El viraje extremista de Elon Musk, su entrada en el equipo de Donald Trump y la gestión de X, antes Twitter, amplificando mensajes de odio, anuncios de criptomonedas y una cantidad de ruido difícil de gestionar, ha provocado una gran huida de esta red en los últimos meses. Y Jay Graber, a sus 33 años, viene atrayendo gran parte de los usuarios con una estrategia opuesta a la de Musk en Bluesky. ¿Pero cuál es la historia detrás de esta red social en auge y de su cara más visible?
Según datos de Similarweb publicados en su día por The Guardian, desde la victoria en las elecciones de Donald Trump hasta mediados de diciembre, en solo un mes, X perdió 2,7 millones de usuarios y Bluesky sumó 2,5 millones a sus filas. Su modelo: una red social a prueba de trols, bots, algoritmos agresivos y fake news para contrarrestar las llamas de Twitter.
Su cara visible: una joven de 33 años que fue activista digital y minera de criptomonedas y que aprendió desde dentro de Twitter las claves para impulsar una red social. Tal y como cuenta Forbes, Bluesky fue un proyecto de investigación de código abierto dentro de Twitter liderado por Graber. Quería construir un lenguaje informático que permitiera a las computadoras comunicarse entre sí, de forma que las diversas redes sociales se comunicaran entre sí para saber si los usuarios están o no en línea.
Pero cuando Elon Musk entró en Twitter y cambió el modelo de la compañía, los equipos detrás de Bluesky la crearon como una red social independiente. Dos años antes de separarse, Graber se convirtió en directora de este medio, después de haberse forjado en las criptomonedas y en el desarrollo de aplicaciones sociales.
El lenguaje descentralizado, "a prueba de multimillonarios" según la propia Graber, basado en el protocolo AT, es lo que mantiene a la empresa independiente y una de las bazas de Bluesky.
Jay Lantian Graber nació en Oklahoma en 1991 y, curiosamente, el nombre materno de Lantian significa en chino mandarín "cielo azul", literalmente el nombre de la red social Bluesky. La madre de Jay, crecida en China, le puso ese nombre como símbolo de libertad.
Graber se licenció en informática, tecnología y sociedad en la Universidad de Pensilvania y se volcó en sus primeros años en la tecnología blockchain, entonces emergente, que impulsó a las criptomonedas. De hecho, uno de sus primeros trabajos fue extraer bitcoins desde una antigua fábrica de municiones.
Jack Dorsey fue el primer valedor en Twitter de Graber, como líder de un equipo de desarrollo interno. Pero cuando salió el creador de Twitter, el nuevo CEO Parag Agrawal la llamó para liderar Bluesky, que acabaría emprendiendo su camino en solitario tras la entrada de Elon Musk en Twitter en 2022, cuando pagó 44.000 millones de dólares.
Entre septiembre y finales del año pasado, Bluesky pasó de 9 a 25,9 millones de usuarios, después de haber empezado el año con 3 millones y con una subida acelerada no exenta de dificultades. Algunos usuarios empiezan ya a acusar un tono demasiado suave que resulta aburrido en contraste con otras redes sociales como Twitter, Instagram o TikTok. Bluesky es más correcto y pacífico, pero también más aburrido.
La plataforma, más allá de su atractivo, genera otras dudas, como su monetización. Como start-up, vive de rondas de financiación como la de 15 millones procedentes de fondos cripto que recibió en octubre del año pasado. Las suscripciones premium o las verificaciones de pago son una de las opciones, mientras que la publicidad no parece del agrado de Graber, aunque cada vez se muestra menos reticente.