El consejo de administración de Banc Sabadell ha rechazado la oferta de BBVA, al considerar que no era atractiva ni en precio ni en proyecto. Aseguran en un comunicado que el banco generará más valor como entidad independiente, por lo que la mejor decisión para los accionistas, los empleados y los clientes es rechazarla.
Tras el no de Josep Oliu y el Sabadell a la propuesta de Carlos Torres, se abren algunos escenarios a nivel corporativo para ambos bancos. El rechazo no significa que no pueda haber una opa hostil. Fuentes financieras aseguran que es poco probable que BBVA se quede de brazos cruzados. En el otro extremo, otra opción es que el Sabadell busque su operación de fusión –se supone que con Unicaja– para ganar tamaño y protegerse. Pero para eso aún sería pronto.
BBVA, en la carta que mandó al Sabadell con la oferta de fusión, aseguró que están “preparados para avanzar de inmediato en la operación”. Esta frase no gustó en la entidad que dirige César González-Bueno, que lo vio como una amenaza de opa hostil. En Madrid también se ha especulado con esta posibilidad, aunque ahora tiene que ser BBVA el que dé el próximo paso, si lo hay.
Fuentes del sector ven poco probable que BBVA se quede de brazos cruzados
La opa hostil tiene más contras que pros. A favor tiene que el Sabadell no cuenta con un núcleo duro fuerte para oponerse a la oferta. En contra, que generaría mayor oposición política ante una concentración bancaria muy notable y un previsible recorte de plantilla mayor del previsto. Además, es probable que de anunciar una opa, la acción de BBVA cayera todavía más, mientras que la del Sabadell iría en la dirección contraria. Hay dudas de que a nivel de negocio le saliera a cuenta, teniendo en cuenta que luego tendría que hacer recortes importantes y costosos.
La entidad que preside Carlos Torres también puede buscar de nuevo una vía amistosa, si bien trabajando mejor la propuesta. La filtración prematura de las intenciones de BBVA precipitó una oferta demasiado poco trabajada. Si el banco de origen vasco decide volver a intentarlo, debería iniciar conversaciones de forma discreta y anunciar la oferta cuando esté más madurada, asegurándose de que será del agrado del Sabadell. Quizá mejorar el precio y pagar parte en efectivo ayudaría. También garantizar más peso para los ejecutivos de Sant Cugat. Pese al no a negociar de este lunes, fuentes consultadas no descartan esta opción.
Si BBVA lo deja correr, por segunda vez después de que el Sabadell también rechazara el acuerdo en 2020, esa vez tras semanas de negociaciones, el banco catalán puede seguir en solitario, pero también buscar una alianza a su favor. El comunicado de este lunes dice que el deseo del Sabadell es seguir como banco independiente, pero no usa la expresión en solitario. En cambio, el término independiente es más ambiguo y no excluye una compra, que engordaría la entidad pero no le restaría independencia.
En solitario, o con Unicaja
La operación con la que hace meses se especula es una fusión entre Sabadell y Unicaja, en la que el banco catalán sería el comprador –capitaliza 10.000 millones– y el andaluz, el comprado –con un valor de 3.300 millones–. No es sencilla, pues podría encontrarse las mismas resistencias en Málaga de las que BBVA se ha encontrado en Sant Cugat y el mismo anuncio de la opa reduciría la diferencia entre el valor de ambos bancos.
Pero lo más complejo de esta operación radica en la composición accionarial de ambas entidades: mientras que el Sabadell tiene su accionariado muy atomizado, el 30,2% de Unicaja lo controla la fundación homónima. Este hecho provocaría que la entidad fusionada tuviera como primer accionista la Fundación Unicaja, cosa que le daría mucha fuerza para imponer condiciones en una fusión, como mantener sede y marca, lo que cuestionaría la lógica del Sabadell de seguir como entidad independiente.
Pese a ello, fuentes del sector apuntan a la fusión con Unicaja como el movimiento lógico del Sabadell para estar algo más protegido. Seguir en solitario tampoco es mala opción: el banco vive un buen momento, tanto a nivel de negocio como en bolsa, y el no a BBVA lanza un mensaje al mercado de que si alguien quiere al Sabadell, no le saldrá barato.