En el quinto intento, Jordi Gallés Gabarró, de 52 años, colocará Europastry a bolsa si bien su familia seguirá siendo la accionista mayoritaria. Esta compañía es la principal proveedora europea de masas de pan y bollería congeladas destinadas a panaderías, supermercados y cadenas de restauración. Casi todo el mundo ha consumido sus productos aunque no sea consciente de ello. Suministran desde pan a manolitos, los conocidos cruasanes que distribuye una cadena de cafeterías madrileña (Manolo Bakes) por todo España.
Jordi Gallés pertenece a la cuarta generación de una familia de panaderos originarios de Castellterçol (Barcelona). Su padre, Pere Gallés Payàs (1931-2010), fundó Europastry en 1987 y dio una dimensión industrial al negocio familiar precisamente gracias a las masas congeladas. Pero ha sido su hijo Jordi quien se ha encargado de expandirlo, internacionalizarlo y, ahora, de colocarlo en la bolsa.
Jordi Gallés conoce el oficio de panadero porque lo aprendió desde abajo. Se formó en un obrador francés antes de regresar a la empresa familiar, en la que ha hecho carrera: controller, responsable de una de las fábricas del grupo –la de Azuqueca de Henares (Madrid)–, director de operaciones, de marketing, director general y, desde 2010, presidente ejecutivo.
El principal accionista de Europastry, con el 76,27% del capital, son las sociedades que forman el family office donde aparece la madre, Glòria Gabarró Ciurana, y sus tres hijos: Jordi, Anna y Eva Gallés Gabarró. Estos tres hermanos están al consejo de administración de Europastry, en representación de la propiedad, si bien Anna y Eva no tienen responsabilidades directivas en la empresa, según precisan fuentes de la compañía.
Las dos hermanas prefieren la discreción. Anna Gallés Gabarró, de 53 años, lidera la Fundación Andrena, dedicada a la defensa medioambiental, en el patronato de la cual están sus dos hermanos, científicos y académicos. Andrena se dedica sobre todo a la conservación de ecosistemas acuáticos de agua dulce. Ha participado en la restauración de lagunas, sistemas fluviales y en proyectos de mitigación de la contaminación por nitratos. Hace años, Anna publicó cartas en la prensa en las que denunció desde la caza de pájaros con muérdago a las consecuencias medioambientales de Erovegas, el fracasado proyecto de casinos que el magnate Sheldon Adelson pretendía levantar en el Baix Llobregat (Barcelona). Es licenciada en Bellas Artes y máster en Ecología y Gestión del Medio Natural por la facultad de Biología de la Universitat de Barcelona.
Y Eva Gallés Gabarro es consejera de Metrópolis, la inmobiliaria de las grandes familias barcelonesas que preside Oriol Tomàs Carulla –de la familia propietaria de Agrolimen– y donde también están representantes de las estirpes empresariales de los Suqué (Grup Perelada), Rodés (Havas Group), Godia (G3T) o Ferrero (Idilia Foods). Eva entró en el consejo de Metrópolis en febrero pasado cuando, precisamente, salió su hermano Jordi. Eva forma parte de otros consejos, como el de la sociedad de capital riesgo Harvest Hospitality, que lidera Jaume Oliu Barton, el primogénito del presidente de Banco Sabadell.
Cuatro intentos
Con anterioridad, Jordi Gallés estuvo a punto de colocar Europastry en el parquet hasta en cuatro ocasiones: en 1998, cuando se echo atrás por la crisis financiera asiática que repercutió en los mercados europeos; en 2007, porque se avistaba el estallido de la burbuja inmobiliaria; en 2019, por considerar que no despertaba el interés esperado por parte de los inversores. Y antes del pasado verano, optaron por dejar pasar unos meses por la "volatilidad del mercado". Curiosamente, mientras ellos se dirigen hacia la bolsa, Grifols está a punto de regresar.
La familia de Jordi Gallés solo se desprenderá de una parte de las acciones. Del 76,27% del capital social actual, conservarán en torno al 60% según se desprende del plan que han presentado a la CNMV. En la actualidad, Exponent, un fondo gestionado porel madrileño MCH Private Equity, controla el 20,7%; y Jordi Morral Hospital, el consejero delegado, otro 3%. Históricamente, por el capital de Europastry han pasado otros fondos de inversión y family office como Agrolimen, Vall Companys o Banco Sabadell que consiguieron hacer caja gracias a este fabricante de masas congeladas.
Europastry se ha convertido en un gigante a base de compras de empresas del sector –desde 2017, la valenciana Sualba, la gallega Ingapan, la norteamericana Wenner Bread... hasta llegar a la alemana DeWiBack, en una operación cerrada en marzo pasado– pero sobre todo ampliando su base de clientes en el mercado ibérico.
Historia familiar y empresarial
Si bien la historia de esta estirpe de panaderos empieza en Castellterçol cuatro generaciones atrás, la de los industriales arranca con Pere Gallés cuando, en 1974, compra la panificadora Marcosa de Sant Boi de Llobregat. Desde principios de los sesenta regentaba una panadería en Badalona. En 1984, después de un viaje a Francia para conocer los secretos del "pan ultracongelado en masa", desarrolla lo que se conocerá por "pan precocido", que solo necesita una segunda y breve cocción antes de que se sirva al consumidor final. Una nueva planta en Sant Joan Despí produjo el primer "pan precocido" con la marca Fripan. Y en 1987 nació Europastry, inicialmente como obrador central de bollería para El Molí Vell, la cadena de panaderías de Barcelona que eran de su propiedad.
En 1994 inauguraron la fábrica de Azuqueca de Henares (Madrid) desde la que distribuyen masas congeladas por el centro y sur de la península. Después vinieron las nuevas plantas de Rubí (Barcelona, en 1999), Vallmoll (Tarragona, en 2001)... Laurens (Carolina del Sur) u Oldenzaal (Países Bajos).
En la actualidad, Europastry está presente en más de 80 países a través de una red de más de 5.000 panaderos, 22 plantas de producción y 33 oficinas comerciales. Sus ventas, en 2023, se situaron en 1.350 millones de euros, con un crecimiento del 20% respecto al ejercicio anterior, y con un resultado operativo (ebitda) de 205 millones de euros.