El empresario farmacéutico Sergi Ferrer-Salat (Ferrer internacional) y el audiovisual Tatxo Benet (Mediapro) abrieron durante la pandemia dos nuevas librerías en el centro de Barcelona que se han convertido en referentes si bien han perdido mucho dinero en sus primeros años.
Así, Finestres, la librería de Sergi Ferrer-Salat, registró en 2022 una facturación de 1,56 millones de euros, un 85% más que los 847.000 euros del año antes (en un ejercicio incompleto porque no se inauguró hasta abril de 2021). No obstante, que casi duplicara las ventas no impidió que cerrara con números rojos: 869.000 euros en 2022, que son un 9,37% menos de los 958.000 euros de pérdidas del 2021. Todavía no ha presentado las cuentas de 2023.
En el caso de Ona, la librería de Tatxo Benet, en 2022 facturó 849.000 euros, un 5% más de los 807.000 euros del ejercicio anterior. A pesar del ligero incremento de ventas, duplicó las pérdidas al pasar de 432.000 euros (en 2021) a 894.000 euros (en 2022). Tampoco ha presentado todavía las cuentas de 2023.
Los resultados negativos se explican por las elevadas inversiones efectuadas para poner en marcha dos librerías singulares, de grandes dimensiones, en pleno centro de la ciudad. Finestres anotó en las cuentas de 2022 más de 3,2 millones de euros en concepto de pagos por inversiones que se suman a los 1,60 millones del año anterior. Precisamente, con posterioridad a la inauguración de la librería, en el número 250 de la calle Diputación, abrió un año después otro local justo en frente, en el número 249, dedicado a libros de arte, diseño y arquitectura.
Por su parte, Tatxo Benet invirtió más de 1,5 millones de euros en la reforma del local del número 94 de la calle Pau Claris en la que instaló en 2020 la nueva librería Ona. Cuenta con espacios para el arte y actos públicos.
Proyectos personales
Estas dos librerías son proyectos personales de sus propietarios. Llibreria Finestres SL tiene como administrador único a Sergi Ferrer-Salat, que ha invertido en esta aventura mediante su patrimonial Invehic SFS, iniciales que corresponden a su nombre. Y Ona Llibres SL tiene como administrador único a Tatxo Benet, que también actúa a través de su patrimonial Atas Corp.
En el entorno de estos dos empresarios se asegura que no tienen como principal objetivo el negocio –aunque no piensan eternizar las pérdidas– sino la difusión cultural. Tanto Ferrer-Salat como Benet han intervenido muy personalmente en el “concepto” de estas librerías, en las que dejan ver sus obsesiones. Ambas dan mucha importancia a las artes y, en el caso de Ona, solo vende libros en catalán.
Estos dos empresarios aparecen en los rankings de grandes fortunas (en el último de El Mundo, Ferrer-Salat ocupa la posición 189 y Benet, la 258) y es conocida su labor filantrópica. El primero está detrás de la Fundación Ferrer Salat, muy centrada en el mundo de la música, y de la Fundación Ferrer Talent, creada hace tres años para impulsar la carrera de jóvenes promesas del deporte, especialmente de tenistas. Recientemente, adquirió las instalaciones del Club de Tenis Sant Gervasi, situadas en el municipio de Sant Just Desvern, que acogen el Tennis Empowerment Center Carles Ferrer Salat, la escuela de alto rendimiento que lleva el nombre de su difunto padre.
Tatxo Benet inauguró el pasado octubre el Museo del Arte Prohibido, que casualmente es vecino de la librería Finestres, donde se exponen obras censuradas que ha adquirido en los últimos años. También ha colaborado discretamente con el Museo de Lleida a raíz del conflicto por el arte sacro de la Diócesis de Barbastro, como reveló en un libro Albert Velasco, que fue su conservador.
Aún comparte aventuras empresariales con Jaume Roures como la de Suma Llibres, sociedad propietaria de las editoriales Navona, Folch & Folch y Arcadia, que en estos momentos está negociando una integración con Abacus y el Grupo Enciclopedia para salvar a esta última. Además de librero, también es socio de una editora.