Los fogones de grandes chefs estatales e internacionales han pasado por las manos del equipo de profesionales del grupo leridano Rull, los ideólogos de las cocinas industriales profesionales que utilizan los 'estrellados' Javier y Sergio Torres en su espectacular espacio Cocina Hermanos Torres, en Barcelona, o el cocinero Jeroni Castell, también reconocido con una estrella Michelin, por su carta en el Restaurante Les Moles, de Ulldecona. Son algunos de los fogones que tienen el sello de la empresa de la familia Rull, con 80 años de experiencia en el sector, y que ahora dan el salto a Madrid, la capital española que también acoge innumerables y reconocidos chefs que quieren "la cocina de sus sueños", con simplicidad, pero tecnológicamente avanzada y que responda a sus necesidades.

"Lo que se hace delante de estos fogones es arte, es un espectáculo" y, como tal, "las herramientas y el atrezo es importantísimo", expone Víctor Rull, tercera generación de la saga familiar y director comercial de grupo Rull. Comenta que cada proyecto es único, especialmente los de los grandes chefs, pero que también trabajan para pequeños negocios de restauración y para particulares. Lo que acaban proyectando puede costar entre 14.000 euros y los 1,8 millones de euros, que corresponden a la cocina mayor que han diseñado, fabricado y montado: la de los Hermanos Torres, en Barcelona.

Aterrizar en Madrid es un paso más en su expansión después de haber alcanzado una masa crítica de clientes en la capital española, donde se establecerán con un equipo de cuatro profesionales, entre técnicos y administrativos, para hacerse responsables de un espacio de exposición (showroom). El crecimiento del negocio esperado es de un 15% anual, sobre los 10 millones de euros facturados en el 2022.

Pero solo por el empuje de la actividad en España, si no porque la cartera de pedidos es internacional, "desde el Caribe, pasando por el Congo o Marruecos". La marca ha desarrollado proyectos para cadenas hoteleras diversas por todo el mundo y está "muy bien posicionada en Francia, allí nuestro trabajo se considera un oficio", explica Víctor Rull. El grupo Rull también está detrás de la infraestructura culinaria de espacios tan emblemáticos como el All in one de Caixabank en Barcelona, el centro de experiencias financieras mayor de Europa, el primer free-standing de La Piemontesa (Alicante), o la reforma del hotel de cinco estrellas Plaza Andorra, entre otros.

"Nuestros proyectos son diseños integrales, que intentamos adecuar a lo que nos pide al cliente", y que van desde la compra del material y los aparatos a su instalación y seguimiento del desarrollo de las obras, hasta el proyecto para la distribución del espacio, al reparto de los flujos de trabajo para reducir los desplazamientos de los profesionales -sean cocineros o camareros-, para minimizar los riesgos laborales, y garantizar las normas de seguridad e higiene de los espacios y los alimentos. Para conseguirlo, la compañía trabaja con los principales fabricantes mundiales de maquinaria y equipamiento para cocinas, como la última máquina japonesa de hielo con formas geométricas diversas, que hace las delicias de los grandes de la cocina estatal e internacional.

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Fábrica del grupo Rull, en el polígono industrial de Lleida / Grupo Rull

Para todo eso, la familia Rull tiene actualmente un centro de fabricación en Lleida, donde hay la sede central, y oficinas en la Vall d'Aran, el Pallars, Andorra y Barcelona. Es de las pocas empresas del sector que se han internacionalizado y "uno de los principales proveedores en España y el mayor en Catalunya". "Nuestro valor añadido, manifiesta Víctor Rull, es dar un buen servicio de proyectos y técnico, a la vez que aseguramos el mantenimiento de las instalaciones en unos negocios que funcionan prácticamente las 24 horas del día y los 365 días del año". Admite que su crecimiento en las últimas dos décadas ha ido acompañado de la explosión de la cocina catalana y española en el ámbito internacional que, en Catalunya, "ha sido muy intenso y tenemos un nivel de instalaciones muy superior al de otras áreas del conjunto de Europa".

Con la experiencia que los avala, comenta Rull, han conseguido hitos como la de trabajar en un montaje de una cocina en un establecimiento de una estación de esquí, con temperaturas en menos 20 grados, o diseñar y montar unos fogones para un chef 'estrellado' que quiso que los quemadores de las cocinas estuvieran colocados en forma de rombo "porque así a la hora de cocinar creía que había menos peligro de quemarse y era más manejable". Y aquí manda el secreto profesional: Víctor Rull no explica ni quién ha comprado la máquina japonesa de hielo, ni quién tiene los fogones romboidales.

De la fregona en las cocinas industriales

El que sí que explica Víctor Rull es la trayectoria de la compañía que creó su abuelo. Cuando menos, curiosa. "Mi abuelo, junto con su hermano, eran vendedores ambulantes de utensilios de cocina antes de la Guerra Civil y, una vez acabada la guerra, decidieron abrir tienda a Lleida. Mi abuelo era el comercial de la casa y así fue como acabó conociendo a Manuel Jalón, el ingeniero que, después de visitar los Estados Unidos, inventó y fabricó la primera fregona en España". Así fue como Buenaventura y Domingo Rull, de Casa Rull, acabaron siendo socios y distribuidores en exclusiva para Catalunya de Manufacturas Rodex, la fábrica que se abrió en 1958, para fabricar fregonas y los cubos de rodillos para escurrirlos. Siguieron con el negocio y la tienda hasta finales de los 80, cuando la compañía se empezó a tambalear y entonces "decidieron centrarse en la línea más industrial", lo que ahora es el grupo Rull. Jalón se vendió Manufacturas Rodex, en 1989, a la multinacional holandesa Curver BV.