A lo largo del año pasado, el sector de los juegos de mesa creció un 7%, por encima de la media del sector de los juguetes y después de haber generado un volumen de negocio de más de 140 millones de euros el año anterior en España. La demanda y, a consecuencia, la facturación, se dispararon con la crisis del coronavirus, ya que millones de personas se vieron obligadas a confinarse en casa. Aunque este crecimiento se resintió en el 2022, durante el 2023 la base de compradores se consolidó, hecho que provocó que el sector volviera a ganar tracción.
Los mejores meses para el gremio en España van desde octubre hasta principios de enero, semanas que representan cerca del 65% de la facturación total. Según datos de la consultora del sector Circana, esta cifra representa un porcentaje más elevado que en los países del entorno europeo. De hecho, la editora y distribuidora Asmodee, responsable de juegos como Dixit o Exploding Kittens, tiene previsto facturar en 2023 cerca de 25 millones de euros. Su directora de marketing, Rocío Martínez, constata que el año pasado fue el "retorno a la normalidad" después de los vaivenes de la pandemia.
Desde Devir, otro de los referentes de la industria, explican que el 2022 fue un ejercicio de "transición" porque los canales de distribución se vieron sobrecargados tanto por el aumento de la demanda de los ejercicios anteriores como por problemas globales en las cadenas de suministro. Con estos cuellos de botella, el mercado recuperó el pulso durante el 2023 y las ventas de juegos de mesa de la firma, que cuentan con la licencia del juego Catan, están ya un 17% por encima del año pasado.
Interés por los juegos de mesa
¿De dónde viene este interés y posterior auge? Oriol Comas, experto en el sector y director del festival DAU, explica que hasta finales del siglo XIX, los juegos de mesa eran el ajedrez, las damas y el parchís, pero que no existía el concepto de juegos abstractos. "Fue a principios del siglo pasado que aparecieron el Monopoly, el Cluedo o los juegos de rol, los considerados juegos abstractos y que trataban temas del día a día, de la sociedad", señala.
En esta línea, agrega que en los años 70 surgieron crónicas sobre los juegos y que fue Alemania el país pionero en el sector de los juegos de mesa. "Había mucho interés y todavía se mantiene ahora, hasta el punto que crearon un festival y un concurso". Sobre este apogeo, Comas apunta que se juntó una industria "creativa y con talento" con el objetivo de revalorizar el sector y, también, los autores de los juegos como creadores culturales y de entretenimiento. "Todo el mundo sabe quién escribió El Quijote o La Divina Comedia, pero nadie sabe quién hizo el Monopoly o el Catán. Ahora por fortuna todo el mundo sabe quiénes son los autores de los juegos".
"Con el estallido de la pandemia, no solo se recuperó la tradición de jugar que surgió en Alemania hace más de 4 décadas, sino que tanto jóvenes como adultos vieron que más allá de la distracción, jugar da placer", destaca Comas, que añade que "a los niños les generan habilidades y los adultos se lo pasan bien". De hecho, él es el impulsor del festival DAU, que cada año reúne además de 35.000 usuarios. "La gente ha visto que jugando es feliz, no lo ven como una cosa de niños, sino para todos los públicos, y más ahora que se empiezan a fusionar los juegos de mesa tradicionales con las tabletas y dispositivos".
Rocío Martínez, por su parte, confirma que durante la covid-19 los juegos de mesa experimentaron un gran apogeo, que se materializaron en una diversidad de propuestas. "La gestión de recursos, la estrategia y el azar son las principales características de las nuevas propuestas, aunque no faltan temáticas basadas en libros, series y películas", narra. Sin embargo, matiza que clásicos como el Trivial, el Monopoly u Operación nunca caen de la lista de los más vendidos en España, donde los títulos de éxito pueden llegar a vender hasta 1 millón de unidades anuales.
Impacto de la inflación en la industria de los juegos de mesa
El alza de los precios de las materias primas como el cartón o la energía también afectaron a la fabricación de los juegos, pero, a pesar de la sacudida, la industria considera que el golpe de la inflación sobre las ventas estuvo limitado. "En los juegos de mesa, las crisis les benefician un poco. La gente invierte en alguna cosa que utilizará varias veces para quedarse en casa y disfrutar del ocio un poco más barato", defensa Rocío Martínez. Frente a las opciones de entretenimiento más efímeras como el cine, "con un juego de mesa te puedes divertir tres meses", recalca.
En 2022, el precio medio de los juegos de mesa se acercó a los 19 euros, un 4% más respecto al año anterior, según Circana, aunque en un mercado donde el público es tan diverso, que incluye desde niños hasta jugadores especializados, algunos títulos pueden llegar a superar los 100 euros. Con todo, los productos por debajo de los 20 euros "cada vez funcionan mejor", en parte porque los nuevos compradores que han llegado al mercado en los últimos años tienden a buscar títulos más sencillos y económicos.
"Los mayores problemas con la inflación se sufrieron en el 2021 y en el 2022, cuando el transporte de los productos en contenedores pasó de costar 5.000 dólares a 20.000 dólares y fabricar un juego pasó de costar 4 euros a 6 euros", afirman desde Devir, que indican que estas subidas no llegaron a trasladarse por completo a los consumidores.
Producción de los juegos
Con respecto a la fabricación, Oriol Comas subraya que en las últimas décadas el principal centro de producción de juegos de mesa ha sido China, aunque insiste en que "el incremento de los costes ha contribuido al hecho de que parte de la producción se haya empezado a trasladar a Europa, especialmente en Alemania y Polonia".
¿Y en un futuro? Según el estudio El Mercado de los juegos de mesa por producto, canal de distribución y zona geográfica realizado por Technavio, el mercado de los juegos aumentará sus ingresos hasta los 3.000 millones de euros en el 2026 y de estos, el 34% del crecimiento tendrá lugar en Europa.