El consejo asesor de Familia Torres ha acordado iniciar "un proceso de transición generacional" por el que se nombrará a Miquel Torres Maczassek como presidente de la compañía en sustitución de Miguel A. Torres.

Torres Maczassek cuenta con 22 años de trayectoria en el negocio familiar y, hasta ahora, ejercía de director general, según informó la empresa en un comunicado este lunes.

Como preparación para el cargo, realizará durante un período mínimo de un año diversas formaciones y "analizará proyectos y negocios que puedan aportar el máximo valor a la función de gobierno de la empresa". Durante esta transición, el actual presidente ejecutivo, Miguel A. Torres, mantendrá sus funciones "para garantizar un buen gobierno" y se abrirá un proceso de selección para incorporar un nuevo director general.

Según la empresa, este nombramiento supone que la presidencia de Familia Torres recaiga "en la quinta generación de una compañía con más de 150 años de historia".

Adaptación al cambio climático

La compañía vitivinícola informó hace unos meses que está adaptando las viñas a las nuevas circunstancias climáticas, desplazando los cultivos buscando más altitud y temperatura más frías. Con esta finalidad prevé invertir hasta 10 millones de euros en la compra de terrenos en altura, en los próximos 10 años, en Catalunya y Chile. Estas son también las áreas geográficas en que en la última década ha adquirido suelo para el cultivo de la viña, situado entre 550 y 1.200 metros de altitud. En estos años han realizado diversas actuaciones para adaptarse al cambio climático y reducir la huella de carbono.

Ajustándose a estos criterios, la bodega ya cultiva en las poblaciones de Tremp (Lleida), Santa Maria de Miralles (Barcelona) y en las zonas más elevadas del área de la Denominación de Origen Penedès, también en la demarcación de Barcelona. También en Valladolid y en Galicia. En Chile, donde la marca lleva más de 40 años establecida, con presencia en las regiones de Maule, Bío-Bío y Ñuble.

En el 2021, Família Torres consiguió reducir sus emisiones de CO₂ por botella, tanto directas como indirectas, en un 35% con respecto al 2008, y tiene el objetivo de superar el 60% de reducción en 2030 y convertirse en una bodega de cero emisiones limpias antes de 2040.