La Sareb o “banco malo”, la compañía que absorbió los inmuebles y préstamos al promotor de las entidades financieras rescatadas y más afectadas por la crisis financiera de 2008, ha conseguido por primera vez de su creación en noviembre de 2012 reducir a la mitad su cartera de activos tóxicos. La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria ha tardado algo más de diez años en deshacerse de unos 25.400 millones de euros, por lo que parece complicado que antes de 2027, cuando está prevista su extinción, pueda liquidar el resto.
La cartera recibida en origen de entidades como Bankia, Catalunya Banc, Banco de Valencia, o Liberbank ascendía a 50.781 millones de euros y a cierre de junio de este año, se había reducido hasta los 25.396 millones de euros, un 50% según se recoge en el informe semestral de la sociedad pública, que desde 2022 cuenta una participación mayoritaria del Estado (50,1%) tras diluirse la de la banca española al 45,9%.
Hay que recodar que durante su primera década, la banca y algunas aseguradoras han tenido el control mayoritario de Sareb con el 54% del capital social, concentrado principalmente en Santander (22,23%), CaixaBank (12,24%) y Sabadell (6,61%). Pero el Estado, a través del Frob, adquirió en abril del año pasado (tras modificar el Real Decreto 1559/2012 con el que nació) un 4,24% adicional del conjunto de estas entidades para tener el control de la sociedad.
En los últimos dos años, Sareb, que depende del ministerio económico de Nadia Calviño, ha llevado a cabo un importante proceso de reestructuración interna y también ha puesto en marcha un nuevo plan estratégico con el que ha acelerado las desinversiones. Así, tanto en 2021 como en 2022, el banco malo ha reducido su cartera de inmuebles y préstamos en más de un 8% cada año, frente al 3,6% de por ejemplo 2020.
Sin embargo, la empresa que dirige Leopoldo Puig solo tiene cuatro años más para dar salida a los 25.396 millones de euros en activos restantes, por lo que el Estado tendrá que valorar si extiende el plazo. Dicho plazo se marcó en 2012, cuando se creó el banco malo. El mandato era liquidar todos los activos heredados de las cajas y la deuda avalada por el Estado en un máximo de 15 años, que, por tanto, vence en 2027.
Pero la propia Sareb reconoce que hay riesgo de no poder llegar a tiempo, y advierte en su informe semestral que es “esencial que la sociedad pueda cumplir con unos plazos medios coherentes para poder tomar posesión de los activos adquiridos, sanearlos y publicarlos para su comercialización”. Asimismo, destaca que la escalada de precios y de los tipos de interés “podría impactar negativamente en la evolución del mercado inmobiliario”.
Sareb da la vuelta a su cartera
Actualmente, los activos financieros (los créditos y préstamos que la banca concedió a las empresas para invertir en el sector inmobiliario antes de la crisis) son los que menor peso tienen. Suponen un 40% frente al 60% que ocupa ya en la cartera de Sareb los activos inmobiliarios.
La situación se ha revertido en la última década, pues el 78% de su cartera de activos en 2012, cuando nació, estaba compuesta por estos préstamos al sector promotor con garantías inmobiliarias. El banco malo ha conseguido dar la vuelta a su cartera tras acelerar con su estrategia de transformar activos financieros en activos inmobiliarios. Así, su cartera cuenta ahora con más de 217.000 activos, frente a los 198.211 que adquirió de 2012.
La distribución geográfica de los inmuebles de Sareb está concentrada principalmente en tres regiones. En la Comunidad Valenciana, donde se sitúa casi el 22% del total; Cataluña, donde está otro 20,4% y Andalucía (11,5%). Solo aquí están concentrados la mitad de la cartera de inmuebles.
En cuanto a los préstamos fallidos, la Comunidad de Madrid es la que concentra un mayor número (el 22,4% del total) seguido de Cataluña (20,2%), Comunidad Valenciana (16,2%) y Andalucía (10,3%).
El banco malo reduce su deuda un 40%
Para la puesta en marcha de Sareb se requirieron 50.781 de euros de deuda avalada por el Estado, que también vence en el año 2027. En este tiempo, la sociedad ha conseguido reducir su deuda en algo más del 40%, pues actualmente su deuda viva es de 30.352 millones de euros.
Pero aún tiene que amortizar el 60% restante y hay que recordar que desde el año pasado, su deuda impacta en el déficit público tras acatar una orden de Eurostat. La propia Sareb anunció a principio de año que a lo largo de este 2023 prevé reducir en otros 1.000 millones de euros la deuda, lo que supondrá que el importe caiga por primera vez por debajo de los 30.000 millones de euros.
La sociedad sigue cosechando pérdidas
De enero a junio, Sareb perdió 824 millones de euros. En 2022, el banco malo cerró también con unas pérdidas de 1.506 millones de euros y en 2021, los números rojos fueron de 1.626 millones. Desde su constitución, la sociedad ha cosechado pérdidas cada ejercicio y el monto total asciende ya a 9.000 millones.