El nombre deep tech (tecnología profunda, en inglés) podría evocar la célebre deep throat que provocó la caída del presidente Nixon en el caso Watergate o cierta película pornográfica, pero no tiene nada que ver. La ingeniera de origen indio Swati Chaturvedi, cofundadora y CEO de la californiana Propel(x), acuñó el término deep tech para referirse a las "innovaciones tecnológicas que hacen del mundo un lugar mejor". Son un tipo de start-ups tecnológicas que se diferencian del resto por el deseo de resolver grandes problemas sociales. Chaturvedi puso dos ejemplos para hacerlo más comprensible: el uso de análisis de datos para conseguir que los agricultores aumenten las cosechas o el diseño de nuevos medicamentos para luchar contra el cáncer.
En Catalunya hay 340 deep tech, que suponen el 16,2% del total de start-ups, según el estudio elaborado por Acció –la agencia de la Generalitat dedicada a la competitividad de la empresa catalana– que presentó el conseller Miquel Sàmper el pasado jueves. Estas 340 deep tech facturaron el año pasado 166 millones de euros y dieron trabajo a 2.735 personas.
El estudio de Acció define las deep tech como "aquellas start-ups con raíces en la ciencia, la tecnología y la ingeniería que ofrecen soluciones transformadoras". Añade que tienen una escalabilidad lenta, que suelen surgir del sistema universitario o de la investigación y que necesitan talento empresarial y de las disciplinas de las STEM (acrónimo inglés que hace referencia a la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Pueden tener un gran impacto, pero tardan mucho tiempo al alcanzar la madurez y necesitan mucho capital. El 77,6% de las deep tech catalanas han conseguido financiación del capital riesgo.
El estudio de Acció destaca ocho deep tech catalanas: Innovamat (del sector de la educación), Submer (centros de datos), Deepull (tecnología de la salud), Seqera (tecnología de la salud), Elem (tecnología de la salud), Nearby Computing (telecomunicaciones), Qilimanjaro (hardware) y Mtstech (logística).
Por tecnologías, de las 340 deep tech catalanas identificadas, un total de 127 (el 37,4%) se dedica a la biotecnología. A continuación siguen las que se centran en la inteligencia artificial, 95 (27,9%); materiales sostenibles, 38 (11,2%); baterías y energías limpias, 21 (6,2%); robótica, 20 (5,9%); Fotónica, 13 (3,8%); DLT/blockchain, 10 (2,9%); supercomputación, 9 (2,6%); semiconductores, 4 (1,2%); y cuántica, 3 (0,9%).
Y por sectores, el de la salud reúne a 163 start-ups (el 48%); green & energytech, 41 (12%); alimentación y agricultura, 31 (9%); hardware, 26 (8%); servicios empresariales y software, 25 (7%); TIC y electrónica, 24 (7%); logística, 6 (6%); movilidad sostenible, 5 (5%); proptech, 3 (3%); y adtech, 3 (3%).
Según el estudio de Acció, Catalunya cerró 2024 con 2.285 start-ups en total, un 9% más que un año antes, lo que constituye su récord histórico. Su facturación conjunta superó los 2.330 millones de euros, un 10,6% más que el ejercicio anterior, equivalente al 0,8% del PIB de Catalunya. El 46% de estas empresas facturan más de medio millón de euros anuales. Y dan trabajo a 22.840 personas, un 10,5% más. Otro dato relevante es que, en los últimos cinco años, han captado 6.104 millones de euros de inversión en capital, más del doble que en el quinquenio anterior (+127%).