Perelada & Chivite ha dejado atrás la pandemia. El grupo vitivinícola, propiedad de la familia Suqué Mateu, cerró 2022 con una facturación de 64 millones de euros, lo que representa un 10% más que los 60 del ejercicio de 2019, y tiene previsto crecer este año otro 9%, hasta alcanzar los 70 millones de euros. El crecimiento, sin embargo, no se ha traducido aún en un incremento significativo de los beneficios, puesto que tanto Chivite (comprada en 2017) como la tienda on line y club de vinos Wine is social (adquirida en 2021), aún están en pérdidas. Así, el Ebitda, que es el beneficio bruto de explotación antes de deducir los gastos financieros (como intereses o impuestos) se quedó ligeramente por debajo del millón de euros en 2022, algo que no preocupa a Javier Suqué, presidente y copropietario de la bodega junto a sus hermanos, Isabel y Miguel. "Lo importante es hacer las cosas bien, no ganar dinero; eso llega cuando se hacen las cosas bien".
Suqué ha aprovechado el centenario de Perelada para dar cuenta de los resultados y de los planes de futuro de la compañía. La marca originaria, sin tener en cuenta Chivite, evoluciona en paralelo al grupo pero lógicamente por debajo. En 2022 facturó más de 20 millones de euros, un 10% más también que en 2019, último ejercicio antes del Covid y prevé superar los 22 millones en ventas este año. El grupo vendió 16 millones de botellas el año pasado, entre vinos y espumosos, cinco de ellos pertencientes a Perelada. La compañía cuenta, además de Chivite, con viñedos y bodegas en Priorat, Rioja y Navarra, entre otras partes de España. Los planes de crecimiento para los próximos años se centraran, por un lado, en "crear un proyecto propio" en la DO Ribera del Duero, donde Perelada ya tiene 40 hectáreas, y en Galicia. Y, en segundo lugar, en internacionalizar la compañía, aunque de momento no contempla hacerlo a través de la adquisición de bodegas fuera de España.
Actualmente, las ventas al exterior de Perelada no llegan a un tercio del total, se sitúan en el 32%. El objetivo "estratégico" para los próximos tres años son incrementar un 60% las exportaciones hasta "superar la mitad de la cifra de facturación", según Suqué, un crecimiento que pasa por fortalecer la presencia en países como Estados Unidos, Reino Unido o Alemania, pero también hacia el este, tanto en Japón como en China. Hoy las ventas de Perelada (que se reparten a partes iguales entre vinos y cava) estan muy focalizadas en Catalunya, con más del 55%, mientras que el 13% en el resto de España, algo que la compañía quiere revertir.
El empresario catalán también ha hecho especial hincapié en la sostenibilidad de la compañía. En 2022 invirtió 40 millones de euros en una nueva bodega en Perelada, la primera de toda Europa con el sello LEED Gold (la certificación de sostenibilidad más prestigiosa del mundo), según la compañía, y prevé desembolsar otros 20 millones en unas nuevas instalaciones en Vilamalla. La bodega se ha marcado que en 2025 todos sus viñedos tengan la certificació de cultivo ecológico, aunque quiere extender la sostenibilidad del campo a la botella, pasando por todo el proceso de vinificación, con el uso de geotermia, consumo eficientes de agua y enegría i materiales más respetuosos con el medio ambiente.
Coches, casinos y danzas
Perelada es una de las cuatro patas de negocio de Grup Peralda, propiedad de la familia Suqué Mateu desde hace 4 generaciones. Cerró 2022 con una cifra de facturación de 430 millones de euros, un 2,6 más que los 419 del ejercicio precedente, según ha informado la companyia. Los orígenes del grupo se remontan a 1904, cuando el abogado y empresario barcelonés Damià Mateu fundó La Hispano-Suiza de Automóviles en Barcelona con el ingeniero suizo Marc Birgikt al frente del área técnica, con fabricación de coches y motores de avión. Cerrada en 1946, en 2019 se relanzó la marca con el modelo Hispano Suiza Carmen, un “hypercar” 100% eléctrico, y al año siguiente se presentó el Hispano Suiza Carmen Boulogne. Esta es la pata industrial, que pilota Miguel Suqué, junto a la de ocio (casinos, hoteles y gastronomía). La cuarta línea de negocio es la de cultura, en la que cada año Isabel Suqué organiza el Festival Castell de Perelada.