La caída de Silicon Valley Bank el viernes y de Signature Bank el domingo puso en alerta a los mercados de todo el mundo, en apenas 48 horas se produjeron las dos mayores quiebras bancarias de Estados Unidos desde la del Washington Mutual en 2008. Lejos de lo que cabría pensar, los problemas se agravaban este miércoles, cuando se conocía que Credit Suisse ya no contaba con el apoyo financiero de su principal accionista, el Banco Nacional Saudí, lo que le deja también al borde de la insolvencia.
La crisis bancaria pisa ahora suelo europeo, lo que ha provocado un auténtico terremoto bursátil. En España, el IBEX 35 se dejó este miércoles un 4,3% en su peor sesión desde noviembre de 2021 y el sector financiero, como no podía ser de otra manera fue el más castigado, con Sabadell y BBVA a la cabeza perdiendo un 10%. Tras cuatro sesiones de infarto, donde la banca española ha perdido más de 24.000 millones de euros, las miradas están ahora puestas en la reunión del Banco Central Europeo de este jueves.
Hace una semana se daba por hecho que subiría los tipos un 0,5% en su lucha por combatir la inflación, ahora, hay dudas. Si lo hace puede ser recibido como un mensaje de fortaleza y si no, se podría pensar que la banca no está preparada o saneada, anticipando una crisis financiera. Entre tanto, Christine Lagarde ya ha pedido a los bancos europeos datos para conocer qué tipo de relación tienen con Credit Suisse, a la que considera una entidad de importancia sistémica, lo que le obliga a tener un colchón de capital más elevado.
Ningún banco español tiene una posición relevante en su accionariado, de hecho, el 25% de su capital está en manos del Banco Nacional Saudí, la Autoridad de Inversión de Qatar, el grupo Olayan y la mayor gestora del mundo, Blackrock. Pese a ello, todas las entidades se han visto muy afectadas, entre otras cosas por el efecto contagio, ya que el suizo se dejó hasta un 30% en bolsa.
Junto a la decisión del Banco Central Europeo, también será clave la respuesta del Banco Nacional Suizo, a quien Credit Suisse ha pedido una “declaración pública de apoyo” y esta ha respondido con un mensaje claro: "inyectarán liquidez si es necesario". Su postura puede ser decisiva para calmar a los mercados, como pasó en Estados Unidos tras la quiebra de Silicon Valley Bank.
El presidente, Joe Biden, comparecía públicamente el lunes para asegurar que harían lo que fuera “necesario” para que la caída del banco “no afectara a otros países”. Así, tanto el gobierno estadounidense como la Reserva Federal (FED) daban acceso a los clientes (principalmente empresas tecnológicas) para recuperar su dinero, lo que devolvió la paz a las bolsas.
Los reguladores también han aplicado el mismo plan en Signature Bank para que sus clientes puedan acceder a los depósitos, aunque los accionistas no han tenido la misma suerte, pues el propio Biden indicó que cuando invirtieron “asumieron un riesgo y cuando el riesgo no les recompensó, perdieron su dinero” porque "así es cómo funciona el capitalismo", apuntaba.
Silicon Valley Bank vivió su momento de gloria con el auge del sector tecnológico, sobre todo durante la pandemia. Esto le llevó a invertir miles de millones de dólares en bonos a largo plazo aprovechando que los tipos de interés eran muy bajos. Pero la FED se adelantó y subió el precio del dinero de manera acelerada para frenar la inflación, lo que le obligó a la entidad a vender antes de tiempo y por menos de lo que compró para poder tener liquidez.
Según los analistas, el banco intentó ampliar capital en 2.250 millones de dólares, sin suerte, el miedo ya se había despertado entre sus clientes, que acudieron en masa a retirar sus depósitos. El jueves 9 de marzo, Silicon Valley Bank se enfrentó a una retirada de 42.000 millones, lo que le dejó con un saldo negativo de aproximadamente 958 millones a pesar de que estaba en buenas condiciones financieras antes de ese día, según un documento del regulador, donde indica que “el retiro precipitado de los depósitos hizo que el banco fuera incapaz de pagar sus obligaciones a vencimiento”, y, por tanto, ser insolvente.
En Signature Bank también hubo fuga de depósitos, pero esta entidad ya estaba bajo presión desde que el mercado cripto colapsara en 2022. No solo cayó en picado el precio de las criptomonedas, también quebraron algunas empresas como FTX, BlockFi o Voyager Digital, lo que le reportó grandes pérdidas.
En Credit Suisse la situación ha sido distinta, el grupo encadena pérdidas y escándalos financieros desde hace diez años, pero lo peor le llegó en 2021, con la quiebra de la financiera británica Greensill, en la que había inyectado 10.000 millones de dólares. El pasado mes de octubre intentó enderezar la situación anunciando una reducción de coste mediante un ajuste de plantilla de 9.000 empleados hasta 2025 (para el que ha reservado unos 530 millones de euros) y la venta de algunos negocios, para centrarse en los que son rentables.
Para financiar esta reestructuración, el banco suizo, el segundo más grande del país, lanzó una ampliación de capital de aproximadamente 4.000 millones de euros mediante la emisión de nuevas acciones. El Banco Nacional Saudí aportó un tercio y se convirtió en el principal accionista del banco con casi el 10% de su capital. Pero desde entonces, su situación financiera no ha hecho más que empeorar condicionado por la volatilidad del mercado desde la guerra en Ucrania y los temores de recesión, según explica en su memoria anual.
Credit Suisse también revela que sus clientes retiraron unos 126.000 millones de euros en depósitos el año pasado, principalmente en el cuarto trimestre, lo que le ha llevado a declarar unas pérdidas de más de 7.300 millones, la mayor desde la crisis financiera de 2008. En su memoria, el auditor (PwC) destaca que la administración “no diseñó, ni mantuvo un sistema de gestión de riesgos eficaz”. Con todo, el presidente del Banco Nacional Saudí, aseguraba este miércoles que no aportará más dinero para apoyarlo, en una entrevista con Bloomberg TV, además superaría el 10% de su capital y no puede a nivel regulatorio.
Por su parte, el presidente de la entidad suiza, Axel Lehmann, aseguraba que no se plantean ayuda financiera por parte del Gobierno y defendía que tienen "unos ratios de capital fuerte y un balance sólido". Algo que apoyaba la Autoridad Suiza Supervisora del Mercado Financiero (Finma) y el Banco Nacional Suizo a última hora del miércoles. "Los problemas de ciertos bancos de Estados Unidos no representan un riesgo directo de contagio para los mercados financieros suizos" además, "los estrictos requisitos de capital y liquidez aplicables a las instituciones financieras suizas garantizan su estabilidad".
En concreto, sobre Credit Suisse indicaban que "cumple con los requisitos de capital y liquidez impuestos a los bancos de importancia sistémica" y si es necesario, "proporcionará liquidez". El varapalo de Credit Suisse ha sido la guinda del pastel para el sector bancario europeo, que estaba en alerta desde el pasado viernes. Los inversores dudan de la estabilidad del sistema financiero, perola respuesta de los reguladores helvéticos y el movimiento de este jueves por parte del BCE podría tranquilizarlos.