¿Qué está pasando en el sector inmobiliario chino? La promotora inmobiliaria china Evergrande Group ha solicitado la protección por bancarrota del Capítulo 15 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos ante un tribunal de Nueva York, según la agencia de noticias Bloomberg. Precisamente, este Capítulo 15 protege los bienes de la compañía en Estados Unidos, mientras se gestionan los acuerdos de reestructuración en otras jurisdicciones.
Asimismo, Country Garden, la que fuera la mayor promotora inmobiliaria de China y controlada por la mujer más rica del gigante asiático, Yang Huiyan, ha advertido de que espera registrar pérdidas de entre 45.000 y 55.000 millones de yuanes (5.675 y 6.937 millones de euros) en el primer semestre de 2023.
Deuda 'offshore' de 17.700 millones de euros
Evergrande anunció en marzo un plan para llevar a cabo la reestructuración de una parte de su deuda offshore, que entonces ascendía aproximadamente a 140.284 millones de yuanes (17.702 millones de euros). El gigante inmobiliario chino, acuciado por las dificultades para hacer frente a un pasivo estimado en unos 300.000 millones de dólares (275.665 millones de euros), incumplió el plazo autoimpuesto para dar a conocer a finales de 2022 su plan de reestructuración.
Evergrande publicó en julio sus cuentas atrasadas de los ejercicios 2021 y 2022, en los que la compañía registró pérdidas por un importe agregado de 581.211 millones de yuanes (73.369 millones de euros al cambio actual). En concreto, el gigante inmobiliario sufrió pérdidas de 476.095 millones de yuanes (60.161 millones de euros) en el ejercicio 2021, unos números rojos que logró reducir en 2022 hasta los 105.116 millones de yuanes (13.283 millones de euros). En el ejercicio 2020, la promotora china había contabilizado un beneficio neto atribuido de 8.076 millones de yuanes (1.020 millones de euros).
Los problemas para Evergrande comenzaron hace dos años, cuando el grupo chino reconoció dificultades de liquidez y riesgos de incurrir en impago.
Country Garden prevé registrar pérdidas de más de 5.500 millones
Country Garden, por su parte, también ha avisado que no está pasando por su mejor momento. La inmobiliaria ha alertado que espera registrar pérdidas de entre 45.000 y 55.000 millones de yuanes (5.675 y 6.937 millones de euros) en el primer semestre del año. La semana pasada Country Garden atribuyó su previsión de pérdidas a la disminución en el margen de utilidad bruta del negocio inmobiliario y al aumento en el deterioro de proyectos inmobiliarios como resultado de la caída en las ventas en la industria de bienes raíces, así como a la pérdida relacionada con las fluctuaciones del tipo de cambio.
En este sentido, la promotora ha informado de que en los seis primeros meses del año alcanzó unas ventas de 140.800 millones de yuanes (17.756 millones de euros), lo que representa un retroceso interanual del 35% y una caída del 61% si se compara con los ingresos de la compañía en el mismo periodo de 2021. Asimismo, en el mes de julio registró una cifra de negocio de 12.100 millones de yuanes (1.526 millones de euros), lo que supone el cuarto mes consecutivo de caídas interanuales de los ingresos, con un retroceso del 60% respecto de julio del año pasado y del 78% respecto de hace dos años.
"El sector ha entrado en un periodo de dificultades sin precedentes"
"Desde 2021, el sector ha entrado en un período de dificultades sin precedentes con múltiples factores desfavorables, lo que ha resultado en graves problemas para las ventas y la financiación en el mercado", ha explicado la empresa, que hace tambalear de nuevo al sector inmobiliario chino apenas dos años después del comienzo de los problemas de otro coloso como Evergrande.
Ante una situación "tan extremadamente difícil" en el sector, la compañía ha destacado sus esfuerzos de "autorrescate" para garantizar, en primer lugar, los flujos de efectivo con la meta de minimizar los costes y maximizar el valor. En este sentido, para minimizar los gastos, Country Garden ha acometido un control estricto de la capacidad de producción ineficaz para reducir gastos operativos no esenciales, además de reforzar el control de los costes, simplificar su estructura organizativa, incluyendo la rebaja de los salarios, "con el alta dirección a la cabeza".