Catalunya sigue siendo un país con un peso sustancial de la industria que mantiene una evolución constante a lo largo de los años, pero que últimamente mujer muestra del estancamiento de los niveles de productividad que lo alejan progresivamente de su competencia europea. Este es un hecho marcadamente importante si se tiene en cuenta que la productividad explica, en muy buena parte, la expansión y crecimiento de los países porque genera valor a su economía y favorece el bienestar de la población gracias al incremento de los salarios.

Con esta visión, el análisis La industria manufacturera en Catalunya: ¿"Quo Vadis"?, que ha presentado este miércoles la Cambra de Comerç de Barcelona, pone énfasis en cómo es de primordial que la industria manufacturera eleve la productividad. Catalunya muestra una brecha de productividad creciente con respecto a la zona euro entre el 2014 y el 2022. Denota el informe del servicio de estudios de la Cámara que se han estancado los aumentos de la productividad registrados en las últimas décadas, porque el dinamismo mayor de la industria manufacturera en Catalunya se estaría basando en mejoras relativas de competitividad de carácter coyuntural (aumentos más contenidos de los precios energéticos y de los costes laborales).

El responsable del gabinete de estudios de la Cámara, Joan Ramon Rovira, ha argumentado que la industria manufacturera, como motor de la transformación hacia un modelo productivo de más alto valor añadido (adopción de nuevas tecnologías, transición energética, etc.), tendría que revertir esta situación. Para conseguirlo, la industria tiene por delante uno de sus principales handicaps a estas alturas: el reducido nivel de inversión. "Es necesario que haya inversión, tanto en el ámbito privado como en el público", ha manifestado Rovira, y ha admitido que hay una serie de barreras, "que hay que eliminar", que frenan el avance de la inversión.

En este sentido, se ha referido, insistentemente al "capital humano". Muchos sectores no disponen de la fuerza de trabajo adecuada para incorporar nuevas tecnologías y procesos productivos punteros en sus industrias y tampoco invierten en formación ocupacional para mejorar sus capacitaciones profesionales. También ha mencionado las cargas burocráticas y la incertidumbre jurídica, hay que reducir el fracaso escolar, ajustar la oferta educativa a los cambios del mercado laboral, mejorar las infraestructuras críticas, etc.; males que persisten en el tiempo. "Hace falta que entre todos [gobiernos, instituciones, industria..] se cree un marco proactivo para fomentar la inversión productiva (maquinaria, tecnologías, transformación energética...)", sostiene Rovira. El informe claro está: la clave para crecer en productividad es la inversión.

A pesar de todo, el informe muestra cómo la producción industrial y las exportaciones manufactureras de CAT han mostrado un mayor dinamismo en comparación con la zona euro, especialmente a partir de 2022, el inicio de la crisis energética. La cuestión básica es como mantenerlo y no engrasar el gap de productividad que hay respeto de los países de la Unión Europea (UE). Los avances de competitividad en la industria manufacturera (y al conjunto de la economía catalana) en relación con la zona euro se concentran en periodos recesivos, por la vía de una fuerte reducción de las horas trabajadas, señala el estudio.

Mejores perspectivas económicas

El valor añadido bruto (VAB) industrial en Catalunya ha mostrado una tendencia positiva desde el 2022 y ha recuperado los niveles del cuarto trimestre del 2019. Esta evolución favorable contrasta con la de la zona euro, que no se ha mostrado tan resiliente ante el incremento de los costes energéticos.

En términos generales, un segundo informe de la Cambra de Comerç de Barcelona, sobre la coyuntura económica, determina que hay otros indicadores en los cuales Catalunya sí que se comporta mejor que el conjunto de la UE. Especialmente, en los dos últimos años, después de la recuperación postpandemia. Por eso, el gabinete de estudios ha hecho una revisión al alza de las perspectivas económicas para el conjunto de 2024.

La economía catalana crecerá un 3% en 2024 (cinco décimas más del previsto en las proyecciones anteriores) y un 2,4% en 2025 por el dinamismo mayor del turismo, la inversión y el consumo privado durante el primer semestre del 2024. Por lo tanto, Catalunya será una de las economías europeas que experimentará un avance más robusto del PIB, si se tiene en cuenta los pronósticos de otras entidades que -como el BCE- estiman un crecimiento de la zona euro del 0,8% y del 1,3% para en el 2024 y 2025, respectivamente.

Sin embargo, persisten algunos riesgos que podrían influir negativamente los próximos trimestres, entre los cuales destacan: el aumento del precio del petróleo por las tensiones geopolíticas en el Oriente Medio (aunque se vería parcialmente mitigado por la capacidad de suministro adicional de Arabia Saudí y Emiratos Árabes); el enquistamiento de la inflación de los servicios en un contexto de aumentos salariales y la persistencia de tipos de interés elevados más tiempos del previsto, que dificultarían la mejora gradual de la inversión.

Para Catalunya, los factores principales que impulsarán el crecimiento económico los trimestres que vienen serán el consumo privado, el sector exterior y la recuperación de la inversión, gracias a la mejora progresiva de los tipos de interés y al despliegue creciente de los fondos NGEU, según ha expuesto a Joan Ramon Rovira. El dinamismo más intenso del empleo, con un avance del 2,5% y del 2,3% el 2024 y 2025, respectivamente, junto con la recuperación de poder adquisitivo de los hogares y el descenso previsto de los tipos de interés, tendría que contribuir a la aceleración del consumo privado con respecto al 2023.