“Preocupados, ocupados y muy atentos”. Así están los trabajadores de las 17 fábricas de automoción que hay en España y, por contagio, los del millar de empresas de componentes del automóvil. En conjunto, 205.000 empleos en septiembre, según la EPA, a los que se suman 325.000 entre vendedores y mecánicos. El autor de la frase es Gerardo Cortijo, responsable de política industrial de CC.OO. Una preocupación que también invade a Jordi Carmona, responsable del sector de automoción, de FICA-UGT, que empieza la entrevista reconociendo que “la situación está revuelta”.

Este último resalta entre las mayores preocupaciones, la entrada en vigor del recorte de emisiones impuesta por Bruselas que lleva aparejadas multas millonarias a los fabricantes que no consigan rebajarlas. Lo que parece dificil de cumplir para varios grupos de automoción. A partir de 2025, el conjunto de los coches que cada marca venda en la Unión Europea no podrá superar de media los 95 gramos de CO2 emitidos por kilómetro recorrido. Lo que impone dos alternativas, según Carmona: o siguen vendiendo coches de combustión (ante la falta de demanda de los electrificados) y abonan multas que el sector ha cifrado en 16.000 millones; o reducen la venta de los gasolina y diésel para no sobrepasar el límite.

Para Carmona, cualquiera de las dos opciones tendrá consecuencias en el empleo. Si se abonan las multas, tendrán que recortar las inversiones y recuperar ese dinero, lo que supondrá ajustes laborales y, si optan por reducir la producción, el ajuste de empleo es evidente. De hecho, Wayne Griffiths, consejero delegado del grupo Seat, ha declarado que si no pueden vender en Europa su nuevo eléctrico, el Tavascan, tendrán que dejar de producir coches de combustión en Martorell con el consiguiente quebranto para el empleo. “Ninguna de las dos alternativas será buena para los trabajadores”, remarca el responsable del motor de UGT. En su opinión, si Bruselas no da marcha atrás en las sanciones, “habrá repercusiones negativas para todas las fábricas españolas”.

Calma tensa

Una preocupación que no se ha materializado en amenazas reales, pues ambos representantes señalan que en ninguna de las fábricas se ha trasladado a los comités de empresa medidas previstas. Nada de nada, al menos de momento. Lo que supone quedarse al margen de los recortes del grupo Volkswagen en las marcas Volkswagen y Audi que no afectarán a las dos plantas que tiene en España: Martorell, en Barcelona, y Landabën, en Navarra. Tampoco llegarán los despidos de Nissan a las factorías de Ávila y Cantabria, ni los 4.500 del fabricante de neumáticos de Michelin a sus instalaciones de Vitoria.

La planta de Mercedes en Vitoria sufre el impacto de las caídas de ventas, aunque se compensarán con reducción de turnos, sin despidos gracias a la concesión de un nuevo modelo. La factoría de Ford, que está pendiente de que la multinacional estadounidense la asigne un nuevo modelo -un híbrido enchufable- pasa por una etapa de falta de carga de trabajo, lo que supone una preocupación en ambos sindicatos, agravada por los efectos de la DANA en las instalaciones de Almussafes. Pero salvo este caso, no hay problemas inminentes en el resto de las fábricas, con modelos en cartera para aguantar los próximo años. Cortijo resalta la competitividad de todas ellas, con una productividad ganada a lo largo de estos años con unos procesos industriales a la altura de cualquier factoría a nivel mundial. “El propio presidente de Renault, Luca de Meo, ha resaltado la eficiencia de las fábricas españolas”, remarca el líder sindical de CC.OO. Y la conoce bien, pues ha estado muchos años al frente de Seat y de la patronal Anfac.

Pero aún quedan incógnitas por despejar. El consejero delegado de Stellantis, Carlos Tavares, no ha descartado ajustes en su grupo, incluido el cierre de fábricas, aunque no ha dado detalles. Su argumento es que las marcas chinas se han quedado con un 10% del mercado europeo, lo que exige reajustar la producción, claramente a la baja. Preocupante, pues el fabricante cuenta con dos grades factorías en España, en Vigo y en Zaragoza, y una de dimensiones más reducidas en Madrid. Mercedes, ha anunciado hace unos días que se centrará en aumentar la eficiencia y mejorar los costes en todas las categorías, incluido personal, después de que la debilidad en el mercado chino lastrara sus ganancias en el tercer trimestre

Miles de despidos

Además, los anuncios en el sector ponen los pelos de punta. BMW -sin fábricas en España- ha anunciado el despido de 8.100 trabajadores; la empresa de componentes Repuestos ZF prescindirá del 25% de su plantilla en Alemania; Bosch, el principal fabricante mundial de repuestos, otros 4.000; el de neumáticos Continental, 7.000 más; Dacia, del grupo Renault, también prescindirá de trabajadores en sus plantas de Rumania y Fornia, la antigua Faurecia, con varias plantas en España, ha anunciado un recorte de 10.000 personas. Se entiende la inquietud de Carmona, cuando habla de que “está todo revuelto” y de Cortijo, que resume la situación en “preocupación generalizada del sector”.

El sindicalista de UGT, predominante entre los trabajadore de las factorías de automóviles, achaca la preocupación en las plantas españolas por la conjunción, casi diabólica, de dos factores. Por un lado, las incertidumbres alrededor de la transición hacia la electrificación de los coches por la mala acogida de los europeos y la caída de las ventas en este año en relación con el pasado. Y, por otro, los nubarrones que se ciernen en la industria con los recortes impuestos por la Comisión Europea a las emisiones con fuertes sanciones.

Por su parte, Cortijo señala que en su sindicato están “preocupados” por los mensajes de recortes de empleo y cierres de plantas lanzados estas últimas semanas; “ocupados” trabajando porque, según el sindicalista, la transformación que está viviendo el sector abre oportunidades para un país, como España, el segundo fabricante de Europa, y finalmente, “atentos” a cómo van a evolucionar las cosas los próximos meses.