Michael O'Leary, el consejero delegado de la aerolínea irlandesa Ryanair y uno de los hombres de negocios más ricos de Irlanda, puede conseguir un pago de unos 100 millones de euros (109 millones de dólares) como prima salarial vinculada a los resultados económicos de la compañía y al valor nominal de cotización de las acciones. Esta importante cifra no es, según su posible beneficiario, una cantidad desorbitante si se tiene en cuenta que "los futbolistas ganan medio millón de dólares a la semana", ha manifestado el controvertido directivo en una entrevista a la Fortune, una revista global de negocios publicada por Time Inc. Puestos a comparar, y sin tener en cuenta la prima salarial, el salario de O'Leary supera los 23.000 euros semanales; es decir, su salario base anual es de 1,2 millones de dólares.
Con esta premisa, Michael O'Leary considera que no debería haber objeción alguna al nivel retributivo que ha pactado con los órganos de decisión de la aerolínea de bajo coste y sus accionistas. El consejero delegado se apoya en el acuerdo que establece que el bono se canjeará si la compañía alcanza una cotización de 21 euros y se mantiene allí durante 28 días consecutivos o en el caso de que los resultados económicos anuales -después de impuestos- sean superiores a 2.200 millones de euros.
En su defensa, O'Leary comentó en la citada entrevista que su sueldo y su bono está más que justificado si se tiene en cuenta que de su gestión depende el éxito de una empresa con 27.000 empleados en todo el mundo y 13.443 millones de ingresos anuales. Además de ser un negocio intensivo en inversiones para disponer de una flota de aviones adecuada a la demanda. En este sentido, a finales del pasado mes de diciembre, Ryanair anunció que recibirá 29 nuevos aviones Boeing 737 en 2025, con una inversión de 3 mil millones de dólares en nueva tecnología aeronáutica y que creará más de 2.000 nuevos puestos de trabajo para profesionales de la aviación altamente remunerados en Europa.
Inversión en aviones
Los aviones, que reducen las emisiones de CO₂ en un 16% y el ruido en un 40% (y transportan un 4% más de pasajeros), se destinarán a aeropuertos eficientes y de bajo coste en países de la UE donde los gobiernos están estimulando el crecimiento de la aviación, como Suecia, Italia, España y Polonia. Y aquí surgió una de las habituales críticas de Ryanair: "No habrá crecimiento en países que aumenten los impuestos, como el Reino Unido, Francia y Alemania", concretó la compañía en un comunicado.
Teniendo en cuenta que a nivel contable el grupo funciona con ejercicio fiscal -de mayo a abril-, las aspiraciones de O'Leary aún podrían cumplirse. Por ahora, las acciones de la compañía mantienen una progresión óptima: este viernes han cerrado en 18,78 euros en el selectivo de la Bolsa de Dublín, con una cotización de 20.282 millones de euros. El valor de las acciones lleva tres años al alza, después de superar la crisis del Covid-19, y ha acumulado una subida del 11,39% en este periodo, y de casi un 4% en los últimos 12 meses. En el índice americano Nasdaq, la cotización a cierre de este viernes era de 42,96 dólares.
Más beneficios en el primer semestre
Respecte a los resultados económicos, Ryanair Holdings informó -el pasado noviembre- un beneficio después de impuestos en el primer semestre de 1.790 millones de euros, un 18% inferior al beneficio después de impuestos del primer semestre del año anterior de 2.180 millones de euros, ya que el fuerte crecimiento del tráfico (un 9% más) hasta los 115 millones de clientes se vio compensado por unas tarifas aéreas más bajas, que disminuyeron un 7% en el segundo trimestre. De seguir este ritmo en el segundo semestre fiscal, el objetivo de 2.200 millones anuales se superaría.
La compañía concretó en noviembre que los ingresos totales del primer semestre aumentaron un 1% hasta los 8.690 millones de euros. Los ingresos programados cayeron un 2% hasta los 5.950 millones de euros. El volumen de ventas se vio afectado por la circunstancia de que la Semana Santa de 2024 coincidiera con el cuarto trimestre del ejercicio 2022-2023 y fuera del primer trimestre del 23-24; por la presión del gasto de los consumidores (impulsada por las tasas de interés más altas durante más tiempo y las medidas de reducción de la inflación) y por una caída en las reservas de las agencias de viajes online antes del segundo semestre requirieron una mayor estimulación de los precios de lo esperado originalmente (con tarifas del primer trimestre bajadas un 15% y del segundo trimestre un 7%), ya que Ryanair mantuvo su política de precios de "carga activa/rendimiento pasivo".