Este jueves fue un día importante en las torres negras de La Caixa. Había consejo de administración de Criteria, en el que Isidre Fainé salió reelegido y, con la discreción con la que suele actuar cuando se trata de decisiones importantes, propuso y aprobó el relevo del consejero delegado, Marcelino Armenter, por Ángel Simón.
La llegada del presidente de Agbar a Criteria se producirá el 1 de febrero. Según la nota enviada por el holding de participadas de La Caixa, el cambio pretende “abrir etapa” y “dar impulso al proyecto, con el objetivo de asegurar los recursos económicos que precisará la Fundación La Caixa los próximos años”. De hecho, la organización contará este año con un presupuesto récord de 600 millones para obra social.
Ese es el gran objetivo: asegurar la obra social. Para ello, se le encomendará a Simón que busque nuevas inversiones para lograr ingresos, pero desde un punto de vista continuista. No se espera que dé ningún giro ni cambios drásticos. Criteria se ha estabilizado tras la fusión de CaixaBank con Bankia, los cambios en Naturgy y la venta de Abertis, y toca consolidarlos y que la cartera siga creciendo, en activos –que ya superan los 26.000 millones de euros— y dividendos.
No obstante, sí que tendrá deberes y con cierta urgencia. Con tres nombres propios: Naturgy, Telefónica y Saba. Las dos cotizadas viven movimientos en su accionariado que pueden provocar cambios en su gobernanza, y está por ver en qué posición quedará el grupo catalán. Respecto al grupo de aparcamientos, su venta, que lleva años en la agenda, sigue encallada pese a la oferta de Interparking.
La venta frustrada de Saba
Criteria llegó a un acuerdo con el grupo belga, en noviembre de 2022, para negociar en exclusiva la venta de Saba. Se dio hasta junio del año pasado, pero el plazo venció y la operación no se llevó a cabo. Tampoco se dio por cancelada y en septiembre, Salvador Alemany, presidente de Saba, aseguró que aún estaba encima de la mesa.
Lo cierto es que pocos en La Caixa confían ya en esa vía para vender el grupo de aparcamientos, valorado en unos 900 millones, si bien el precio nunca se dio a conocer. El problema estaba en que uno de los fondos accionistas de Interparking no podía asumir la compra por los niveles de deuda en que se situaba. Todas las partes confiaban en que lo resolvería, pero la solución no ha llegado. Por ello, se da por hecho que una de las principales tareas de Simón será capitanear la búsqueda de un nuevo comprador para los aparcamientos, sea su totalidad o solo una parte, o buscar otra vía para monetizar esta participada que aporta muy pocos dividendos.
Nuevos movimientos en Naturgy
En Naturgy vuelve a haber movimientos. Parece que en la energética que preside Francisco Reynés nunca llega la calma. Tras la entrada de IFM, que no gustó a Fainé por las formas –no fue avisado–, y que provocó que Criteria tuviera que comprar acciones para mantenerse como primer accionista ante el acecho de los fondos, Reynés trazó un plan para dividir la empresa en dos y dar salida a algunos accionistas, como los fondos GIP y CVC. Pero el Gobierno lo frustró y provocó malestar en los fondos, que trataron de forzar a Reynés a aceptar un CEO que le restara poder. No lo lograron. Con el apoyo de Fainé, quien apadrinó en su día su llegada a la antigua Gas Natural, el presidente ganó el pulso, pero se comprometió con los fondos a subir el dividendo y buscarles alguna vía de salida.
Cuando eso aún no se ha producido, aparece Blackrock. El mayor fondo de inversión privado del mundo ha acordado la compra de GIP, por lo que tendrá una participación de más del 20% en Naturgy. El Gobierno, sin embargo, se ha vuelto a poner por en medio y quiere que el fondo pase por el escudo antiopas y, así, poder ponerle condiciones. En medio de este embrollo, IFM sigue comprando acciones y ya ha superado el 15% de Naturgy, situándose muy cerca del umbral para reclamar el segundo accionista. No va a hacerlo, de momento, pero si lo hace puede provocar más movimientos en el consejo, que además tiene que afrontar la transición de GIP a Blackrock.
La Caixa se está manteniendo a la expectativa de los cambios, pero también suponen un riesgo para su posición. Criteria es el primer accionista, con el 26,71%, pero GIP y CVC tienen algo más del 20% y, con IFM, suman cerca de un 56%, por lo que una posible acción coordinada de los mismos puede dejar al grupo catalán en fuera de juego. No hay que olvidar que Reynés, aunque es un presidente ejecutivo y no representa a ningún accionista, es un hombre de Fainé.
El doble papel de Fainé en Telefónica
En Telefónica la situación es compleja. Criteria solo tiene un 2,55%, tras años comprando día a día, y no consta en la CNMV entre los accionistas relevantes. No obstante, Fainé es vicepresidente de Telefónica –precisamente este viernes cumple 30 años en el cargo– en representación de CaixaBank, que heredó la histórica participación de La Caixa cuando era una caja y tiene el 4,88%. Por tanto, entre ambas controla más del 7% y sería el primer accionista antes de la llegada al 9,9% de Saudí Telecom (STC) y la entrada de la SEPI con hasta un 10%.
Son precisamente estos dos hechos los que provocan que Telefónica esté a las puertas de cambios importantes en su gobernanza. Con la empresa pública con este 10%, el Gobierno pretende crear un núcleo duro español en la teleco, con BBVA, CaixaBank y Criteria, que sumarían un 22% de la compañía, ante la irrupción de STC y la posibilidad que sus posibles planes para Telefónica no sean del agrado del Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Pero lo cierto es que las relaciones de estos dos bancos con el Gobierno tampoco son excelentes. De hecho, tienen una guerra por el impuesto al sector bancario. Además, fuentes financieras explicaron que el Ministerio de Economía impulsó el paso de la SEPI sin buscar previamente el beneplácito de los principales accionistas españoles de Telefónica. Tampoco convence, dicho sea de paso, la entrada de STC, que también les pilló por sorpresa.
Con esta situación, La Caixa no ha cambiado su línea, que se basa en dos aspectos: la confianza en la gestión y las líneas estratégicas marcadas por José María Álvarez Pallete, directivo a quien Isidre Fainé valora, y la compra de acciones casi a diario, como muestra precisamente de la confianza. Pero los cambios entre los accionistas mayoritarios, que pasarán de ser Blackrock, BBVA y CaixaBank a la SEPI y STC, provocará movimientos en el consejo. Criteria, por tanto, tendrá que estar atento a ello y actuar para proteger su inversión. El criterio será, siempre, asegurar el dividendo. Ese es el gran reto de Simón.