Meliá pierde medio millón de euros en el primer trimestre. La hotelera reduce los números rojos respecto al mismo periodo de año anterior en casi el 100%, pues entre enero y marzo de 2022 arrojó unas pérdidas de 59,3 millones impactada todavía por la pandemia, en concreto, por la variante ómicron. Sin embargo, la empresa que dirige Gabriel Escarrer inició la recuperación del negocio -tras dos años de covid- en el segundo trimestre del 2022 y de hecho, cerró el ejercicio pasado con beneficio. En concreto, ganó 110,7 millones de euros en el conjunto del año acercándose al resultado prepandemia.
Entre enero y marzo de este año, Meliá ha mejorado sus ingresos casi un 46% respecto al año pasado y se acercan a los 400 millones, creciendo también respecto al 2019 en un 0,8%. El principal indicador de negocio, el RevPAR (Ingreso Medio por Habitación Disponible) se situó a cierre de marzo en los 64,8 euros, un 43% por encima del mismo periodo del año anterior. La buena evolución de la tarifa media y un índice de ocupación en ascenso mes tras mes, hacen que la hotelera prevea alcanzar en mayo los niveles de 2019.
En cuanto a la capacidad, Meliá indica que mantuvo un 12,9% más de habitaciones disponibles en los hoteles en propiedad, alquiler y gestión que en el mismo periodo del año anterior, y esta también fue un 6% superior comparado con 2019. Con todo, el ebitda del grupo alcanzó los 78 millones de euros, mejorando en un 243,4% el del mismo periodo de 2022). Y la liquidez, (incluyendo la tesorería, así como las líneas de crédito no dispuestas) asciende a 360,5 millones.
Lo que si ha incrementado la compañía es la deuda neta, que a cierre de marzo alcanzaba los 2.736,5 millones, lo que supone un incremento de más de 60 millones durante el trimestre, que Meliá explica "por la estacionalidad del negocio".
Escarrer destaca en una nota que los resultados del primer trimestre del año confirman la recuperación del turismo a nivel mundial, no solo vacacional y de ocio urbano, sino también de grupos y de negocios (segmento MICE). "El comportamiento de la demanda mantiene el efecto de revancha o de botella de champan que se inició tras la retirada de las restricciones provocadas por la pandemia, si bien parece consolidarse un comportamiento más estructural de la demanda".
Esta reacción se empieza a constatar también en los países que retiraron más tarde las restricciones sanitarias, como China, Japón o Australia, donde el despegue de la demanda hacia el exterior se aprecia con fuerza a partir del segundo trimestre de 2023, sobre todo a los destinos del sudeste asiático, revela el consejero delegado de la hotelera.
"Con vistas al futuro inmediato, y siempre sin olvidarnos de la prudencia, estimamos una temporada estival positiva tanto en la evolución que mantendrán los precios, como en los niveles de ocupación, que podrían al fin superar los registrados en 2019, vislumbrando además un todavía amplio margen de mejora, tanto en precios como en volumen, que nos reafirma en una visión prudentemente optimista para el ejercicio".
Meliá espera mantener durante el segundo trimestre la tendencia iniciada ya hace un año. Indican que la demanda durante Semana Santa (este año ha sido en abril) ha sido muy positiva y la evolución de las reservas en libros respecto a las mismas fechas de 2019 ya están un 36% por encima, lo que alimenta "el prudente optimismo" que la hotelera mantiene en los diversos destinos y mercados en los que opera, a pesar de los retos existentes.
Así, el segundo trimestre Meliá espera recuperar niveles de ocupación similares a los del precovid, como ha sido el caso en el mes de abril. Y en este escenario, la compañía mantiene la previsión de abrir en torno a 30 hoteles en 2023, y ha anunciado hasta la fecha la firma de cuatro nuevos hoteles en Cuba, así como nuevos proyectos en China, Montenegro, Milán, Albania, y España.