El comienzo de 2024 está siendo agitado para la industria alimentaria y toda la cadena de valor. En el sector de la distribución, las grandes cadenas de supermercados afrontan un año de dura competencia, con promociones y el agresivo aumento de sus marcas blancas, hasta situarlas en cuotas de récord. Todo ello en un contexto de protestas en el sector primario, donde las principales voces denuncian, entre otras cosas, la poca eficacia de la Ley de la Cadena y los elevados costes de producción. No obstante, a pesar de que muchos productos multiplican su valor desde su origen hasta los lineales, los supermercados no han visto crecer sus márgenes empresariales.
Las cadenas como Mercadona, Carrefour, Lidl, Dia, Eroski, Alcampo o Consum han aumentado las ventas productos de sus propias marcas al calor de la inflación. Solo en los últimos dos años, la cuota total se ha elevado más de cinco puntos, con algunos supermercados llegando a copar el 82% de sus ventas en valor solo con productos propios. De este modo, las sucesivas subidas de precios por la inflación han hecho que la cesta de la compra sea ya casi un 44% de marca blanca a cierre de 2023, según datos de la consultora Kantar Worldpanel.
En esta situación inflacionaria y de elevada competencia por atraer a un cliente cada vez menos fiel a la marca, algunas distribuidoras también han optado por estrategias agresivas que van desde promociones en centenares de productos hasta el veto de algunas marcas, a las que acusan de "aumentos inaceptables de precios". En este último caso, la empresa protagonista ha sido Carrefour con la retirada de productos de marcas tan famosas como Lay's, Pepsi o 7Up.
Guerra de promociones
Respecto a las promociones, la enseña francesa también tomó la delantera anunciando una bajada permanente de precios a 500 productos de alimentación, droguería, higiene o perfumería. Si bien ha sido la compañía en adelantarse a la competencia, la medida no es nueva, puesto que Mercadona ya hizo algo similar el año pasado con una bajada de precio también al mismo número de productos.
Antes de Carrefour, fue Dia la que inició su particular guerra de precios con una medida similar. La cadena decidió en enero, de forma temporal, poner en sus lineales cerca de 200 productos de diferentes categorías, desde frescos, bebidas o conservas, a precios fijos de 1 o 2 euros. Una promoción que duró a penas seis días, pero que abrió la veda para un nuevo ejercicio marcado por la extrema competencia.
Le siguió Ahorramas, con el inicio de su campaña anual denominada 'El genio del ahorro y la fórmula del chollo', a través de la cual, durante dos semanas de cada mes, pondrán a disposición del consumidor ofertas para productos frescos y envasados en casi 300 tiendas y online. Los expertos prevén que las distribuidoras seguirán dando prioridad a esta actividad promocional a lo largo del presente año, estrategia que ya aplicaron durante 2023.
Los precios se multiplican en los lineales, pero los márgenes empresariales caen
Con este contexto, los supermercados siguen aumentando sus ventas en todo el estado, aupados en gran parte por el incremento de precios en productos esenciales como el aceite, la carne, la fruta o las verduras. Sin embargo, los márgenes empresariales de las compañías no están creciendo, sino todo lo contrario, al menos según figura en el último informe del Observatorio de Márgenes Empresariales que elabora el Banco de España junto al Ministerio de Economía y la Agencia Tributaria.
Este organismo se creó el año pasado por parte de la cartera que dirigía entonces Nadia Calviño para vigilar los beneficios de las compañías y buscar una mayor transparencia. Según el último informe publicado, correspondiente al tercer trimestre de 2023 (hasta noviembre), en el conjunto de la cadena agroalimentaria los márgenes sobre ventas siguen recuperándose, pero por subsectores hay diferencias. El estudio refleja la ratio entre el resultado bruto de explotación de las grandes empresas y sus ventas.
En este sentido, mientras que en la agricultura estaría ya en niveles superiores a los anteriores a la pandemia y el de la industria agroalimentaria aún no los habría recuperado. En ambos casos, encadenan dos periodos de aumentos, especialmente la agricultura. ¿Y qué hay de los supermercados? La realidad es que "los márgenes sobre ventas en el comercio de alimentos encadenan dos trimestres de descensos, sin haber podido revertir las contracciones experimentadas durante la crisis energética", destaca el último análisis.
Contrasta así con la subida de precios que se ven reflejadas para el consumidor final, con aumentos que van desde el 17% en algunos productos como el aceite hasta el 880% en casos como el del limón, según figura en el Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos (IPOD) que elabora la organización de agricultores y ganaderos COAG correspondiente al mes de enero. En este sentido, se puede observar como alimentos como la patata (+472%), la cebolla (+395%) o la ternera (+286%) sufren incrementos de precios abultados durante el recorrido de toda la cadena de valor hasta llegar al lineal.
Los agricultores y ganaderos asumen costes de producción como carburantes, energía, fertilizantes y materias primas, además de costes laborales o de alquiler de terreno. Después pasan al eslabón industrial, donde los productos pasan por procesos de lavado, pelado, triturado u otros como la extracción de zumo y grasas, dependiendo del alimento. Algo que también incrementa los costes de los alimentos antes de que lleguen al consumidor final.
Sin embargo, es la distribución (grandes supermercados, hipermercados y tiendas) la que fija los precios finales y también afronta sus propios costes como el transporte, el almacenamiento o manipulación para su venta. En cualquier caso, el aumento de precios hace que la competencia por captar clientes sea cada vez mayor y, por tanto, las estrategias promocionales y el aumento de las marcas blancas seguirá al alza a lo largo de este año.