Los agentes de tráfico de los Estados Unidos –la NHTSA- han abierto esta semana una investigación a Waymo, el fabricante de coches sin conductor propiedad de Alphabet, el dueño de Google, después de que se registraran 22 accidentes. La NHTSA es la agencia federal encargada de la seguridad en las carreteras si bien la legislación sobre vehículos autónomos depende de cada uno de los Estados.

Los taxis autónomos de Waymo circulan en determinadas áreas de las ciudades norteamericanas de Phoenix, Austin, San Francisco y, desde marzo pasado, en Los Ángeles. Precisamente, la llegada de Waymo a esta última metrópoli resultó  polémica porque varias autoridades locales criticaron la supuesta falta de seguridad y, desde los sindicatos, que este tipo de servicio de taxi sin conductor acabaría afectando al empleo, según informaciones de la prensa local.

La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass (Partido Demócrata), advirtió el pasado otoño al gobierno de California –concretamente, a la Comisión de Servicios Públicos de California- que los vehículos autónomos necesitan más pruebas y que las administraciones locales deberían tener más competencias para regular su actividad.

Esta misma semana, Jason B. Carr, un creador de contenido de Arizona, ha puesto en evidencia la seguridad de los vehículos de Waymo: ha conseguido que se detuvieran en medio de la calle porque iba vestido con una camiseta negra en la que había estampado una señal de stop. Efectivamente, el software del vehículo detecta el señal, pero sin diferenciar si es real o un simple truco.

La NHTSA también instruye investigaciones sobre la seguridad de Cruise, el fabricante de coches autónomos de General Motors; Zooz, de Amazon, y Tesla, que tiene como fundador y primer ejecutivo a Elon Musk, según informaciones recopiladas por Morning Brew. La agencia de tráfico sigue acumulando dosieres sobre accidentes.

Cruise, propiedad de General Motors, retiró sus coches sin conductor después de que, hace unos meses, uno de estos vehículos arrastrara un peatón a lo largo de una distancia de seis metros. Recientemente, Cruise ha vuelto a las carreteras, pero con supervisores humanos para comprobar la seguridad.

Zooz, de Amazon, también ha sido objeto de una investigación pero no a causa de que sus vehículos hayan chocado contra otros sino al revés: como mínimo, dos de sus coches han sido embestidos por detrás después de que frenaran de golpe o sin necesidad.

Tesla actualizó el software Autopiloto de dos millones de vehículos, pero siguió teniendo problemas de seguridad por lo que se le abrió una nueva investigación. Un informe de la NHTSA apunta que, entre 2018 y 2023, se registraron 13 accidentes mortales con vehículos que tenían el Autopiloto, según recogieron varios medios.

En abril pasado, Tesla informó de que en el primer trimestre de este año ha reducido los beneficios en un 55%, hasta los 1.129 millones de dólares, respecto del mismo periodo del año anterior. Unos días antes, Elon Musk anunció el despido  de 14.000 empleados, el 10% de la plantilla, por correo electrónico.