Google podría presentar su sistema de inteligencia artificial esta primavera, pero ya hay otro que se ha adelantado y está rompiendo con todos los esquemas: ChatGPT, también conocido como GPT-3, un modelo basado en la IA que permite generar lenguaje escrito. Gracias a un algoritmo, el usuario solo tiene que empezar a escribir un párrafo o una frase y el mismo sistema se encarga de completar el resto de la manera más coherente posible. Su gran potencial es una muestra de las posibilidades que hay para llegar a una inteligencia artificial general, capaz de aprender tareas intelectuales como las personas. Es lo que se conoce como un modelo de lenguaje autorregresivo, es decir, "permite crear la siguiente mejor palabra que seguiría a un texto dado", explica César de Pablo, científico de datos del BBVA Fecha & Analytics. Y en ello ya se ha fijado Microsoft para hacerse con este buscador revolucionario que, según los medios americanos, podría comprarlo por 10.000 millones de dólares.

El atractivo es la facilidad de la herramienta. El usuario, por lo tanto, solo tiene que empezar a escribir un párrafo y el mismo sistema se encarga de completar el resto de la manera más coherente posible. Según De Pablo, "ChatGPT ha despertado mucho interés porque es uno de los primeros sistemas que muestran las posibilidades de una inteligencia artificial general ya que completa con resultados sorprendentemente razonables tareas que hasta ahora requerían un sistema construido especialmente para resolver esta tarea particular. Además, lo hace a partir de tan solo unos cuantos ejemplos".

Pantalla principal de Open AI

Elon Musk y Linkedin, detrás

Y en esta carrera digital, lo que cuenta siempre es ser el primero. ChatGPT es un modelo de negocio de éxito que no nace por sorpresa. Detrás de él hay OpenAI, una organización puesta en marcha por empresarios como Elon Musk, cofundador de Tesla y SpaceX y actual propietario de Twitter, Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn, y el inversor de Silicon Valley Sam Altman, que nació con el objetivo de investigar y democratizar el acceso a la inteligencia artificial general.

En sus orígenes, era una organización sin ánimo de lucro. Esta denominación fiscal no es ninguna casualidad. Fuentes consultadas a Microsoft en Silicon Valley, explican que "si esta nace como una especie de ONG pública, los perfiles que hay detrás invirtiendo quedan más difuminados y se percibe la IA integrada como un avance que ahora las tech deben ponerse al día", pero en ningún caso como una nueva herramienta social al servicio de grandes fortunas.

Sin embargo, en el 2020, pasó a ser unan una empresa y, recientemente, se ha asociado con Microsoft para conseguir nuevos avances tanto en el ámbito del lenguaje, con los GPT-3, como en la robótica y la visión artificial. De esta manera, Microsoft está trabajando para lanzar una versión de su motor de búsqueda Bing utilizando la inteligencia artificial detrás de GPT y podría poner en marcha la función antes de finales de marzo, con la esperanza de desafiar el motor de búsqueda de Google.

Microsoft vs Google

Microsoft ha invertido anteriormente unos mil millones de dólares en OpenAI. También está trabajando para añadir ChatGPT a su motor de búsqueda Bing, buscando una ventaja en la oferta de búsqueda dominante de Alphabet Inc. El bot es capaz de responder a las consultas de una manera natural y humana, mantener una conversación y responder a preguntas de seguimiento, a diferencia del conjunto básico de enlaces que proporciona una búsqueda de Google. Sin embargo, la preocupación por su precisión, hace que todavía no sea una herramienta suficientemente buena para que se pueda confiar en el bote, y ya ha provocado precaución sobre su uso prematuro en las escuelas de la ciudad de Nueva York donde han prohibido a sus estudiantes acceder a ChatGPT.

Pero si la tecnología y su inteligencia artificial avanzan, podría favorecer que Bing sea más competitivo para el motor de búsqueda de Google en un momento en que Alphabet, su empresa matriz, ha visto que el crecimiento de los ingresos publicitarios no progresa significativamente. Y la amenaza podría ser grande. Por eso, Google ya trabaja para crear su propia tecnología en IA con un lenguaje de aplicaciones de diálogo. A pesar de todo, el hermetismo entorno a este nuevo producto es muy grande y las informaciones que se filtran son escasas. Según el último artículo del The New York Times sobre este tema, Google ha activado una alerta, una especie de "código rojo", centrado en reestructurar parte de sus departamentos dedicados a la investigación y al desarrollo de modelos de inteligencia artificial. Y el objetivo es que puedan crear herramientas capaces de competir contra ChatGPT y sus respuestas avanzadas. "Desde ahora hasta la conferencia de Google en mayo, los equipos de investigación y seguridad, han sido reasignados para ayudar a desarrollar y lanzar nuevos prototipos y productos de IA", afirma el medio.

La única recaudación de fondos principal anunciada de OpenAI es cuando pasó a ser una organización sin ánimo de lucro a una con ánimo de lucro en el 2019, con la entrada de 1.000 millones de dólares de Microsoft. Ahora, Microsoft tiene motivos para querer comprar OpenAI y rápido, ya que el valor sigue aumentando. La misión del gigante tecnológico es aumentar la productividad y OpenAI está a la vanguardia de la próxima ola de ganancias de productividad. En paralelo, Microsoft dispone de más de 100.000 millones de dólares en efectivo, además de unas acciones cuya caída durante el último año ha sido más ligera que las de Google o Facebook.

¿Cómo funciona?

El atractivo de este nuevo chat es que se presenta como una alternativa con un gran potencial de cara al futuro. Como que es un sistema especialmente bueno en la generación de textos largos que guardan cierta coherencia entre las frases, De Pablo augura que "cada vez veremos más modelos de este tipo utilizados para generar textos de forma semi-automática". Por ejemplo, para asistentes conversacionales de toda lleva, para ayudar en la escritura de noticias u otro tipo de informes, y la búsqueda de información". A pesar de todo, el sistema todavía tiene algunas limitaciones con los sesgos que puede experimentar el algoritmo: "El dato con que entrenas al algoritmo a menudo tiene un sesgo que este reflejará. En el caso de los modelos de lenguaje, el problema es que este aprende de aquello que lee y por lo tanto, si lo entrenas a partir de un texto obtenido de la web, se pueden colar sesgos de género o racistas", afirma De Pablo. También señala el hecho de que, aunque la IA puede leer mucho más de lo que una persona lo hace a lo largo de su vida, hoy día el cerebro humano es mucho más eficiente a la hora de usar los datos y aprender. Para entrenar el sistema se han utilizado en total 500.000 millones de palabras, extraídas de textos de la web, Wikipedia y colecciones de libros en abierto. Y la forma de entrenamiento utilizada se conoce como autosupervisada, ya que son algoritmos que tratan de predecir la siguiente palabra, cualquier texto escrito por una persona sirve para entrenarse para la siguiente.

Ejemplo de chat

El modelo también tiene algunas carencias. En un artículo reciente publicado por el mismo Open AI, especifica que "ChatGPT no está conectado a Internet y, a veces, puede producir respuestas incorrectas. Tiene un conocimiento limitado del mundo y de los acontecimientos posteriores al 2021 y, de vez en cuando, también puede producir instrucciones perjudiciales o contenido sesgado". Todos los datos que se solicitan quedan registrados y nunca se puede suprimir el historial específico de cada usuario. Por eso, recomiendan "no compartir ninguna información sensible en las conversaciones".