La operación de Ferrovial para trasladarse a Países Bajos ha sentado un precedente en la historia de las grandes empresas del país. En los últimos días, la decisión de la constructora de Rafael Del Pino ha desatado la polémica y tanto desde el Gobierno de España como desde los sindicatos se han pronunciado en contra del movimiento estratégico de la compañía.
La trayectoria de Ferrovial en el país viene de lejos y forma parte del selecto club de empresas de la élite económica del país, muchas de ellas negociando sus acciones en el mercado estadounidense sin necesidad de trasladar su sede. Pero, más allá de los porqués de la compañía para llevar a cabo este movimiento en el contexto económico actual, cabe preguntarse quién es la persona que está detrás de la multinacional y cuál es su historia.
Rafael del Pino Calvo-Sotelo es desde hace más de 20 años presidente de Ferrovial, empresa de origen familiar que fundó su padre en 1952. Se trata de uno de los rostros más destacados del panorama empresarial español y la tercera fortuna del país, con un patrimonio que supera los 3.800 millones de euros. Para hacerse una idea del alcance, solo el fundador de Inditex, Amancio Ortega, y su hija, Sandra Ortega, superan al dueño de Ferrovial en patrimonio en España.
Nacido en Madrid en 1958, es hijo del empresario Rafael del Pino y Moreno y de Ana María Calvo-Sotelo, hermana del expresidente del gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo, quienes además de Rafael tuvieron otros cuatro hijos: María, Joaquín, Leopoldo y Fernando. Siguiendo la tradición familiar, Rafael del Pino, que compartía nombre con su fallecido padre, decidió estudiar ingeniería. Se decantó por Caminos, Canales y Puertos. Al igual que su padre, su abuelo Fernando del Pino fue también ingeniero y uno de los fundadores de la Sociedad Filarmónica Madrileña.
De padre a hijo
La historia de Rafael del Pino Calvo-Sotelo, un hombre serio y discreto, está ligada a la historia de Ferrovial. Tras pasar por varias empresas de ingeniería y viajar por países europeos para conocer nuevas tecnologías ferroviarias, el 18 de diciembre de 1952 su padre decidió fundar Ferrovial, configurada como una empresa meramente familiar.
La compañía, orientada al sector ferroviario que inspiró su nombre, tuvo su primera oficina en un desván junto a la madrileña Iglesia de los Jerónimos. En paralelo al desarrollo económico y social de España, Ferrovial creció más allá del ferrocarril con la construcción de obras hidráulicas, edificaciones y carreteras tanto dentro como fuera de nuestro país, una internacionalización que arrancó en los años 60.
Tras esta exitosa trayectoria, el patriarca dio un paso al lado al frente de Ferrovial y cedió el testigo en el año 2000 a su hijo Rafael, que ya ejercía como consejero delegado del grupo desde 1992. Si bien mantendría hasta su fallecimiento en 2008 el cargo de presidente de honor.
Antes de convertirse en el nuevo presidente de Ferrovial, Rafael del Pino Calvo-Sotelo pasó por Cintra, la filial concesionaria del grupo entre 1998 y 2009, y fue testigo directo del debut de la compañía en el parqué español en 1999. La historia de Ferrovial no hubiese sido la misma sin una serie de inversiones que han marcado el devenir de un grupo que se ha convertido en una de las enseñas líderes en infraestructuras a través de sus divisiones de autopistas, aeropuertos o construcción.
Entre ellas, la autopista Bilbao-Behovia en 1968 que supuso entrar en un negocio nuevo; la compra de Agromán (1995) tras la incorporación de España a Europa; la adquisición de la autopista de Toronto ETR 407 a mediados de 1999; la compra de la firma británica de servicios urbanos Amey en 2003 y de la española Cespa y la opa sobre BAA en junio de 2006, gracias a la cual pasó a gestionar el aeropuerto de Heathrow en el Reino Unido.
La internacionalización como seña de identidad
Además de liderar la estrategia de Ferrovial, Del Pino es el principal accionista individual del grupo a través de su sociedad patrimonial neerlandesa Rijn Capital, con la que controla el 20,4 %. En agosto de 2015, la familia Del Pino reorganizó su estructura accionarial Ferrovial, que hasta entonces controlaban a través de sus sociedades Portman Baela y Karlovy.
La compañía ha hecho de la internacionalización su seña de identidad y su facturación en el extranjero suma más del 80 %. Con el foco puesto en Norteamérica, la compañía opera concesiones de autopistas en Estados Unidos y Canadá. Además, es un actor destacado en el sector aeroportuario del Reino Unido.
Tras vender servicios y con un nuevo consejero delegado la compañía inicia una nueva andadura que pasa por el traslado de su sede social a Países Bajos, donde debutará en Bolsa, y a la que sucederá su cotización en Estados Unidos, una decisión que ha generado un enorme revuelo. El grupo capitaneado por Del Pino, que atesorado numerosos premios y reconocimientos a lo largo de su carrera profesional, seguirá manteniendo el negocio y el empleo en España y cotizando en el principal selectivo de la Bolsa.