Jordi Cazorla se estrena este lunes como nuevo consejero delegado de Celsa con una gran expectación. Mes y medio después del aterrizaje de los fondos en la acerera, escenificado en la llegada al despacho de presidente de Rafael Villaseca en lugar de Francesc Rubiralta el 1 de diciembre, llega el esperado CEO con muchos deberes, entre los que destaca el plan industrial, pero con paz sindical, algo que estuvo en duda hasta hace dos semanas.
El hasta ahora máximo responsable de DS Smith en el sur de Europa tiene tres misiones en sus primeros meses, aunque una es especialmente de su competencia: hacer el plan industrial. Las otras dos, formar un consejo de administración y buscar un socio industrial español para que tome al menos el 20% de Celsa, son compartidas con Villaseca, que tendrá un papel más institucional.
El plan industrial también es lo más urgente para una compañía que si bien no se ha parado, arrastra las crisis de la pandemia y el encarecimiento de la energía y las materias primas y tiene una gran estructura. Además, tiene que hacer un plan atractivo para facilitar la búsqueda de socios, si bien Celsa puede ser ya una inversión rentable, pues tres grupos ya se podrían haber interesado en convertirse en su socio industrial.
De hecho, en el juicio por la propiedad del grupo acerero, la mayor discrepancia entre los fondos –Deutsche Bank, Attestor, Sculptor, Golden Tree, Capital Group, Cross Ocean y SPV– y la familia Rubiralta se produjo por la valoración de la compañía. Los actuales propietarios se la quedaron por una deuda que compraron con una gran quita, por lo que su coste real fue muy inferior a lo que su expresidente consideraba. Así, puede ser viable que vendan ese 20% con una valoración mayor a lo que les costó y aun así el comprador tenga un buen margen de rentabilidad.
Los sindicatos de Celsa, expectantes pero tranquilos
Volviendo al plan industrial, hay otro factor que presiona a Cazorla: los sindicatos. El comité de empresa pedirá una reunión con Cazorla con el foco puesto en los planes de producción y laborales de la compañía. CC. OO. ha solicitado que el encuentro con el nuevo CEO sea la primera semana, según ha explicado su delegado en la empresa, Juan Carlos Serrano, con el objetivo de que les explique sus planes. De hecho, Rafael Villaseca ya tuvo una reunión con el comité en su primer día en Celsa.
El sindicato cree que el plan industrial está ya adelantando, pues algunos ejecutivos de la compañía llevan unas semanas trabajando en ello, auditando los 120 centros de trabajo de Celsa en todo el mundo. La siderúrgica catalana tiene unos 4.400 empleados directos en España y 10.000 en total en todo el mundo, contando las fábricas de Francia, Gales, Polonia y Noruega.
Pese a la urgencia de parte del comité por tener una reunión con Cazorla, el nuevo consejero delegado de Celsa se encontrará con paz social, algo que estaba en riesgo hace unas semanas, cuando los sindicatos convocaron paros y amenazaron con una huelga por la negociación del calendario. Fernando Puga, de UGT, ha explicado que ya se llegó a un preacuerdo y que si se ratifica, no va a haber conflictividad.
Tras el plan industrial, Villaseca y Cazorla tienen la tarea de formar un consejo y buscar un socio industrial. Son dos trabajos que avanzarán en paralelo y aunque puede ser más rápido el primero, puede estar supeditada al socio, que al tener al menos un 20% de la compañía, probablemente tendrá que estar en el consejo. Todos estos detalles, sin embargo, tienen aún que terminar de definirse a partir de ahora, tras la entrada del CEO, cuando se formará el nuevo tándem a los mandos de Celsa.