La plataforma de inversión Stoneweg planea abrir un Museo Thyssen en Barcelona. Estaría situado en el antiguo Cine Comedia, en la única esquina de Paseo de Gracia con Gran Vía que no está ocupada por una gran marca de moda. Este fondo de inversión ya estuvo detrás del proyecto del Hermitage, que no les permitieron levantar en el puerto de Barcelona.
Stoneweg negocia un acuerdo a tres bandas con Carmen Cervera, la baronesa Thyssen, para la cesión de parte de su colección de pintura privada y con los propietarios del Cine Comedia, las familias Pla y Planàs, para ocupar este inmueble. Aunque no han trascendido los importes que se barajan en la negociación, fuentes conocedoras del proyecto apuntan que el alquiler del Cine Comedia sería como mínimo para 25 años y que Stoneweg invertiría cerca de 30 millones de euros en la reforma y puesta en funcionamiento del museo.
En las negociaciones han tomado parte la propia baronesa Thyssen, Jaume Sabater –CEO de Stoneweg– y el abogado Antonio Delgado Planás, en calidad de miembro y representante de las familias propietarias del Cine Comedia. Delgado es el director los servicios jurídicos de ESADE y, hasta el pasado septiembre, presidió el Círculo Ecuestre.
Desde que el histórico Cine Comedia cerró sus puertas al público el pasado 14 de enero, cuando el grupo Yelmo optó por abandonar estos multicines, los propietarios del inmueble han recibido hasta media docena de propuestas. Fuentes próximas a la propiedad señalan que todavía no han comunicado su decisión.
Por su parte, fuentes próximas al fondo de inversión se limitaron a señalar este jueves que su división cultural, Stoneweg Experience, “mantiene un diálogo constante con los representantes de todos los sectores culturales del país, y se encuentra siempre dispuesto a considerar y explorar nuevas iniciativas culturales tanto a nivel nacional como internacional”.
La plataforma de inversión Stoneweg inició su actividad hace ocho años en el sector inmobiliario –residencial, oficinas y logística– aunque se ha ido diversificando hacia el hotelero, la restauración –con la marca Belbo, con cinco locales en Barcelona y uno en Sant Cugat del Vallès–, el ocio y la cultura.
En el campo cultural, también promueven un novedoso espacio artístico en la antigua fábrica Godó i Trias de L’Hospitalet de Llobregat, donde invertirán 60 millones de euros, y ya han puesto en marcha un centro divulgativo de la Copa América de Vela, en el antiguo cine IMAX del puerto de Barcelona, y una sala de exposiciones en el Palacio Martorell, en pleno barrio Gótico de Barcelona. Además, promueven parques urbanos de olas para la práctica del surf en diversos países, como el que impulsan en el estadio Civitas Metropolitano del Atlético de Madrid.
Fracasaron con la franquicia del Hermitage que proyectaron en el puerto de Barcelona, por la oposición frontal del gobierno de la entonces alcaldesa Ada Colau, pero no han dado su brazo a torcer y ahora negocian un Museo Thyssen en la ciudad.
Si se firma el acuerdo, Carmen Cervera cederá en alquiler parte de su colección privada de arte que, en la actualidad, no se exhibe o está en circulación por salas de todo el mundo. El acuerdo entre la baronesa y Stoneweg está cerrado, pero los propietarios del Cine Comedia todavía no han anunciado su decisión.
En el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid se encuentra la colección del difunto barón Heinrich Thyssen-Bornemisza, que es propiedad del Estado, y también la colección Carmen Thissen-Bornemisza, un fondo de arte de Tita Cervera, formada por 330 obras, que alquiló el Estado en 2021. Además, la baronesa Thyssen está detrás de otros tres museos: en Andorra –su país de residencia–, Málaga y Sant Feliu de Guíxols, este último aún pendiente de las obras. Se espera que el Ayuntamiento de esta localidad inicie el próximo otoño los trabajos de rehabilitación del antiguo monasterio donde se alojará la pinacoteca.
Un palacio con historia
El Cine Comedia ocupa el subterráneo y las primeras plantas del Palacio Marcet, llamado así porque su primer propietario fue Frederic Marcet Vidal, un directivo del antiguo ferrocarril de Barcelona a Figueres, que lo estrenó como residencia en 1990. Con el paso del tiempo pasó a ser propiedad de la familia Planàs, emparentada con el pintor y escritor Santiago Rusiñol. El empresario José María Padró junto a un grupo de socios lo convirtieron en el Teatro Comedia, que adoptó este nombre en 1941, después de la Guerra Civil. En 1960 se convirtió en cine. La cadena Yelmo se encargó de su gestión, ya como multicine, en 2017 a raíz del concurso de acreedores de los anteriores encargados de las salas. Ahora, este centenario edificio puede tener una nueva vida como museo.