Desde este viernes, Ciments Molins pasa a denominarse Molins. El grupo de la familia Molins ha decidido modificar su histórica identidad corporativa para conseguir que todos sus stakeholders tengan una visión más global de la compañía y dejen de encasillarla como fabricante de cemento. Quiere transmitir que es una compañía que crea soluciones para la construcción, basadas en la innovación y la sostenibilidad. "El cemento es la base de la compañía, representa el 60% de nuestro negocio actual y estamos invirtiendo en reducir las emisiones hasta llegar al net zero 2050. Sin embargo, hoy somos una compañía que ofrece un amplio catálogo de soluciones para la construcción y nuestra estrategia a largo plazo es seguir creciendo en todo tipo de soluciones constructivas, de manera que podamos ofrecer un servicio cada vez mejor a nuestros clientes", ha destacado el consejero delegado del grupo, Julio Rodríguez.
El cambio de identidad lleva aparejada la unificación de las marcas comerciales de Molins en España —Ciments Molins Industrial, Promsa, Propamsa, Pretersa-Prenavisa y Precon—, con una amplia gama de productos y soluciones innovadoras y sostenibles para la construcción. Esta reestructuración coincide con el relevo, ya anunciado para el próximo mes de julio, en la dirección de la compañía. La junta de accionistas del 26 de junio aprobará la salida de Julio Rodríguez y su sustitución por Marcos Cela, un directivo con larga trayectoria en la cementera de la familia Molins.
Cela se incorporará a un grupo reestructurado, con un modelo de negocio integrado, con seis líneas de negocio que distinguen las diferentes áreas de la compañía y que marcan nuevas líneas de crecimiento en soluciones y productos: cemento, hormigón y áridos, economía circular, soluciones para la construcción, soluciones prefabricadas y paisaje urbano. La compañía prevé crecimientos sostenidos en todas estas líneas, pero también estará pendiente de las oportunidades que surjan para la compra de empresas complementarias. De hecho, Julio Rodríguez ha confirmado que tienen "muy avanzadas" para nuevos desarrollos en el área de la economía circular.
La nueva Molins se estrena tras un primer trimestre de 2024 con un beneficio neto de 52 millones, un 38% más que en el mismo período de 2023, y las ventas fueron de 336 millones. Durante 2023, los ingresos se elevaron a 1.349 millones, el 59% provenientes de la venta de cemento, un 18% prefabricados de hormigón, un 12% morteros especiales y un 11% hormigón.
El consejero delegado, Julio Rodríguez, ha concretado que Molins cuenta con 168 plantas especializadas en soluciones para el sector de la construcción, distribuidas alrededor del mundo. De estas, 15 son cementeras, 81 están especializadas en soluciones de hormigón y morteros especiales, 13 en prefabricados de hormigón, 51 son de áridos y otras 8 se han orientado a la economía circular y a la valorización de residuos. Para su gestión global, la firma emplea a 6.300 personas.
Escofet y Calucem, al margen
En este proceso de reestructuración, Molins unifica las marcas comerciales de sus negocios, a excepción de Escofet —empresa dedicada al diseño e industrialización de elementos urbanos y hormigón arquitectónico— y Calucem —con sede en Mannheim (Alemania), que ofrece una gran variedad de soluciones para el mercado de la química de la construcción, y es conocida por su capacidad de innovación para reducir las emisiones de CO₂—. Estas marcas se han mantenido por su singularidad y especialización, y en ambos casos, se aplicará un endoso a su logo con la nueva identidad de la compañía a la que pertenecen, convirtiéndose en Escofet by Molins y Calucem by Molins.