El ataque de la CEOE al acuerdo de Pedro Sánchez con el independentismo, especialmente con Junts, de este lunes fue aprobado con la unanimidad con la que Antonio Garamendi se ha acostumbrado a contar desde que fue reelegido hace casi un año. Incluso Foment del Treball, que hace unos días celebraba el acuerdo del PSOE con el partido de Carles Puigdemont, si servía para que las empresas vuelvan a Catalunya, apoyó a la patronal española hasta el punto de que, para que no quedara ninguna duda de que Josep Sánchez Llibre cerraba filas con Garamendi, emitió un comunicado.
El comité ejecutivo de la CEOE, reunido este lunes con carácter de urgencia, aprobó un texto de tres páginas muy duro con la investidura de Pedro Sánchez. Sin utilizar la palabra amnistía, ni mencionar la condonación de la deuda a Catalunya y otras comunidades autónomas, habló de "preocupante situación que vive en estos momentos España" por lo que considera un ataque "a la separación de poderes y a la seguridad jurídica, fundamentos de nuestra democracia". "Entendemos que los acuerdos afectan de forma directa al principio de igualdad entre todos los españoles", añadía, aludiendo a la Constitución.
La patronal considera que se está distorsionando la unidad de mercado, sin explicar cuál es la medida responsable de ello, y remató el comunicado con un mensaje contrario al pronunciamiento de Foment de la semana pasada, celebrando las medidas para que vuelvan a Catalunya las empresas que se marcharon alrededor del 1 de octubre del 2017: "El comité ejecutivo de CEOE ha defendido el derecho de las empresas a decidir en qué lugar desarrollan su actividad".
Foment defiende el traspaso de Rodalies y las acciones para el retorno de las empresas a Catalunya, pero firma la enmienda a la totalidad de CEOE
Las diferencias entre la opinión del accionariado catalán, que ve la amnistía como un mal menor para la reconciliación y el retorno a la normalidad económica en el país, y el español, que en general se lleva las manos a la cabeza con la medida, son evidentes. Y más cuando las organizaciones empresariales catalanas han celebrado los acuerdos para el traspaso de Rodalies o para facilitar el retorno de las sedes sociales de las empresas.
A pesar de estas diferencias, Foment ha dado el visto bueno al pronunciamiento de la CEOE, resignándose así a la línea dura de la confederación española. Sánchez Llibre, vicepresidente de la patronal española y que esta semana tiene más agenda en Madrid que en Barcelona —el miércoles, el primer acto de su think tank en Madrid, con José Luis Martínez-Almeida y Alberto Ruiz-Gallardón, y el jueves, otro por el Corredor del Mediterráneo—, tuvo que hacer equilibrios. El pronunciamiento es lo bastante ambiguo como para que Foment se pueda adherir, y fuentes de la patronal aseguren que no dice nada de la amnistía y que habla del acuerdo de PSOE con Sumar, acuerdo firmado hace tres semanas —reiterar que la reunión de la CEOE de este lunes fue de urgencia— y que ya tuvo respuesta de todas las patronales porque interviene en el diálogo social y pretende incrementar los impuestos a las empresas.
De hecho, Foment ve un texto meramente económico y empresarial, o, mejor dicho, es lo que prefiere remarcar. En su propio comunicado, la patronal catalana "valora positivamente que se pida la estabilidad institucional y la seguridad jurídica como principales objetivos de la política económica española" y añade que es "la receta que Foment considera oportuna para facilitar el retorno de las compañías catalanas", obviando el sutil pronunciamiento en contra de la CEOE.
"Además, Foment se suma al diagnóstico sobre el clima empresarial actual y a la insistencia en la seguridad jurídica y el ordenamiento vigente, así como la defensa de los planteamientos que son fundamentales para los empresarios, como son los que hacen referencia a cuestiones fiscales, de legislación laboral, equilibrio presupuestario, eficiencia de las administraciones públicas y representatividad institucional," añade el comunicado de Foment.
Los equilibrios de Foment y su papel en la CEOE
Sánchez Llibre está haciendo equilibrios con Garamendi desde que su candidata para presidir la CEOE, Virginia Guinda, perdió claramente las elecciones de noviembre del año pasado. El resultado de las urnas envió un mensaje a Foment de que la línea de los anteriores años, de ser la voz discordante en Madrid, si no estaba de acuerdo con las decisiones del directivo vasco presidente de la CEOE, hasta el punto de liderar un sector crítico, no era rentable ni efectiva. Foment no solo perdió las elecciones, sino que vio cómo Garamendi desmontaba el sector crítico y dejaba a los catalanes prácticamente aislados.
Después de las elecciones, Foment ha optado por un perfil bajo. No ha votado en contra, ni siquiera ha levantado la voz, contra ninguna decisión de Garamendi. Y eso que el presidente de la CEOE se lo puesto difícil, por ejemplo cuando regularizó su sueldo o cuando impulsó una modificación de los estatutos para levantar la limitación del presidente a dos mandatos y poder presentarse tantas veces como quiera. Amén a todo.
Este lunes, las nuevas relaciones CEOE-Foment tenían otra prueba, pero la superaron y con nota, a costa de resignarse a la línea dura de Garamendi, muy cercano al PP. Para que no hubiera ninguna duda de que la patronal catalana estaba con la española, construyó un mensaje centrado en la vertiente económica y empresarial de los pactos y en su crítica, a lo cual ayudó un texto queridamente ambiguo que, no obstante, resonó por todas partes como una crítica a medidas como la amnistía.