Torres anunció hace unos días que Miquel Torres Maczassek, de 49 años, sucederá a su padre, Miguel Agustín Torres Riera, de 82 años, en la presidencia de estas históricas bodegas. Pero el relevo no se producirá ahora sino dentro de un año para que el sucesor tenga tiempo de prepararse ante la nueva responsabilidad y para encontrarle un sustituto para su actual cargo de director general.
Fuentes de Torres confirman que el nuevo director general será externo a la familia propietaria. Precisan que el proceso de selección ya se ha puesto en marcha, pero que será "largo" y que cuentan con asesores para escoger a la persona a la que confiarán la dirección del negocio. Como han hecho otras empresas familiares, profesionalizarán la gestión.
Estos cambios coinciden en un momento en que Torres se ha recuperado del golpe de la pandemia. Desde este grupo se avanza que cerraron el año pasado con una facturación global de 265 millones de euros, un 3% más que los 257 millones del ejercicio anterior. Estos resultados incluyen las bodegas que poseen en Chile, pero no las de Estados Unidos.
En el ejercicio pandémico de 2020, Miguel Torres SA –su principal sociedad en la que consolidan 25 empresas filiales– cerró con una facturación de 201 millones de euros y unas pérdidas de 20,5 millones. El cierre gubernativo del sector de la restauración por culpa del Covid-19 tuvo un impacto "extraordinario" en su cuenta de resultados, como reconocen en el informe de gestión. En el ejercicio siguiente consiguieron cambiar esta situación, con una facturación de 243,6 millones de euros y unos beneficios de cerca de 2 millones. En estos resultados se excluye la actividad de Torres Araba con sus tres filiales alavesas.
Cerca del 70% de su producción se destina a la exportación. El principal destino exterior es el Reino Unido. En los informes de gestión se apunta que no se han visto afectados por la guerra entre Rusia y Ucrania porque no tienen intereses comerciales relevantes en estos países. En el extranjero, cuentan con filiales en Estados Unidos, Chile, China, Irlanda, Suecia y Andorra.
El próximo año, la presidencia del grupo pasará a la quinta generación pero esta ya no se encargará de la dirección. La quinta generación está integrada por tres ramas familiares: los Torres Maczassek –Ana, Mireia y Miquel-, los Torres Rosselló –Marta, Arnau y Pau- y por Cristina, hija de Marimar Torres Riera, que es quien está al frente de las bodegas Marimar Estate, en Estados Unidos.
¿Quién es quién?
Miguel A. Torres (Barcelona, 1941) ostenta la presidencia desde 1991, pero todavía la retendrá un año más hasta que la ceda a su hijo. Se casó en 1967 con Waltraud Maczassek (Frankfurt, Alemania, 1947), que se ha dedicado al arte y a la empresa, ya que abrió el mercado alemán y también presidió durante años la Fundación Familia Torres. Se conocieron cuando Waltraud estaba de vacaciones en Sitges. El matrimonio tuvo tres hijos. La hija mayor, Anna (1968), ha desarrollar su trayectoria profesional al margen del negocio vitivinícola familiar y en la actualidad dirige el instituto de cirugía plástica que lleva su nombre, vinculado a la clínica Teknon. La mediana, Mireia (1969), está al frente del área de innovación de Torres, dirige la bodega Jean Leon y es la actual presidenta de la Fundación Familia Torres. Y el pequeño, Miquel (1974), será el sucesor en la presidencia del grupo.
Miquel Torres Maczassek pasó por compañías de gran consumo y de perfumería antes de incorporarse a la empresa familiar como director de la bodega Jean Leon. Después dirigió el área de marketing, el negocio en Chile y, en el 2012, fue nombrado director general global de Familia Torres. Está casado con la periodista norteamericana Sarah Andrews, natural de Carolina del Norte y excorresponsal de Associated Press en España, con la cual tiene tres hijos todavía menores de edad.
La familia americana
Una rama de la familia se ha establecido en Estados Unidos. Marimar Torres Riera (1945) se instaló en 1975 en San Francisco para encargarse del mercado americano. Al principio de los ochenta compró unas tierras en el condado de Sonoma (California) para dedicarse al negocio vitivinícola. En la actualidad, está al frente de la bodega Marimar Estate en compañía de su hija Cristina (1988).
Los primeros antecedentes familiares de los Torres como viticultores datan de 1559 en el Penedès, pero no fue hasta 1870, hace 153 años, que se constituyó Casa Torres y Cia. Después de dedicarse al comercio en Cuba, Jaume Torres Vendrell (1843-1904) se alió con su hermano a Miquel (1832-1910) para producir y exportar vino desde la empresa que crearon en Vilafranca del Penedès. El único hijo de este último, Joan Torres Casals (1865-1932), empezó con la producción de brandy. A la tercera generación, liderada por Miquel Torres Carbó (1909-1991), le tocó reconstruir la bodega familiar que fue destruida durante la Guerra Civil. A partir de los años cuarenta, iniciaron la exportación de vino a Estados Unidos, pero no con botas, sino con botellas, tal como recoge en sus artículos Josep Tarragona, abogado y consejero de empresas familiares.
Miquel Torres Carbó tuvo tres hijos, que son la cuarta generación: los hermanos Juan María Torres Riera (1932-2021), Marimar (1945) y Miguel Agustín (1941). Este último, todavía presidente, ha abanderado desde 2008 la lucha contra el cambio climático en el sector. Es uno de los impulsores de la asociación internacional Winneries for Climate Action (IWCA) que promueve la descarbonización.
Precisamente, Torres informó hace unos meses de que están adaptando las viñas a las nuevas condiciones climáticas, desplazando los cultivos buscando más altitud y temperaturas más frías. Prevén invertir hasta 10 millones de euros en la compra de terrenos en altura, en los próximos 10 años, en Catalunya y Chile. Estas son también las áreas geográficas en que en la última década han adquirido tierras para cultivos de viña, situadas entre 550 y 1.200 metros de altitud.
Históricamente, Torres ha tenido presencia en las denominaciones de origen catalanas Penedès, Conca de Barberà, Priorat y Costers del Segre, pero también se ha extendido con viñas y bodegas a las principales zonas vitivinícolas a españolas, que llaman las "cuatro erres": Rioja, Ribera del Duero, Rueda y Rías Baixas.