Banco Sabadell prevé convocar una junta de accionistas el 20 de marzo, la primera desde su regreso a Catalunya, precisamente en el edificio que vuelve ser su social, situado en el número 20 de la plaza Sant Roc de Sabadell, donde también está el Ayuntamiento y la iglesia de San Félix. En realidad, esta no es la primera sede histórica de Banco Sabadell, ni la primera vez que este banco ha estado a punto de desaparecer o ser engullido por otro de mayor dimensión.
Este edificio de la plaza Sant Roc se inauguró el 26 de junio de 1954, pronto se cumplirá 70 años. Banco Sabadell encargó el proyecto al arquitecto Lluís Bonet Garí (Argentona, 1893 – Barcelona, 1993), discípulo de Antoni Gaudí, que diseñó numerosos edificios bancarios –especialmente del desaparecido Banco Vitalicio, incluido el que está en un chaflán del Paseo de Gracia con la Gran Via- y completó otras instalaciones empresariales como las bodegas de Codorniu, en Sant Sadurní d'Anoia (Barcelona), iniciadas por su profesor y pariente lejano Josep Puig y Cadafalch. Al principio de la década de los sesenta, Bonet Garí se integró en el grupo de arquitectos del templo de la Sagrada Familia, del que fue director de obras desde 1974 a 1983.
El edificio de la plaza Sant Roc no fue la primera sede social de Banco Sabadell, pero sí la primera de su propiedad porque, desde su fundación el 31 de diciembre de 1881, habían ocupado unas dependencias, como realquilados, en los bajos del Gremio de Fabricantes de Sabadell. No es extraño que estuvieran en este inmueble porque los fundadores del banco eran miembros del gremio que reunía a los numerosos empresarios textiles locales. Austeros, el banco pasó más de 70 años sin sede propia.
En plena Fiebre del oro, como describió Narcís Oller en la novela costumbrista del mismo título, 127 empresarios textiles sabadellenses crearon un banco para que les facilitara las compras de dos elementos básicos para sus industrias: la energía y las materias primas, que en su caso era el carbón –procedente de Gran Bretaña y Asturias– y la lana que importaban de Argentina. Por este motivo, el banco abrió muy pronto una oficina en Buenos Aires. En aquel momento, era un banco de negocios, utilizado por los industriales para sus operaciones. No se convirtió en un banco comercial hasta la primera década del siglo XX.
Todos sus presidentes están relacionados con linajes empresariales sabadellenses: desde el industrial textil Joan Baptista Corominas Pla, nombrado en 1882, hasta Joan Corominas Vila, su bisnieto, que en 1999 cedió la presidencia a Josep Oliu Creus. Al frente de la entidad se han sucedido apellidos como Oliver, Duran, Cirera, Turull, Molins, Casablancas, Pierre, Nonell, Brutau o Llonch, que forman parte de la burguesía de la comarca del Vallès.
La primera gran crisis se desencadenó en 1926, hace casi un siglo. Un grupo de empleados, liderados por un jovencísimo Francesc Monràs Ustrell (1905-1977), se presentaron en el despacho del director general para advertirlo de que los balances que habían presentado a la junta de accionistas poco tenían que ver con la realidad: el banco estaba a un paso de la quiebra. Los industriales salieron entonces en auxilio del banco y Monràs se convirtió en una pieza clave de su supervivencia.
Huérfano a los 13 años, Monràs empezó de aprendiz en empresas textiles y, a los 15 años, entró en el Banco Sabadell, donde hizo carrera hasta convertirse en director general. Durante la Guerra Civil, fue el administrador del banco, cuando se colectivizó, y en la posguerra lo dirigió hasta el día de su fallecimiento. Su sucesor en la dirección general fue Joan Oliu Pich (1921-1998), padre del actual presidente y artífice de la expansión del Sabadell.
El empresariado local siempre ha acudido en auxilio del banco cuando ha atravesado por dificultades, pero detrás de la vuelta de la sede a Sabadell, después de ocho años en Alicante, hay un motivo de más peso: así se acercan al Govern de Salvador Illa y, por lo tanto, también al ejecutivo de Pedro Sánchez, que es, en última instancia, el que decidirá si la opa y posterior fusión con el BBVA sale adelante o queda en nada. Además, para el gobierno de Sánchez, el regreso del Sabadell ratifica su relato, en el sentido de que han sido capaces de restablecer la normalidad institucional en Catalunya.
El BBVA quita importancia al cambio de sede del Sabadell: "No afecta a la opa". Han creado un equipo para preparar la integración liderado por Jordi Garcia Bosch.
Mientras, el Sabadell continúa su estrategia, desde la ciudad donde nació y con el apoyo del empresario local y, por extensión, del catalán. Las patronales Foment del Treball y Pimec lo han celebrado y auguran que su decusión animará el regreso de más sedes empresariales. Josep Oliu prepara la junta de accionistas del próximo marzo como una exhibición de unidad y con el anuncio de los dividendos para convencer a los accionistas.