La mítica marca de ropa deportiva Meyba vuelve al mercado de la moda de baño masculina, con presencia en nueve establecimientos de la cadena de El Corte Inglés y más de 50 tiendas de deportes, y al escenario futbolístico con el patrocinio de la Unión Deportiva Sant Andreu, el equipo barcelonés que este año ha subido a Segunda RFEF. La marca que fundaron el publicista Joaquim Mestre y el modisto Josep Ballbé, en los años 40 del siglo pasado, fue un referente de los mejores años del dream-team del FC Barcelona de Johan Cruyff cuando el once inicial la lucía la temporada 1991/92 en la final que les dio su primera Champions. Ahora, 80 años más tarde, Antoni Reguant, expresidente del CE Sabadell, y su socio Xavier Miret, con experiencia en el sector textil, renuevan la marca para reposicionarla en el segmento medio-alto de la moda deportiva en España, Portugal y Andorra.
"El mundo del fútbol ha cambiado mucho, pero creemos que el Sant Andreu, por su posición, sus valores y su ascenso épico, nos brinda una gran oportunidad para posicionar la marca", después de haber negociado la licencia y la distribución en 2021, con la propietaria, la holandesa Premium Inc, creada por el exfutbolista Johan Cruyff. Antoni Reguant comenta que el Sant Andreu será un primer paso en el mundo del fútbol porque, si la marca llegó a otros grandes equipos como el Atlético de Madrid, Betis, Valladolid, Español o Cádiz, "ahora podemos aspirar, en otro nivel, a clubs deportivos catalanes que posicionarán la marca y nos darán visibilidad".
Los nuevos licenciatarios han diseñado en su primer año un catálogo de productos de ropa deportiva, como bañadores para hombre y niño, camisetas, polos y toallas, y accesorios de moda, como cinturones y carteras. Lo que queda, hoy por hoy, "absolutamente descartado" es entrar en la línea de bañadores para mujer y, para niñas, "lo estamos estudiando". En todos los casos, han optado por la fabricación local en Catalunya y España. Han contratado empresas y talleres de Hostalets de Balanyà para la producción de las toallas, Lleida y Almería, para los bañadores, Barcelona para los cinturones, y también se encargan algunos productos a empresas de Ciudad Real. Reguant asegura que son un generador de empleo indirecto y cifra en 15 el número de personas en la plantilla de las oficinas de Barcelona.
La producción es local, "porque Meyba siempre ha sido sinónimo de calidad", expone Antoni Reguant, y quieren "respetar el posicionamiento de la marca histórica", que va dirigida a un segmento de consumidor medio y alto, sin ser de lujo. Los precios lo determinan: un traje de baño puede costar unos 75 euros, una camiseta sale por 35 euros, un polo por unos 55 euros y un cinturón por 35 euros, tal como muestra el portal de venta online que la marca ha estrenado. Reguant insiste en el hecho de que sale a cuenta fabricar en España porque para producciones con volúmenes controlados es más rentable.
Si la temporada de baño es favorable y la climatología acompaña este verano, Meyba espera facturar un millón de euros en 2023, porque será "nuestro primer ejercicio completo, en el sentido de que el año pasado una parte de los meses todavía se vieron afectados por las consecuencias de la pandemia", argumenta Reguant y advierte que, de momento, "el calor nos ha venido más tarde de lo esperado y la venta de ropa de baño ha coincidido prácticamente con la temporada de rebajas, pero esperamos que nos vaya bien".
Una historia atropellada pero ha sobrevivido
La historia Meyba va muy ligada a los altibajos del sector textil en Catalunya. Joaquim Mestre y Josep Ballbé (las iniciales de sus apellidos dieron origen a la marca) revolucionaron la moda de los bañadores incorporando el tejido de lycra para confeccionarlos y aprovechando la vena publicista de Mestre tuvieron una gran repercusión en los años 50 y 60, de manera que desde Terrassa conquistaron todo el mercado español. Una de las anécdotas de la historia la protagonizó en 1966, el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, cuando entró con un bañador Meyba a la playa almeriense para demostrar que no había radioactividad. El éxito de la marca duró hasta la primera década de los 90 del siglo pasado, en una etapa de crisis económica, la compañía hizo suspensión de pagos, con poco más de un centenar de trabajadores repartidos entre Barcelona, Huesca y Barbastro.
Posteriormente, la empresa textil Pulligan -de la familia Jover- con el directivo Joan Canals al frente, dio una segunda oportunidad a la marca Meyba, hasta que este grupo también desapareció por otra crisis, la de 2008. La suspensión de Pulligan se saldó con la venta a la compañía Igualadina de Marcas (Imar) que se quedó Meyba, Pulligan y Peyton. La mala suerte de Meyba fue tal que Imar también fue a la quiebra. El año 2013, Premium compró la marca y la ha ido comercializando con diferentes líneas de ropa deportiva y una colección más vintage para los seguidores y nostálgicos de clubs como el FC Barcelona.