Este 2025 será el año clave en la opa del BBVA al Sabadell. Se espera que durante los primeros meses, Competencia de su veredicto sobre la operación, que de ser favorable, llevaría a los accionistas del banco catalán a votar si quieren que desaparezca o que siga su camino en solitario. En paralelo se librará otra batalla, la de los tronos.
Y es que, casualmente, el consejero delegado del Sabadell, Cesar González-Bueno, someterá su cargo a reelección en la próxima junta de accionistas, que se celebrará previsiblemente en marzo. Pero también el presidente del BBVA, Carlos Torres, y el consejero delegado, Onur Genç, tendrían que validar su cargo por un periodo de tres años más.
Y en este contexto, marcado por la opa, son varios los escenarios posibles. Uno de ellos es que la operación prospere, el BBVA absorba al Sabadell y acaben formando un nuevo consejo de administración. En cuyo caso, los banqueros se disputarían un sillón en el consejo, pero no todos podrían tener los cargos actuales. El otro escenario posible es que la opa fracase y en consecuencia, ni Torres ni Genç sigan al frente del BBVA porque dejen sus cargos.
Ambos han sido preguntados por este asunto en varias ocasiones, concretamente si dimitirían, y aunque al principio no lo veían posible, recientemente han eludido responder a esta cuestión. La última vez, de hecho, fue en noviembre, en un foro empresarial donde participó el consejero delegado. En ese encuentro Genç no aclaró cuál sería su futuro si la opa fracasa, pero admitió por primera vez que si las condiciones de Competencia eran muy duras, el BBVA podría dar marcha atrás y retirar la opa, algo que hasta ese momento les costaba defender.
El BBVA ha intentado una fusión amistosa dos veces
Si la opa no prospera, sería el segundo fracaso del BBVA, que ya a finales del 2020 -en medio de la pandemia y cuando el banco catalán se encontraba en una situación financiera muy complicada- intentó negociar una fusión amistosa con el Sabadell. La operación falló, como también ocurrió en abril de 2024, un mes en el que Torres citó a Josep Oliu (presidente del Sabadell) para reabrir negociaciones.
Sin embargo, el precio fijado por el BBVA echó para atrás al Sabadell otra vez, y fue entonces cuando el primero lanzó una opa hostil por el segundo. La entidad se ha aventurado a comprar el banco sin tener en cuenta al consejo de administración, centrándose solo en lo que decidan los accionistas, que son en última instancia los que deben votar si quieren o no quieren que culmine esta operación.
Otro escenario posible se produciría si el BBVA mejora la opa y convierte la operación en amistosa. En este caso, Torres y Genç podrían negociar una nueva cúpula para el banco, con miembros del Sabadell. De hecho, ya ofrecieron a Oliu una vicepresidencia. Pero aun en este caso, es posible que solo una persona tuviera funciones ejecutivas, como quiere el BCE.
El BCE no quiere presidencias ejecutivas
Uno de los inconvenientes que tiene Carlos Torres de cara a su futura reelección (con fusión y sin fusión) es con el Banco Central Europeo, que no es partidario de las presidencias ejecutivas. Prefiere que sean los consejeros delegados quienes tengan estas funciones, siguiendo el modelo anglosajón; CaixaBank solucionó este problema en la recta final del 2024, cuando José Ignacio Goirigolzarri, que también debía renovar su mandato en la junta de accionistas de este 2025, cesaba como presidente ejecutivo del banco. Desde el 1 de enero asume esta tarea Tomás Muniesa (ya sin funciones ejecutivas) que ha dejado todo el poder a Gonzalo Gortázar, el CEO.
Con la salida de Goirigolzarri solo quedan dos banqueros en España con estos poderes, Carlos Torres y Ana Botín. La presidenta del Santander, que en 2024 cumplió diez años al frente de la entidad, tiene un plazo más largo para decidir su futuro porque no se someterá a reelección hasta el 2026, un año en el que lo hará también su consejero delegado, Héctor Grisi. En 2024, Unicaja también puso solución al asunto nombrando a José Sevilla presidente no ejecutivo; Mientras que en Bankinter cambió la presidencia (la asumió Dolores Dancausa) pero esta ya era no ejecutiva. Al igual que ocurre en el Sabadell, donde Josep Oliu no tiene estas funciones desde finales del 2020.
Dado el contexto, el futuro de Carlos Torres en el BBVA es ahora incierto, tanto por la opa como por el BCE. Y es que, antes de que los accionistas voten su reelección, si el consejo decide que siga como presidente, el BCE debe realizar al banquero un test de idoneidad. Y en el pasado, ya se opuso a su nombramiento; González-Bueno, sin embargo, tendría su sillón asegurado en el Sabadell si la opa no prospera. Si ocurre lo contrario, estará por ver su puesto en los próximos meses.