Bank, que tiene participaciones de entre el 3% y el 3,25% en Repsol, Solaria, Iberdrola, Cellnex y Santander; y entre el 2,5% y el 2,99% en Unicaja, Sabadell, Redeia, Amadeus, Ferrovial, Meliá, BBVA, Sacyr, Telefónica, ACS, Colonial y Acerinox; además de otras participaciones menores en muchas otras empresas.

Otro inversor de referencia en la bolsa española es el Fondo Soberano de Qatar, que posee el 25,14% del capital de IAG, el 19,02% de la inmobiliaria Colonial y el 8,06% de Iberdrola. 

Las familias controlan solo un 16%

Por el contrario, la participación de las familias continúa a la baja. En el último año, descendió el 1%, hasta situarse en el 16,2% del total, lo que supone el segundo dato más bajo de la serie histórica. BME indica que la elevada presencia de inversores individuales o familias ha sido históricamente "uno de los rasgos diferenciales" de la bolsa Española y llegaron a alcanzar máximos del 33,6% en 1999, en plena eclosión de las privatizaciones.

Entre los motivos que habían llevado a los hogares a reducir la inversión está el creciente peso de los Fondos de Inversión en las carteras de los españoles, incentivada por un tratamiento fiscal "comparativamente muy ventajoso" y por la apuesta comercial de las entidades bancarias y sus redes por este instrumento. La pandemia, que hundió las cotizaciones y alejó a los inversores particulares, a`demás del creciente interés de los nuevos y más jóvenes inversores por los criptoactivos, cuya inversión ha crecido en todo el mundo.

En España, según un informe de 2022 de la consultora KPMG, se estimaba que 4,4 millones de personas habían invertido en criptomonedas y casi el 71% de los mismos superan los 1.000 euros. Otro informe del Banco de España aludía a que en términos de volumen de transacciones de criptomonedas España tiene un peso proporcional a su PIB en el contexto de la Eurozona.

Junto a los particulares, también ha bajado el peso de los bancos y cajas como principales accionistas de la bolsa española, en el último año seis décimas, hasta el 3,1%. En 1992 alcanzó su máximo y representaban el 15,6% del total, desde entonces ha seguido una trayectoria "fuertemente descendente". Asimismo, ha perdido fuelle la inversión por parte de las instituciones de inversión colectiva y seguros, que en el último año bajó del 7% al 5,9%. Su máximo fue en 2006, cuando rozaron el 10% del total.

El peso de las administraciones públicas sube

Tras los inversores extranjeros, el segundo grupo con más presencia en la propiedad de las acciones españolas es el de las empresas no financieras, que elevaron en cuatro décimas su participación, hasta el 21,3%, y lo que supone máximos desde 2012. Aunque aún siguen lejos de las cifras alcanzadas, por ejemplo, en 2008, cuando representaban el 26%.

Asimismo, las administraciones públicas también han elevado del 2,7% al 3,2% su inversión, lo que contribuyó a que dejaran de ser el grupo de inversores con menos presencia por primera vez desde 2006 y a alcanzar su cifra más alta de los últimos 25 años. Si en 1992 esta participación llegó a ser del 16,6%, a finales de 1998 bajó hasta el 0,6% como consecuencia de la colocación a través del mercado bursátil de importantes participaciones accionariales que pasaron a manos de accionistas tanto individuales como institucionales, nacionales y extranjeros.

Durante más de una década se mantuvo en niveles residuales, hasta que repuntó al 2,3% en 2013, a causa de las ayudas públicas que recibieron algunas entidades bancarias y en concreto la nacionalización de la entidad bancaria Bankia a raíz de la crisis financiera y de deuda soberana de los años entre 2008 y 2014. En la actualidad, esa participación en la antigua Bankia se ha transformado en una participación del 16,1% en el capital de CaixaBank, tras la fusión de esta entidad con Bankia.