El grupo húngaro Ganz Mavag (Magyar Vagon) ha acordado retirar su opa para obtener el control de Talgo y mantener una estrategia judicial contra la decisión del Gobierno español de vetar esta operación, alegando que debe presentar "la seguridad". No obstante, Magyar Vagon no desiste de presentar otra oferta a futuro para hacerse con Talgo, según acordó en la reunión mantenida este jueves en Budapest por el consejo de administración del consorcio.

El consorcio húngaro anunció que recurriría en todas las instancias posibles la decisión, tanto en España como en Bruselas, ya que el ejecutivo comunitario avaló este jueves el veto del gobierno español a la operación lanzada por la empresa húngara para comprar Talgo, alegando que proteger los intereses y la seguridad nacional de España, apuntando que la situación puede terminar dirimiéndose en el Tribunal de Justicia de la UE. La portavoz comunitaria Francesca Dalboni recordó, en rueda de prensa, que la legislación europea permite a los Estados miembros "restringir" la libre circulación en la Unión Europea (UE) sobre la base de motivos de seguridad pública, aunque las medidas adoptadas deben ser "justificadas y proporcionadas".

Al retirar la propuesta de opa sobre Talgo, la CNMV puede desestimar el trámite de la operación, toda vez que el regulador necesitaba una comunicación por parte del oferente (Magyar Vagon) para poner fin al proceso, que hace unos meses admitió a trámite. 

En un comunicado publicado por la CNMV firmada por los directivos András Tombor y Gyorgy Bacsa,  la empresa húngara asegura que el veto del Gobierno "no se ajusta a derecho" y advierte de que "podrá considerar, en su caso, volver a presentar una oferta para la adquisición del 100% de Talgo". 

En un plazo de dos meses, la empresa presentará el recurso contencioso-administrativo ante el Supremo contra la decisión del Consejo de Ministros, pidiendo su nulidad y la indemnización por daños y perjuicios. Además, elevará las quejas a las instituciones de la Unión Europea, ya que, según defienden, "su oferta pública de adquisición por el 100% del capital social de Talgo cumple con todos los requisitos legales vigentes" y "no existen razones fundadas para la oposición del Gobierno de España". "La decisión del Consejo de Ministros notificada carece de la más mínima motivación y produce al Oferente la más absoluta indefensión", añaden. 

Camino libre para Skoda

La decisión de Ganz Mavag (Magyar Vagon) vuelve a poner en escena a la compañía checa Skoda. Este grupo mostró su interés por quedarse con la compañía de transporte española y ahora podrá seguir negociando con Talgo para fusionar sus negocios, siempre y cuando la dirección de Talgo se abra a ello.

Talgo rechazó hasta en dos ocasiones el ofrecimiento de Skoda, al estar más interesada en la oferta de Magyar Vagon, ya que Skoda no tenía la intención de controlar el capital, mientras que los principales accionistas de Talgo -Trilantic Capital, con un 40%- quieren desprenderse de sus acciones. Sin embargo, una vez vetada la operación por el Gobierno, Skoda es la única empresa interesada en Talgo y la única posibilidad para los accionistas de Talgo de salir de la empresa o, al menos, de vender parte de su capital y poder ampliar su capacidad industrial.

La plantilla, 2.500 personas

Mientras, la tensión se ha apoderado de la plantilla del grupo Talgo, que no ve certidumbre sobre el futuro de la compañía. La plantilla de su principal factoría, en Rivabellosa (Álava), vive con "cierto nerviosismo" la situación generada. Los trabajadores siguen expectantes sobre la resolución que se tomará desde la dirección de la compañía, dado el interés por desinvertir del capital. 

En declaraciones a EFE Televisión, Kepa Alcaine, representante de CCOO en la fábrica alavesa, ha explicado este miércoles que Talgo da empleo directo a unas 2.500 personas en España, de las cuales 700 trabajan en Rivabellosa, y por ello "interesa que se quede" en el país. En la actualidad hay "muchísima" carga de trabajo y la planta "tiene la capacidad que tiene, no puede fabricar mucho más", por lo que la dirección debe decidir "qué tipo de socio quiere", si un socio inversor que ponga dinero para ampliar las actuales instalaciones y poder producir más o un socio industrial para fabricar en otros lugares.