La industria más fuerte de yogures en Catalunya es Danone. Hasta ahora, ya que este liderazgo de empresa internacional queda reducido con su marcha de la planta que tiene en Parets del Vallès y obliga a productores locales o empresas sin expansión internacional a tomar el liderazgo. Danone reemplazará esta producción en otras plantas españolas y europeas por cuestiones de eficiencia económica.
Se debe tener en cuenta que también está Nestlé, que tiene su sede española en Esplugues de Llobregat y varias fábricas en Catalunya, pero en ningún caso produce este tipo de lácticos en sus plantas catalanas.
El relevo de Danone
Danone ya ha anunciado desde hace dos años las intenciones de recortar personal. En el 2021 hizo oficial el despido de 153 empleados en España y Portugal, el 8,6% de su ajuste global, con un recorte de 1.850 trabajadores a todos sus mercados.
Por todo ello, si nos fijamos exclusivamente en los fabricantes de este derivado láctico, Catalunya se configurará con un nuevo mapa que se ha ido dibujando en los últimos tiempos: pequeñas y medianas empresas muy consolidadas, como La Fageda o Pastoret, y apoyadas con una producción local en auge gracias a la fórmula empresarial de las cooperativas.
El éxito de Pastoret y La Fageda
En el segundo rango, destacan empresas como Iber Conseil España SL, en el Barcelonès, con un volumen de facturación entorno los 69 millones de euros. A pesar de todo, son muy potentes en quesos y como yogures se han especializado en postres o yogures veganos con marcas como Plantd, La Fermière, Dodoni, Total-Fage o cheesecake cremosos para las marcas Oreo o Philadephia. Aquí también encontramos la marca Pastoret de la Segarra, en Lleida, con una facturación de 31 millones de euros el año 2021 y que no para de crecer con una marca relativamente joven, con poco más de treinta años de vida.
Y una tercera sería La Fageda d'en Jordà, en la Garrotxa, con poco más de 30 millones de euros de facturación en el último ejercicio del 2022 y consolidándose como un modelo de cooperativa sostenible desde la vertiente económica, pero también social. El pasado 2023, La Fageda consolidó su posición como séptimo operador en yogures del Estado español con la ampliación de su área de comercialización en Madrid y en el País Valencià.
Marcas históricas como Can Corder o Granja Armengol
A partir de aquí, hay otros con facturaciones menores que han seguido diferentes caminos. Otra empresa muy consolidada por la larga trayectoria es Comercial Montsec, en Granollers, dedicada también a nata y quesos y producción de yogur para otras marcas con facturaciones que superan los 12 millones de euros. Pero también hay que poner el ojo en marcas que siguen patrones similares a la d El Pastoret o La Fageda y que están ampliando su volumen de negocio en poco tiempo.
Can Corder, con dos sedes en Moià y Lliçà d'Amunt. Según datos publicados por Gencat, el año 2012 ya facturaba más de 11 millones de euros anuales y cuenta con una larga tradición desde el año 1977. Se han destacado por sabores novedosos como el yogur con café o ciruelas, pero agrupa sus productos en seis grandes familias: quesos frescos (requesón y queso fresco), quesos madurados (de vaca, de oveja y de cabra), yogures, kéfir y miel. Con respecto al kéfir, también marcan la diferencia con variedades como el de aloe vera o arándanos y se definen como un producto de alta gama.
Otra, con más trayectoria que las anteriormente mencionadas, pero siguiendo un modelo similar, es Granja Armengol, situada en Gurb, la comarca de Osona. En el 2018 facturaron cerca de 5 millones de euros gracias a las 15 tiendas que tienen repartidas por todo Catalunya y a otros establecimientos a los que abastece. Recientemente, han apostado por un modelo propio de tienda y también han llegado a Barcelona. Siguiendo el modelo de La Fageda, también cuentan con trabajadores de Sant Tomàs, una entidad que tiene como objetivo mejorar y facilitar la vida de las personas con discapacidad intelectual de la comarca de Osona.
También hay que hacer hincapié en Làctics Ubach que, más allá de los quesos, ha sabido encontrar una línea propia de cremas, chocolates, pasteles y, obviamente yogures desde Santa Eugènia de Berga, Osona. De hecho, siguiendo la línea de Can Corder, también apuestan por hacer del yogur catalán un producto de alta gama apostando por el kilómetro cero y la sostenibilidad alimentaria con sabores como el melocotón extraídos de la mermelada y no de los aditivos.
Y otra, todavía con más historia, es Làctics Foix, situada en Torrelles de Foix, el Alt Penedès. También buscan nicho de mercado, marcando el carácter artesano y la tradición como ganaderos previa que acumulan. Precisamente, también han colaborado con Danone y es gracias a esta financiación garantizada que han creado en los últimos años su propia línea de productos como los yogures.
Cooperativas que triunfan
Más allá de estas marcas, la apuesta de las cooperativas es un ejemplo de la iniciativa de los empresarios y empresarias catalanes. Como los yogures que ofrece Llet Nostra, una marca nacida el año 2003 gracias al impulso de 200 explotaciones ganaderas catalanas y que ya roza récords de facturación, sumando también la leche y otros derivados como los flanes, de hasta 30 millones de euros anuales. Pero al otro lado de este caso de éxito, también están las pequeñas cooperativas que lo intentan, como la de Conreu Sereny, en Badalona, que ha empezado con producciones pequeñas de yogur de cabra.